Entre las variables externas que han afectado nuestro crecimiento está la desaceleración de la economía China, la misma que crecería entre 7% y 7.5% en adelante. Como es sabido, esto afecta directamente a nuestras exportaciones, a nuestra balanza comercial y a nuestra cuenta corriente.
Otro variable a considerar es el famoso "tampering", por lo cual EE.UU. dejaría de comprar bonos del tesoro norteamericano, con lo cual se pondría fin a la abundancia de dólares y de capitales que en su búsqueda de mejores rendimientos, aterrizaban en la economía peruana manteniendo bajas las tasa de interés e impulsando el crédito y el financiamiento para las empresas peruanas.
Su anuncio inicial afectó seriamente la entrada de capitales por cuanto los mercados asumieron que el retiro de las compras de bonos sería rápido. Luego, ante anuncios que el retiro de las compras de bonos sería gradual, los mercados se fueron tranquilizando y poco a poco importantes capitales han "retornado". Producto de ello, las tasas de interés han bajado en las últimas semanas y se ha ampliado la disposición de recursos para las empresas peruanas.
Un tercer factor externo que nos juega en contra es que la economía europea no crece y la norteamericana crecerá poco, mejorando en el segundo semestre de este año. Ante esto, es importante tener presente que crecer a tasas de 5% en la actualidad implica crecer más que el resto de países de Latinoamérica y que las economías desarrolladas.
En el frente interno tenemos el problema de la falta de institucionalidad, las trabas a la inversión, los costos de transacción y los sobrecostos que han parado grandes proyectos de inversión. En ese sentido, el gobierno está lanzando una serie de medidas que pretender "destrabar o desburocratizar" las inversiones, esperando que estas medidas impacten en el mediano plazo en nuestro crecimiento potencial y en nuestras expectativas.
Las medidas implican ajustes en el sistema tributario, reducción de sobrecostos, simplificación de trámites realizados a fin de obtener permisos y licencias, estabilidad tributaria para grandes proyectos mineros, entre otras. Uno de los potenciales efectos a corto plazo de estas medidas sería impactar positivamente en las expectativas del empresariado y de los consumidores en general (recordemos cómo en su momento la potencial compra de la refinería de Repsol por parte del estado impactó negativamente en las expectativas de los agentes económicos). En otras palabras, todas las medidas afectarán el lado de la oferta de la economía y no de la demanda.
Por otro lado, en las semanas previas se ha podido leer y escuchar noticias y opiniones muy negativas sobre nuestro crecimiento. Si bien parte de lo que se dice es cierto, hay informaciones contrabandeadas con intereses políticos o intereses y rencillas personales. Por ello, hay que tener cuidado a la hora de analizar datos o noticias. Recordemos que las expectativas negativas inciden de alguna manera en la demanda, el gasto de las familias y en las decisiones de los empresarios.
Otro tema importante ha sido la corrupción en los gobiernos regionales. Esto ha paralizado o desacelerado las inversiones en el interior del país. Los gobiernos regionales "ralentizan" su nivel de inversiones al tener un mayor cuidado; no vayan a terminar en la cárcel. De por si estas inversiones eran lentas., ahora lo son más.
Pensando ya en el crecimiento y desarrollo económico a largo plazo, quiero resaltar lo siguiente. Hace algunos días estuvo visitándonos el profesor James A. Robinson, profesor de Gobierno en la Universidad de Harvard y coautor del libro "Por qué fracasan los países". El profesor Robinson señaló que la estabilidad macroeconómica no es suficiente para sostener un crecimiento a largo plazo. Es necesario gozar de buenas instituciones. En ese sentido, estamos muy lejos de ser un país con buenas instituciones. El estado es débil, clientelista, aún no se institucionaliza el servicio civil y nuestra burocracia es incompetente y corrupta.
El profesor señaló para cambiar las instituciones es fundamental que profundicemos la democracia y que nuestro sistema político sea menos clientelista. Asimismo, dijo algo importante: "Cambia la política y el resto llega". Los partidos políticos en el Perú son clientelistas. Usan el poder para favorecer a quienes a su vez los apoyan. Todos sabemos del uso del carnet y del "apoyo" del partido de gobierno a empresarios que apoyaron su candidatura. El clientelismo genera corrupción. Pero Robinson señala algo muy lógico y coherente. No se puede enfrascarse únicamente en luchas contra la corrupción.
Mientras haya clientelismo, un estado débil y no exista un sistema de servicio civil, la corrupción persistirá. Lo que debemos cambiar es nuestro sistema político, labor que no resulta sencilla por todos los interese creados. Otro tema que comentó el profesor Robinson fue que en el Perú existen muchas barreras para competir debido a la presencia de monopolios y oligopolios (en el sector bancario y en el sector de los fondos de pensiones, etc.).
Conversaba con amigos colombianos que residen en el país hace algún tiempo y me comentaban que unos de los rasgos más sobresalientes del peruano promedio es que siempre ve primero y pondera más los aspectos negativos de las cosas. No deberíamos ser tan pesimistas. Con las medidas del gobierno, la maduración del sistema del servicio civil, y mejores condiciones externas, en los próximos años (a partir del 2015) es probable que volvamos a tener tasa de crecimiento interesantes.
Mientras tanto nuestro crecimiento a largo y muy largo plazo estará sostenido por la acumulación capital, tanto físico (infraestructura) como humano (educación), unido a la tecnología, ciencia e innovación; y la institucionalidad. Lo que me preocupa más es cómo cambiamos nuestra institucionalidad, sobre todo nuestro sistema político, porque es el pilar más difícil de modificar, tal como lo señaló el profesor Robinson den su visita al país.
Además de las medidas que propone James A. Robinson para sostener un crecimiento a largo plazo, ¿qué otras consideraciones se deberían tener en cuenta para hacer frente a la desaceleración de la economía?
Doctorado en Administración y Dirección de Empresas en UCM. Más de 20 años de experiencia profesional en áreas financieras de empresas industriales y de servicios. Director de empresas familiares Profesor de la Universidad ESAN.
Economista. Experiencia profesional en áreas financieras de empresas industriales y de servicios y en asesorías en reestructuraciones empresariales, en evaluación de proyectos, en valorización de empresas, en asesoría en el proceso de compra–venta de empresas, en Implementación de sistemas de planeamiento y control de gestión y cuadros de mando (Balanced scorecard), entre otros. Actualmente asesor y consultor de empresas y director en empresas familiares.
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