El crecimiento de la economía ha registrado índices cercanos al 2% en los últimos meses, lo que contrasta con periodos donde incluso llegábamos a tener dos dígitos de variación porcentual interanual. Sin embargo, según el último reporte del Fondo Monetario Internacional (FMI) y como "consuelo de tontos" no estamos tan mal a nivel promedio en la región debido a que varios de nuestros vecinos presentan cifras más bajas al punto de hablar de recesión en algunos casos.
Para evitar llegar a números en rojo y a verdaderos tiempos de crisis, el Gobierno ha venido impulsando una serie de paquetes para reactivar la economía, donde destacan la exoneración permanente de descuentos a las gratificaciones y la mayor disponibilidad en el uso de la Compensación por Tiempo de Servicios (CTS). Ambas medidas apuntan a incrementar el consumo con la finalidad de estimular la demanda frente a la posible demora en la ejecución de los proyectos de inversión pública y la paralización de los proyectos de inversión mineros como es el caso de Tía María o Conga.
Si bien estas iniciativas fueron aprobadas prácticamente de forma en el Congreso y recibieron el respaldo de la población es necesario preguntarse si realmente son necesarias para combatir el problema de fondo (la desaceleración económica).
En mi opinión, la exoneración de descuentos a las gratificaciones y la disposición de la CTS no necesariamente apuntarán a una mayor demanda por consumo. ¿La razón? El agente económico, al tener mayor liquidez por disponer de un mayor monto de CTS o gratificación, no destinará su excedente únicamente en compras. Las personas pueden usar su exceso de liquidez en pre-pagar deuda o ahorrarlo, lo cual es un comportamiento racional y óptimo, pero que no ayuda a combatir la desaceleración vía mayor consumo. Para ejemplificar esto se puede considerar el siguiente caso: si una persona tiene una deuda hipotecaria de largo plazo y dispone de liquidez, en muchos casos le conviene matar los intereses pre-pagando deuda para reducir su cuota o eliminar su obligación crediticia antes que pagar por nuevos bienes o servicios.
En el 2009 se dieron similares medidas económicas que incluso duraron hasta este año. Si se hace un análisis de impacto econométrico, las mismas no necesariamente conllevaron a una mejora en la economía producto de su ejecución. Al contrario, en muchos casos el consumidor puede perjudicarse en el largo plazo ya que se estaría sacrificando una compensación por tiempo de servicios o seguro de desempleo junto a la reducción de sus ahorros con fines previsionales. En el largo Plazo y por un factor de crecimiento exponencial en el tiempo, esa CTS o esa parte de ahorro previsional lo va a necesitar el consumidor para asegurar un mínimo nivel de vida en una edad de retiro.
Finalmente, es necesario mencionar que si bien la inflación no es un problema y está localizada en el rango meta del Banco Central, la situación es muy preocupante a nivel desempeño económico y desempleo. Si hemos tenido conflictos sociales en periodos de bonanza, ahora los problemas pueden exacerbarse por la carencia de recursos destinados al empleo e ingresos de las familias.
¿Usted considera que la exoneración de descuentos a las gratificaciones contribuirá con reactivar la economía?
Ph. D. en Economía, West Virginia University. Maestría en Economía por la Universidad de Alicante. Licenciado en Economía por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Profesor Visitante en Jean Moulin, Lyon- Francia. Ex miembro del comité de la Presidencia de Consejo de Ministros para selección de Jefe del INEI.
Las reservas internacionales netas (RIN) del Perú hasta abril de este año ya alcanzaron un nivel muy superior al 2022. Este monto asegura que el país podrá responder ante retiros inesperados de capitales del sistema financiero.
El Perú y el resto de países latinoamericanos deben tomar medidas para afrontar problemas internacionales, como la guerra entre Rusia y Ucrania, el colapso del Silicon Valley Bank y la inestabilidad política de la región.
La economía peruana cierra el año con un crecimiento muy débil y se prevé que podría no crecer durante el 2023. Sectores como servicios y comercio aportaron mucho durante el 2022, pero es necesario reactivar otros igual de importantes como construcción.