Hoy las normas siguen bastante encasilladas. Se han creado cuatro multifondos, todos más o menos con reglas parecidas, con límites de inversión, etc. Al tener muchos moldes parecidos, el resultado será que no habrá mucha diferenciación. Tenemos que pensar en un mundo donde haya más flexibilidad.
Recordemos que los afiliados son sujetos de perfiles distintos, por tanto, el reto radica en ampliar el menú de opciones. La Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) debería permitir a las AFP la posibilidad de crear ocho, nueve o diez fondos, los que sean necesarios y que permitan el ejercicio de la competencia. Concordante a ello, se debe perder el miedo a las inversiones en el exterior porque, a la larga, los mercados externos terminan siendo más eficientes que el local, el cual es pequeño y estrecho.
Actualmente estamos tranquilos porque supuestamente pasamos por un periodo de ganancia económica, pero los ciclos existen y en algún momento vamos a tener un bajón. ¿Qué pasa si tengo toda la plata invertida localmente? Se perdería. En cambio, si la tengo diversificada en el exterior, puedo compensar las pérdidas.
Quedarnos solo en la discusión del tema de precios (comisiones) puede ser un riesgo. Posiblemente voy a tener precios más baratos, pero eso puede llevar a que el servicio quizá no sea el mismo. Hoy, los afiliados necesitan más orientación. Por ejemplo, el trabajador no debería esperar un año antes de jubilarse para preocuparse por su pensión. La gente debería estar hablando de éste no menos de diez años antes de su retiro.
En Estados Unidos, cuando alguien empieza a trabajar, lo primero que piensa es cómo y cuánto tiene que ahorrar para jubilarse lo más pronto posible. Son jóvenes de 20 años, pero en el Perú estamos lejos de ese comportamiento. A eso tenemos que apuntar.
Sobre el futuro del Sistema Nacional de Pensiones (SNP), la opción es una sola. El Estado debe sincerar esta realidad e integrarlo al Sistema Privado de Pensiones (SPP). La solución ya está estudiada y ha sido propuesta por organismos importantes, como el Banco Mundial y la Organización Internacional de Trabajo (OIT). Tiene que haber un componente de solidaridad y, por encima de eso, un componente de ahorros individuales.
El gran reto es que desde hace más de 40 años seguimos con la misma cobertura previsional: el 30% de la Población Económicamente Activa está afiliada a algún sistema pensionario. La única forma de incrementar ese número es mediante una capa de solidaridad y que se obligue al resto a ahorrar para su jubilación. Existe temor por los posibles efectos fiscales, pero podemos estar confiados que, cuando el público le dé valor al aspecto del ahorro personal, no va a querer perder los beneficios.
Lamentablemente, el Estado está dando un mal mensaje al no tomar una decisión sobre el SNP, le está diciendo a la gente: "No te preocupes, si no estás en una AFP, yo te voy a dar la plata sí o sí". El Estado debe decir: "Yo te doy la plata si tú me demuestras que has hecho un esfuerzo personal ahorrando para tu pensión". Cuando surja una cultura de ese tipo, nos vamos a olvidar absolutamente de los costos fiscales, pero, por el momento, nadie está tomando el toro por las astas.
¿Qué medidas se deberían tomar para que más peruanos estén afiliados a un régimen previsional?
El Sistema Privado de Pensiones (SPP) ha sido puesto nuevamente en jaque con la nueva ley promulgada que permite el retiro del 95.5% de los recursos acumulados en la cuenta individual de capitalización (CIC) al momento de jubilarse*. Desde la lógica financiera, ¿cómo impactará ello al afiliado?