La inclusión financiera es el acceso y el uso de los servicios financieros de calidad por parte de todos los segmentos de la población y por todos los tipos de empresas. Asimismo, es un concepto de carácter multidimensional que incluye elementos de la oferta de productos financieros y de la demanda. Sus dimensiones básicas son el acceso, el uso, la calidad y el impacto sobre el bienestar financiero de las familias y las organizaciones.
El uso de instrumentos, como el ahorro formal o los seguros, refuerza la estabilidad de los hogares al aumentar su capacidad de resistencia ante choques económicos. Por su parte, les permite a las empresas acceder a nuevas oportunidades de crecimiento, a través de la inversión en nuevas tecnologías y en capital humano, así como a ciertos productos que les generen liquidez y financiamiento para capital de trabajo e inversión.
Otro aspecto a señalar es que el acceso a servicios financieros de calidad impulsa el aumento de la productividad y la rentabilidad de los negocios y, por ende, su crecimiento y del país. Asimismo, la inclusión financiera contribuye a generar una base de depósitos sostenida y a reducir la dependencia de mercados financieros internacionales, además de reducir la informalidad financiera.
Pese a todas las ventajas que hemos enumerado, el Perú todavía presenta diversas problemáticas para su masificación, las mismas que detallaremos a continuación.
Si bien nuestro país registró un crecimiento importante durante los últimos 20 años, el acceso a los servicios financieros no avanzó al mismo ritmo. Esto es producto, entre otras causas, de la alta informalidad en el mercado laboral, donde el 75 % de la población económicamente activa (PEA) son trabajadores informales, y la alta informalidad en el segmento de microempresas, donde el 50 % del total de negocios no es formal. También es resultado de la falta de conectividad y de servicios financieros en varias zonas del interior.
El acceso a productos financieros permite aumentar el potencial productivo de las personas a través de la inversión en capital humano e innovación.
Otro dato muy significativo es que, al cierre del 2019, solo el 42.2 % de la población de 18 años de edad a más tenía alguna cuenta en el sistema financiero, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Esto impidió que los bonos familiares que aprobó el Gobierno para mitigar el efecto económico de la pandemia en las poblaciones más vulnerables llegaran a todos, por lo que muchas personas tuvieron que acudir a las entidades financieras para cobrarlos.
El acceso a productos financieros (en especial microcréditos) permite aumentar el potencial productivo de las personas a través de la inversión en capital humano e innovación (educación). Además, logra que el crecimiento económico sea más inclusivo y permite a las personas tomar decisiones de consumo e inversión a largo plazo, participar en actividades productivas y hacer frente a shocks de corto plazo.
La inclusión financiera potenciará el desarrollo económico y social de las poblaciones de menores ingresos y más vulnerables del país, al mejorar sus condiciones de vida y potenciar la actividad de las micro y pequeñas empresas (mypes). Asimismo, permitirá incorporar a segmentos de la población usualmente excluidos y ofrecerles acceso a servicios financieros básicos en condiciones adecuadas, a fin de reducir la pobreza. Así también se combaten otros problemas, como la informalidad y el subempleo.
Desde hace una década, el Estado peruano asumió el compromiso internacional de priorizar la inclusión financiera. En el 2014, se creó la Comisión Multisectorial de Inclusión Financiera para diseñar e implementar la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera, aprobada mediante DS no 191-2015-EF.
Esta estrategia se basó en tres pilares: el acceso de la población a servicios financieros, el uso de los productos y servicios financieros, y la calidad de estos. Asimismo, estableció siete líneas de acción que abordaron áreas claves, como pagos, ahorros, financiamiento, seguros, protección al consumidor, educación financiera y grupos vulnerables.
En mayo de este año, se emitió el DS no 112-2021-EF que aprobó el Plan Estratégico Multisectorial (PEM) de la Política Nacional de Inclusión Financiera, que cuenta con un fuerte componente digital y espera impulsar el uso seguro de medios de pago digitales. Otro objetivo es la eliminación progresiva del uso de efectivo en todas las transacciones públicas y privadas.
La meta del PEM para el 2030 es concretar la cobertura total del sistema financiero, que el 75 % de la población adulta posea alguna cuenta y que, al menos, el 43 % disponga de algún crédito con baja probabilidad de incumplimiento. Asimismo, presenta 30 medidas de política, relacionadas con cinco objetivos prioritarios:
Entre las medidas de política aprobadas se encuentra el impulso de programas y planes de educación financiera, las capacitaciones en el uso de herramientas digitales a empresarios y comerciantes, el impulso de productos y servicios financieros inclusivos, la ejecución del Plan de Implementación de la Cuenta DNI y la ejecución del proceso de transformación digital del Banco de la Nación, entre otros. ¿Qué otras acciones son necesarias para impulsar la inclusión financiera? Déjanos tu opinión.
El acceso a productos financieros permite aumentar el potencial productivo de las personas a través de la inversión en capital humano e innovación.
Profesor de los Programas de Finanzas de ESAN Graduate School of Business. MBA por la Université du Québec-Montreal. Máster en Gestión de Riesgos, Universidad Católica San Antonio de Murcia y EALDE. Magíster en Administración por ESAN. The Board of Directors Program, IESE Business School - University of Navarra, Nueva York. Programa de Especialización para Directorios (PED) y Programa de Alta Dirección (PAD) de la Universidad de Piura. Programa de Alta Administración en Banca e Instituciones del Mercado de Capitales (Universidad Católica); Diploma en Dirección Estratégica en Banca (Universidad del Pacífico); entre otros. Economista por la Universidad Mayor de San Marcos.
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