Gracias a la neurociencia, hoy sabemos que el liderazgo es una habilidad que puede ser aprendida y desarrollada a lo largo del tiempo. En un mundo cada vez más complejo y competitivo, liderar con éxito requiere mucho más que habilidades técnicas y de gestión. A través del entendimiento del cerebro, podemos aplicar conocimientos neurocientíficos y generar hábitos que favorezcan nuestra comunicación, así como relaciones y habilidades emocionales y sociales. Todo esto dará como resultado un liderazgo efectivo en cualquier situación.

Neurociencia y neuropsicología: Una poderosa combinación para el liderazgo

Gracias a los avances científicos, hoy somos capaces de observar en tiempo real, de manera no invasiva, el funcionamiento del cerebro frente a diferentes estímulos. Los electroencefalogramas, las resonancias magnéticas, eye trackers y face-reader han brindado un impulso sin precedentes a la neurociencia, encargada de estudiar el sistema nervioso en general.

En cuanto a la neuropsicología, esta incluye tanto el estudio de la estructura y función del cerebro como la manera en que se relaciona con el comportamiento y la cognición. Con estas herramientas, podemos destacar lecciones importantes y científicas sobre el cerebro en la relación de estímulos y respuestas propicios para las relaciones humanas y, en particular, para el liderazgo. A continuación, compartimos importantes insights de la neurociencia aplicada al liderazgo.

Cuatro neuro-insights de liderazgo

1. Las emociones son contagiosas

Las neuronas espejo son un tipo especial de neuronas que se activan cuando una persona realiza una acción para anticipar las intenciones emocionales de las mismas. Al activarse, recrean en nuestro cerebro la misma actividad que se está produciendo en la persona que observamos. Por lo tanto, siempre y cuando prestamos atención, podemos sentir lo que la otra persona está sintiendo. De esta forma, se nos permite entender mejor sus emociones y sentimientos.

Para un líder, ser consciente de sus propias emociones es ser consciente de la huella emocional que deja en los demás. Aprender a leer las emociones de los demás también le permitirá desarrollar su inteligencia emocional y relacional, así como generar un mayor grado de empatía.

2. Todos mentimos

La mentira es un proceso de autodefensa emocional que busca preservar nuestra energía emocional de una manera inconsciente frente a una proyección pesimista de las consecuencias que podría desencadenar la verdad. La protección puede venir de la falta de confianza hacia uno mismo o sobre quien nos enfrenta.

En la relación jerárquica, si no existe un lazo de confianza, es muy probable que el líder no logre recibir el feedback necesario para tomar decisiones. Por ello, es importante que logre explicar los motivos de sus intenciones y aclarar que tiene un propósito compartido con una visión optimista sobre la mejora continua. Así, el personal se sentirá más motivado a expresarse sin miedo a represalias, confiando en sí mismo y en las intenciones de su líder.

3. El error no es humano

Contrario a lo que nos han contado, para la neurociencia, nuestro cerebro es incapaz de cometer errores, ya que actúa en base a la información que posee. Como una computadora perfecta, si la data que ingresa no es de calidad, la data que saldrá no será la adecuada.

La inteligencia del líder parte de la responsabilidad de entender qué información le falta para tomar decisiones acertadas frente al contexto. La autoevaluación de conocimientos, la evaluación 360° y la gestión emocional forman parte de algunos de los atributos que todo líder debería poner en aplicación para contar con una inteligencia crítica.

4. El 95 % de las decisiones son inconscientes

Esto lo afirman los estudios de Harvard sobre la teoría del pensamiento inconsciente. Ello, debido a que nuestro cerebro funciona como un algoritmo basado en experiencias sensoriales y vivenciales que, ante los estímulos cotidianos y complejos, moldean de forma automática e inconsciente nuestro cerebro. Esta forma de inteligencia intuitiva puede ser muy beneficiosa a nivel personal. Sin embargo, a nivel organizacional, ello puede convertirse en un problema de criterios.

Para mejorar la calidad de las tomas de decisiones y la innovación en una empresa, se debe promocionar una intuición más sistematizada. Para ello, los líderes deben tomar como una función principal de su gestión el desarrollo de talentos y la definición de criterios basados en la cultura, visión, misión y valores tanto organizacionales como de los proyectos.

El rol del neurolíder es entender los procesos cognitivos, emocionales, racionales y subconscientes de los individuos para sacar el mejor provecho de las enseñanzas sobre el cerebro. De esta forma, logrará eficiencia y reducirá la resistencia a los cambios a través de la predisposición de los empleados, siempre cuidando el respeto a los procesos cerebrales de cada individuo.

¿Has implementado estas lecciones de las neurociencias en tu negocio? Cuéntanos tu experiencia.

 *Mauricio Bock es docente de la Maestría en Organización y Dirección de Personas de ESAN. 

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