El outplacement es una estrategia clave para gestionar despidos con responsabilidad, apoyando a los colaboradores en su transición laboral. Este artículo explora sus beneficios, tipos y etapas, destacando cómo potencia la empleabilidad, fortalece la marca empleadora y minimiza riesgos. Descubre cómo implementar este proceso y transformar desafíos en oportunidades.
Uno de los aspectos esenciales en la gestión del talento humano es la política de desvinculación laboral por razones de reestructuración o reorganización de personal. Esto implica la decisión de prescindir de un trabajador, es decir, su despido y la consecuente terminación de su vínculo con la empresa.
Como es de esperarse, se trata de una situación muy sensible tanto para el trabajador, que quedará sin su fuente de ingresos, como para la empresa, que deberá gestionar la desvinculación de manera adecuada. En algunos casos, la empresa se limita a remitir una carta de despido y otorgar las compensaciones legales correspondientes. Sin embargo, en otros casos, basada en principios éticos y en su responsabilidad social, la empresa reconoce el impacto no solo financiero, sino también psicológico, que sufrirá el trabajador despedido. Por ello, decide brindarle un apoyo efectivo para que mantenga su nivel de empleabilidad y pueda reincorporarse al mercado laboral lo antes posible.
A esta última estrategia se le conoce como outplacement, reubicación laboral o recolocación laboral.
Se considera que las primeras experiencias de outplacement ocurrieron en la década de 1940, tras la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, fue en la década de 1960 cuando el concepto tomó mayor relevancia, atribuyéndose su origen a James E. Challenger, fundador de Challenger, Gray & Christmas, una consultora de carrera en Chicago, EE. UU.
El outplacement es un programa de recolocación laboral financiado por la empresa en favor de los trabajadores despedidos. A través de este, una empresa externa especializada se encarga de fortalecer y potenciar sus perfiles y competencias, alineándolos con las exigencias del mercado laboral, con el objetivo de facilitar su reinserción y continuidad en el desarrollo de su carrera profesional.
El proceso de outplacement ofrece beneficios significativos tanto para el empleado como para la empresa.
Para el empleado:
Para la empresa:
El proceso de outplacement comprende las siguientes etapas:
Etapa 1: Evaluación y diagnóstico inicial
Esta etapa busca conocer el estado emocional y actitudinal del colaborador, evaluando cómo afronta esta situación sensible e incómoda en su vida. Asimismo, se realiza un análisis detallado de su perfil educativo (grados académicos, títulos profesionales, certificaciones) y de su trayectoria laboral (cargos ocupados, permanencia, funciones y roles desempeñados). También se identifican sus competencias y potencialidades desarrolladas.
Etapa 2: Diseño del plan personalizado de carrera
En esta etapa se establecen los objetivos de reposicionamiento laboral, considerando aspectos como:
Además, se diseña una marca personal fortalecida y alineada con los objetivos establecidos.
Etapa 3: Búsqueda de empleo
En esta etapa, el ejecutivo recibe asesoría profesional y emocional para fortalecer su autoconfianza y seguridad. En el ámbito profesional, se trabaja en:
Etapa 4: Recolocación laboral
Esta fase consiste en la búsqueda integral y sostenida de nuevas oportunidades laborales, tanto por iniciativa del ejecutivo como con el apoyo de la empresa consultora. El objetivo es lograr que el profesional se reincorpore al mercado laboral con mayor confianza, energía renovada y capacidades fortalecidas, asegurando su empleabilidad de acuerdo con los requerimientos del entorno laboral.
Profesor principal, presidente del Comité de Admisión de Posgrado (Doctorado, MBA y maestrías especializadas) en ESAN Graduate School of Business. Asimismo es miembro de diversas instancias académicas y de gobierno, tales como la Asamblea Universitaria, el Consejo Universitario, el Tribunal de Honor y el Comité de Hostigamiento Laboral. Además, es coordinador académico del PADE Internacional en Administración de Empresas.
Doctor en Administración (Ph. D.) y maestro en Administración (M. Sc.) por la Universidad de São Paulo, Brasil. Pasantía doctoral en la Escuela de Graduados en Administración y Dirección de Empresas del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (EGADE/ITESM), Monterrey, México.
El cuadro de mandos integral permite contar con una visión global y en tiempo real de todos los aspectos clave de la empresa en un solo lugar, desde el rendimiento financiero hasta la satisfacción del cliente.
A simple vista, resistencia y resiliencia pueden parecer términos similares o, incluso, sinónimos. Sin embargo, un análisis de mayor profundidad nos permitirá distinguir la diferencia entre ambos.
La planeación, la organización, la dirección y el control son las principales habilidades clave que potencia la Administración en el perfil de los profesionales para ayudarlos a incrementar su eficiencia.