Es difícil predecir cuándo llegará la vacuna contra el COVID-19, pero la proyección más optimista es que sea en 2022. Ante ello, es necesario introducir un elemento adicional en la estrategia de lucha contra la pandemia: la creación del primer banco peruano de anticuerpos contra el virus. Estos anticuerpos provendrían de los más de 19 000 pacientes que fueron dados de alta. Ellos se recuperaron al generar, por sí mismos, suficientes anticuerpos contra el virus, los cuales se encuentran en su sangre.
La sangre donada por los pacientes recuperados se dividiría en dos fracciones. Una contendría glóbulos rojos y la otra sería plasma convaleciente, un líquido transparente que contiene agua, vitaminas, minerales y miles de millones de anticuerpos específicos contra el virus. Una sola donación permitiría tratar a tres enfermos y brindar inmunidad pasiva (temporal) a cada uno. En los ensayos médicos donde se usó este plasma, los pacientes tuvieron síntomas menos severos y su recuperación fue más rápida.
Antes de la llegada de las vacunas, era común usar plasma convaleciente en medicina. Hoy, la Johns Hopkins University lidera un consorcio de 57 universidades de Estados Unidos que tratan a más de 14 000 pacientes a través de un ensayo médico controlado, aleatorizado y muy riguroso de plasma convaleciente. En unos meses, el ensayo concluirá y definirá la efectividad del tratamiento, la dosis adecuada, el momento óptimo para el tratamiento, posibles reacciones adversas y la duración de la inmunidad pasiva.
Aparte de Estados Unidos, otros cinco países llevan a cabo diez ensayos de plasma convaleciente en 1600 pacientes y sus resultados se esperan entre junio y diciembre de este año. A su vez, muchos otros países anunciaron el inicio de estos ensayos. Perú debe sumarse a estas acciones cuanto antes y replicar lo hecho por Estados Unidos. Esta medida es urgente por varios motivos:
¿Cómo lanzar de forma rápida el estudio del plasma convaleciente en el Perú? A través de una convocatoria pública a nuestros médicos y científicos para que se pongan la camiseta y se contacten con nosotros mediante Facebook o Twitter para coordinar esfuerzos. Además, necesitamos que las universidades peruanas también asuman el reto, como se hace en Estados Unidos, y se compartan esfuerzos y protocolos.
La iniciativa de Perú con Plasma es sin fines de lucro y sus modestos costos serán financiados con donaciones de la empresa privada. Desarrollaremos una alianza con el Ministerio de Salud (Minsa), EsSalud y clínicas para diseñar los tratamientos experimentales, así como para recibir y procesar a los donantes del plasma convaleciente. El proyecto científico postulará a fondos concursables de Concytec.
Es lamentable observar que la capacidad hospitalaria ya fue rebasada en Loreto, Piura y otras regiones. Para estas zonas, y por la emergencia actual, propongo usar la terapia de plasma convaleciente de inmediato, previa aprobación de los lineamientos básicos y autorización del comité de ética médica. Si fuera necesario, se llevaría el plasma convaleciente todos los días desde Lima. En esta situación límite, el tratamiento podría marcar la diferencia para muchos.
Vale mencionar que toda donación o transfusión de sangre y de plasma conlleva riesgo. El tratamiento podría no funcionar en personas en estado crítico. Además, debe asegurarse la compatibilidad del plasma convaleciente con la sangre del paciente antes de la transfusión. Si una persona recibe el plasma convaleciente en forma preventiva, hay que confirmar si tendría inmunidad. De ser así, no se sabe cuánto tiempo duraría.
Los pacientes que tuvieron o tienen otras condiciones, como hepatitis o sida, no pueden donar plasma, incluso si ya se recuperaron del COVID-19. Además, recalco que todo tratamiento debe ser aprobado por los entes de ética y reguladores médicos del Perú. No todas las personas recuperadas de una infección de COVID-19 poseen los anticuerpos necesarios para calificar como donantes de plasma.
De ser efectivo, el plasma convaleciente permitiría aliviar y mejorar más rápido a los pacientes de COVID-19 y se convertiría en un arma fundamental en la lucha contra este virus. Al mismo tiempo, haría posible manejar cuarentenas futuras de una mejor manera y permitiría controlar la epidemia con más ágil y menos costo. ¿Consideras factible la implementación de esta tecnología? Déjanos tu opinión.
Ingeniero Agrónomo de la Universidad Nacional Agraria La Molina. Doctorado en Genética de Plantas por la University of Missouri-Columbia. Se ha desempeñado como Gerente de Tecnología de Semillas para Enza Zaden (Holanda), una de las empresas de semillas de hortalizas más grandes del mundo. Asimismo, ha sido Director de Operaciones para KeyGene, empresa de innovación en genética de hortalizas (Holanda), Director Científico y Director de Operaciones para China (Beijing) por el Centro Internacional de la Papa. También. ha sido Director de Investigación y Desarrollo de la empresa de biológicos Innovak en Chihuahua, México. En el plano local, ha trabajado para el estado peruano como Jefe del Instituto Nacional de Innovación Agraria – INIA, como Director Ejecutivo de Fondecyt en Concytec, como asesor de la Dirección Ejecutiva del SERFOR, y como Vice Ministro de Políticas Agrarias del Ministerio de Agricultura. Anteriormente fue el Representante País para el Perú del Instituto International Global Green Growth Institute - GGGI. Actualmente se desempeña como Director Ejecutivo del Instituto Tecnológico de la Producción – ITP red CITE.
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