“Digital 2022* muestra que la adopción y el uso de internet alcanzaron nuevos máximos el año pasado. En enero de este año, había 4950 millones de usuarios de internet en todo el mundo, alrededor del 62.5 % de la población mundial. Se trata de un aumento anual del 4 %, equivalente a 192 millones de personas. Mientras tanto, el tiempo promedio diario dedicado al uso de Internet fue de casi siete horas en todos los dispositivos a nivel mundial, un aumento anual del 1 % (cuatro minutos)”.

Gustavo está nervioso en la sala de su casa mientras contempla la hora en su reloj, que le indica que se acerca el inicio de su primera clase como profesor contratado de una universidad. Si bien tiene mucha experiencia como docente, esta es la primera vez que dicta un curso totalmente virtual y no se siente muy cómodo con las plataformas tecnológicas. En el segundo piso, su esposa Mariella está angustiada y pendiente de su celular porque, en la mañana, hizo una consulta por el chat de WhatsApp al grupo de padres de familia del colegio de su hijo y aún nadie le responde. Roberto, el hijo de ambos, camina ansioso y sin parar en su cuarto porque acaba de ser castigado por sus padres, quienes le decomisaron su celular y la tableta. Ahora se siente desconectado de sus amigos y eso le genera estrés.

Esta situación familiar descrita no está lejos de las realidades de otras familias en cuanto al uso y dependencia de la tecnología. Aquí podemos visualizar y entender el tecnoestrés, considerado por algunos expertos como una enfermedad moderna, que consiste en una situación generadora de sentimientos negativos por el rechazo a la tecnología. Puede ser acompañada de algunos síntomas, como irritabilidad, cansancio, angustia y miedo.

Historia y escenario actual

En 1984, el psiquiatra norteamericano Craig Brod definió por primera vez el tecnoestrés en un contexto en que el uso de computadoras ya empezaba a vislumbrarse con gran potencial a futuro y antes de la expansión de Internet como la conocemos hoy. Para el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo de España** existen tres tipos de tecnoestrés: la tecnoadicción, la tecnoansiedad y la tecnofatiga. Como sus denominaciones lo sugieren, el primero se relaciona con la dependencia de la tecnología; el segundo, con la tensión y la ansiedad, y el tercero, con el cansancio y agotamiento mental producidos, como consecuencia de la exposición excesiva a la tecnología.

Según el Informe global sobre el entorno digital 2022, aproximadamente el 62.5 % de personas en el mundo actual usan internet y el tiempo que dedican al día a revisarlo es de siete horas en promedio. Estas cifras van en aumento cada año, lo que nos indica que los casos de tecnoestrés también aumentarán de forma exponencial, no solo por el incremento de usuarios de internet, sino también por los cambios acelerados que se aproximan en el contexto laboral, caracterizados por el uso más intensivo de internet, pero también por la interacción con la robótica y la inteligencia artificial.

Prevención y salud mental

Para prevenir el tecnoestrés, es importante diferenciar el tiempo dedicado a las actividades de negocio y laborales de las dedicadas al ocio. No obstante, aún más importante es incluir en el ocio la actividad física y mental independiente de la tecnología para evitar una saturación. Sin duda, la regulación de la desconexión digital, que también nos permite tener un horario y no ser perturbados más allá de ese tiempo en casos de teletrabajo, también ayudará a prevenir el tecnoestrés. La actividad física, el pilates, la relajación, el mindfulness y otras prácticas de este tipo también nos permitirán sobrellevar de mejor manera nuestra rutina diaria en el contacto con la tecnología.

En la actualidad, es imposible vivir desconectado de la tecnología, pero debemos aprender a convivir con ella de forma equilibrada para no afectar nuestra salud física y mental.

* Oswaldo Morales es docente de la Maestría en Organización y Dirección de Personas de ESAN. 

Si quieres aprender más sobre este tema, participa en la Maestría en Oganización y Dirección de Personas de ESAN. 

Referencias:

* Informe global sobre el entorno digital 2022

** Chavarrías, M. (2022). Tecnoestrés: Así nos afecta la adaptación a la tecnología. elDiario.es.