Durante las últimas décadas, especialmente desde la década de 1990, se ha registrado un crecimiento sostenido de la PEA ocupada. Ese crecimiento ha sido más lento desde 2010.
Durante el período 2004-2015, los datos según sexo nos muestran que mientras la PEA ocupada de los hombres creció a un ritmo anual de 1.7%, en el caso de la PEA ocupada de las mujeres aumentó en 1.9%. Sin embargo, se observa una desaceleración en el crecimiento de la PEA ocupada femenina en el tramo del 2010 al 2015, pasando a un ritmo de 0.8% mientras la PEA ocupada masculina crece en 1.3%.
Según cifras al 2015, la PEA masculina alcanzaba los 8.9 millones de puestos de trabajo, en tanto la PEA femenina llegaba a los 6.9 millones. La brecha laboral supera los dos millones de empleos, manteniéndose esa constante en términos absolutos en los últimos 10 años.
Si revisamos las cifras de empleo formal e informal en la población peruana al 2015, encontraremos que el empleo informal es mayor en las mujeres.
Mientras el 71% de los hombres trabajan en empleos informales, esto ocurre con el 75.9% de las mujeres. Solo el 29% de los varones trabaja en empleos formales, lo cual ya es una cifra baja, pero en el caso de las mujeres llega al 24.1%. La precariedad laboral es mayor en el caso de las mujeres peruanas.
Otra brecha que se mantiene es la de los ingresos, a pesar que en el período 2004-2015 la remuneración promedio de las mujeres aumentó en 96.8% y la de los varones en 63.4%. En el 2015, la remuneración promedio de los hombres fue de S/ 2,832 mientras la de las mujeres de S/ 2,083.
Por otro lado, en las mujeres se observa una concentración en ocupaciones de servicio como vendedoras (25.6%), trabajadoras de servicios (17.8%), empleadas de oficina (8.2%), trabajadoras de hogar (5.3%). Ciertamente las hay en actividades productivas aunque sumando en menor proporción: agricultoras, ganaderas, pescadoras (22.2%); o artesanas y operarias (7.3%). Las profesionales, técnicas y gerentes representan el 13.3% de la fuerza laboral femenina.
El futuro se presenta interesante para las mujeres ejecutivas, augurándose un incremento de la participación de la mujer en cargos directivos en las organizaciones, así como una mayor velocidad en el incremento de sus remuneraciones. Podemos decir esto al observar un aumento en la participación de las mujeres en las carreras universitarias, tanto en nivel de pregrado como en posgrado. Y es claro que a mayor preparación aumentan las posibilidades de asumir cargos directivos y también de percibir mayores remuneraciones.
Mientras el 71% de los hombres trabajan en empleos informales, esto ocurre con el 75.9% de las mujeres. Solo el 29% de los varones trabaja en empleos formales, lo cual ya es una cifra baja, pero en el caso de las mujeres llega al 24.1%. La precariedad laboral es mayor en el caso de las mujeres peruanas.
En pregrado hay una presencia casi igualitaria pues el 51.1% de los estudiantes matriculados son varones y el 48.9% son mujeres. Y en posgrado hay un mayor participación femenina en maestrías y especializaciones, aunque menor en doctorados.
En el caso de ESAN se registra una mayor participación de mujeres en las maestrías en marketing (52%), en organización y dirección de personas (55.8%) y en gestión pública (57.1%). Prácticamente en todas las maestrías hay una tendencia creciente en la participación de mujeres.
El Perú no es ajeno a una tendencia mundial señala por Burke & Richardsen (2016) Women in management worldwide: la presencia de mujeres estudiando en las escuelas de negocio se concentra en áreas de business comunication (64%), recursos humanos (44%), mientras es menor en áreas de logística o finanzas.
¿Considera usted que las brechas de género en Perú se cerrarán en el mediano o largo plazo?
Mientras el 71% de los hombres trabajan en empleos informales, esto ocurre con el 75.9% de las mujeres. Solo el 29% de los varones trabaja en empleos formales, lo cual ya es una cifra baja, pero en el caso de las mujeres llega al 24.1%. La precariedad laboral es mayor en el caso de las mujeres peruanas.
Ph. D. en Administración por la IESE. Máster en Administración de la Información por ITESM. Ha sido directora de la Maestría de Organización y Dirección de Personas, y actualmente es vicerrectora académica en ESAN.