Mientras la sociedad y los mercados continúan adaptándose a la denominada Revolución Digital, muchos auguran la pronta e inminente llegara de la Industria 4.0, también conocida como la Cuarta Revolución Industrial. Estas son las consecuencias que podría traer consigo.
A fines del siglo XVIII tuvo lugar la Primera Revolución Industrial, gracias a la incorporación de la energía derivada de la máquina de vapor en los procesos fabriles. La Segunda Revolución Industrial se desarrolló a lo largo del siglo XIX y trajo consigo diversos cambios técnicos y nuevos elementos como el petróleo y el gas. La Tercera, también llamada Revolución Digital, se dio en el ocaso del siglo XX, y fue inducida por el cambio de la tecnología analógica y mecánica por la digital. Actualmente, cuando aún no hemos asimilado por completo este último cambio, ya se habla de la Cuarta Revolución Industrial, a partir de la industria 4.0.
El término fue introducido por el gobierno alemán para referirse a su estrategia de promoción de la industria, basada en explotar las posibilidades que la interconexión y el intercambio de datos proporciona a los sistemas de fabricación.
Las posibilidades que ofrece el internet, los sistemas ciberfísicos, entre otras alternativas novedosas, dan lugar a lo que se denomina la "fábrica inteligente". Este concepto señala que la propia factoría es capaz de "tomar decisiones" (si es válida la expresión) para que la producción sea más eficiente.
Los sistemas señalados tendrán como consecuencia la producción en masa, pero con carácter flexible, adaptado a las necesidades y deseos de cada cliente. Las máquinas, pues, serán capaces de detectar las necesidades de mantenimiento, mientras que la logística podrá organizarse de forma automática.
Los cambios en los procesos de fabricación se extienden, lógicamente, a todos los servicios que las empresas necesitan (contabilidad, finanzas, asesorías y auditoría) y que luego explotan con sus demás clientes. Puede señalarse el curioso caso de Ross, el robot abogado de una empresa de servicios legales de EE.UU., que está basado en la inteligencia artificial, o los servicios financieros de las empresas Fintech.
Las posibilidades que ofrece el internet, los sistemas ciberfísicos, entre otras alternativas novedosas, dan lugar a lo que se denomina la "fábrica inteligente".
En una economía globalizada como la actual, el desarrollo de la Industria 4.0 supone una serie de retos para las empresas de todos los países. En este punto es preciso recordar que el factor más importante para el éxito de las empresas sigue siendo el capital humano. Por ello, es preciso que se incremente la capacitación y formación de los trabajadores. Desde los directivos hasta los operarios, deben dominar tanto aspectos tecnológicos como de gestión empresarial. Esta nueva era debe saber aprovecharse.
¿Qué oportunidades y desafíos presenta para el Perú la Industria 4.0?
Las posibilidades que ofrece el internet, los sistemas ciberfísicos, entre otras alternativas novedosas, dan lugar a lo que se denomina la "fábrica inteligente".
Es doctor en Economía por la Universidad de Alcalá en el año 2001. Actualmente es consultor del Banco Mundial, miembro de la Comisión Académcia de la Cátedra de Internacionalización de Empresas de la Universidad Nebrija y Profesor Titular de Universidad en la Universidad de Murcia donde imparte docencia en los Grados en Administración y Dirección de Empresas, Máster en Finanzas y Máster en Economía. Además, participa en la docencia del MBA de la Universidad Carlos III de Madrid.
Algunas empresas apuestan más por explotar las novedades del producto o servicio, mientras que otras se enfocan en la experiencia de su consumo. La diversidad de la sociedad asegura la coexistencia de negocios con distintas estrategias.
Una técnica muy efectiva en el Perú y el mundo consiste en diferenciar los productos de una empresa, en base a la forma en que se produce o las causas sociales que defiende. La estrategia de marketing debe resaltar estas características para atraer a los consumidores más sensibles.
Las estrategias de offshoring, aplicadas de forma generalizada en algunos sectores, ahora están en duda, porque las empresas deben encontrar una nueva localización para las distintas fases de su proceso productivo. Este es un nuevo reto que abre opciones a otros suministradores.