Cuando el e-commerce llegó al Perú, pocas empresas decidieron implementarlo. Recién con la llegada de la covid-19, muchas empezaron a montar sus canales digitales. Pronto descubrieron que este modelo de negocio iba más allá de implementar una página web o contratar un servicio motorizado para el envío de productos. Algunos negocios quebraron por no ser capaces de adaptarse al nuevo escenario y los que tuvieron éxito se han ido profesionalizando cada vez más.

No obstante, los cambios en el mercado han generado en los consumidores más jóvenes la necesidad de recibir los productos adquiridos a través de internet en tiempos cada vez menores. Esta tendencia, conocida como el quick commerce (‘comercio rápido’), apenas está ingresando al Perú, pero es importante entender desde ya en qué consiste y qué pautas seguir para implementarla con éxito en los próximos años.

Antecedentes y beneficios

La generación centennial hoy se encuentra en proceso de inserción en el mercado laboral. Una característica que distingue a este grupo etario de los anteriores es su falta de paciencia, ya que consumen información a una velocidad mucho mayor. Ello puede constatarse en el tipo de contenidos que prefieren consumir a través de las redes sociales: videos o reels bastante cortos y publicados en plataformas muy dinámicas e interactivas como Instagram o TikTok.

El quick commerce surge como una opción que responde a las necesidades de este tipo de consumidores, quienes tienen necesidades que desean satisfacer lo más pronto posible. Sin embargo, sus inicios pueden remontarse al 2013, cuando Amazon empezó a realizar pruebas con drones que luego se usarían para entregar algunos tipos específicos de productos en menos de treinta minutos.

Las entregas rápidas que ofrece el quick commerce forman parte de un proceso de mejora de la propuesta de valor para las empresas que apuestan por él. Recordemos que, durante la pandemia, muchos negocios tuvieron que prepararse mejor para atender un creciente volumen de pedidos a domicilio, sobre todo en el caso de los retailers. En ese sentido, contar con una opción de entrega en menos tiempo que lo habitual aumenta el posicionamiento de la marca.

El principal beneficio del quick commerce es el aumento del valor de la marca, al ofrecer entregas a domicilio más rápidas y en entornos urbanos donde suele registrarse mucho tráfico. Es importante precisar que esta ventaja va ligada al tipo de producto, que debe ser pequeño y fácil de manipular. No es lo mismo trasladar un reloj que un televisor.

Obstáculos y retos

El concepto del quick commerce aún no ha penetrado tanto en la mentalidad de los consumidores peruanos. Si bien el e-commerce ha crecido a un ritmo cada vez mayor desde el inicio de la pandemia, la omnicanalidad también ha persistido en los modelos de negocio. En ese sentido, la posibilidad de recibir un pedido en menos tiempo está limitada, sobre todo, a productos alimenticios, aunque se espera que la tendencia cambie con el ingreso de los centennials a la población económicamente activa (PEA).

Si una empresa quiere implementar una opción de quick commerce, el primer paso es recabar la data necesaria para saber a qué tipo de cliente debe apuntar, según su ticket promedio y los productos que más consume. Recordemos que, si bien los consumidores peruanos suelen buscar ofertas o descuentos, las personas que pagan por una opción de entrega más rápida no les importa pagar un costo adicional, sino que el producto llegue lo más pronto posible porque lo necesitan con mayor urgencia.

Otro factor a tomar en cuenta es el personal encargado del reparto. Si bien puede ser subcontratado, quizás sea mejor que el negocio apueste por incorporar a sus propios trabajadores, ya que se identifican más con la marca y ello puede repercutir de manera positiva en el servicio final brindado al cliente. Asimismo, cabe cuestionarse si será necesario adquirir solamente motocicletas o si también es válido comprar patinetas u otros equipos para facilitar el transporte en distancias más cortas.

Un tercer punto que se debe considerar son los centros de distribución. Por ejemplo, podrían establecerse alianzas con los dark stores, ubicados en puntos estratégicos de Lima, para romper ciertas barreras iniciales y otras que vayan surgiendo en adelante. Una experiencia previa muy conocida fue la de Ripley, que suscribió un convenio con Tambo+ para usar sus tiendas como puntos donde los clientes podían acercarse para recoger sus compras, durante la restricción de movimiento por la pandemia de la covid-19. ¿Piensas implementar este servicio en tu negocio? Déjanos tu opinión.

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