La gestión de recursos humanos en el mundo se encontraba en proceso de cambio por la digitalización del trabajo. Sin embargo, la pandemia del coronavirus y las acciones tomadas por el Gobierno en este contexto representan un freno a todas las actividades productivas, lo que afectará el desempeño económico de las empresas, pero será una oportunidad para agilizar el proceso de cambio y encontrar nuevas formas de ser más eficientes.
Entre los aspectos más críticos a repensar, en cuanto a la gestión de personas, resaltan los protocolos de salud y seguridad ocupacional que seguirán los trabajadores cuando regresen a su oficina. Nos referimos al acceso a equipos de protección personal y de medición de temperatura, al uso de tópicos internos y la limpieza del local, entre otros.
Otra cuestión a tomar en cuenta es el diseño de los ambientes de trabajo al término de la cuarentena. Nos referimos a la distancia entre escritorios, al uso de papelería y a los sistemas de ventilación. Al mismo tiempo, habrá que redefinir algunos puestos de trabajo y sus requisitos, así como el proceso de selección y formación del personal.
Un tercer factor a considerar es que la capacitación de los profesionales no puede detenerse. Por ejemplo, pueden obtener nuevos conocimientos mediante los diversos medios virtuales en cursos sincrónicos o asincrónicos. Estos medios no son nuevos, sino que se trabajan desde hace un tiempo, con importantes resultados positivos en el mundo académico y empresarial.
Uno de los desafíos para la gestión de los recursos humanos es el teletrabajo. Desde hace algún tiempo, el Perú ya cuenta con una legislación y reglamentación al respecto. Es lamentable que las organizaciones demoren en asumir esta opción por temores y aspectos culturales vinculados con los antiguos paradigmas relacionados con los trabajadores, cuando se enfatizaba el control sobre la creación de valor.
Los tiempos modernos han dejado en evidencia que muchas de nuestras maneras de gestionar al personal han sido ineficientes. Existen tareas que requieren una atención directa y lo podemos notar en aquellos trabajadores cuya presencia física es imprescindible, a pesar de la cuarentena. Sin embargo, también descubrimos que existe un porcentaje que puede trabajar desde otros espacios.
La clave radica en desarrollar de manera eficaz una administración por objetivos: hay que tener claras las metas a conseguir, los pasos a seguir y las acciones a tomar. Es esencial desarrollar metas SMART: específicas (specific), medibles (mesurable), alcanzables (achievable), relevantes (relevant) y temporales (timely). No se trata de desbordar al trabajador, sino de reconfigurar su forma de trabajar.
En este sentido, el monitoreo y el seguimiento ayudarán a trabajadores y empleadores a lograr mejores resultados. Para ello, las metas deben desagregarse en otras más pequeñas que se revisarán de manera periódica para asegurar su factibilidad. Por otro lado, es importante orientar al personal sobre la organización de sus espacios y horarios de trabajo de manera que las condiciones en que laboren sean las más óptimas.
No debemos olvidar que el contexto actual del país posee una carga emocional muy particular por los aspectos de salud, la proyección económica mundial y el confinamiento obligatorio en que nos encontramos y que afectan a los trabajadores. Ante ello, es importante brindar orientaciones y, en la medida de lo posible, opciones de apoyo para manejar esta tensión que puede afectar el desempeño laboral. ¿Qué otras acciones deben tomarse para potenciar aún más el teletrabajo? Déjanos tu opinión.
En nuestra próxima entrega, compartiremos estrategias para mantener la comunicación y la confianza con los colaboradores en el contexto actual.
Ph. D. en Administración por la IESE. Máster en Administración de la Información por ITESM. Ha sido directora de la Maestría de Organización y Dirección de Personas, y actualmente es vicerrectora académica en ESAN.