En Octubre de 2009 el SNIP llevó a cabo una exitosa conferencia internacional, con participación de varios gobiernos de América Latina, sobre cómo debe ser un sistema eficiente de evaluación y control de la inversión pública. Concluyó la conferencia el famoso economista Arnold Harberger -además de buen amigo ha sido inspirador de varias generaciones de economistas de la región- hablando sobre los grandes errores que se cometen comúnmente en la evaluación de proyectos de inversión pública. Sin duda, en un momento en que la economía mundial y la peruana se levantan lentamente, el tema de la inversión pública y del SNIP (en inglés "snip" quiere decir cortar o reducir) es candente.
En la conferencia los expositores del Banco Interamericano de Desarrollo y del Banco Mundial destacaron que el porcentaje de inversión descentralizada -vía regiones y municipalidades aumenta cada año, llegando hoy a más de 50%. Al mismo tiempo varios expositores hablaron de la mala calidad de inversiones locales hechas sin controles adecuados. Tenemos que ir al grano del problema: descentralización sin preparación.
Desde que empezó la descentralización en 2002, los gobiernos regionales y las municipalidades no han aumentado sus capacidades de preparación y ejecución de proyectos a la misma velocidad que han aumentado los recursos. Estos provienen principalmente del canon, el 50% del impuesto a las utilidades que pagan las empresas mineras, hidroenergéticas y de hidrocarburos.
Tenemos la paradoja que varias regiones (Áncash, Arequipa, Cajamarca) tienen platas acumuladas en los bancos, porque no pueden hacer suficientes buenos proyectos, mientras que las regiones más pobres del Perú (Huancavelica, Ayacucho, Apurímac y Puno -esta última con la enorme evasión y contaminación de los lavaderos informales de oro) tienen poco o nada.
Además, la Ley del Canon no permite que el dinero para inversiones se gaste en mantenimiento, una prioridad para todas las carreteras del Perú. Si vamos a descentralizar de verdad, tenemos que tecnificar a las regiones y municipalidades. Con una sola medida podemos solucionar varios problemas.
Agrego algo más. El SNIP debe reorientar algo sus evaluaciones para darle más peso a la Ley de Say (Jean-Baptiste Say, pionero economista francés del siglo 18): la oferta crea su propia demanda. Si hacemos una buena pista, ella creará su propio tráfico. Si no hay pista, no hay tráfico. Miren el Midwest de Estados Unidos: buenas pistas, gran producción agrícola. Por supuesto, no hay que exagerar. Pero pienso que hemos estado demasiado principistas: al final, no construimos mucho y nos olvidamos de lo básico, el mantenimiento.