El grado de inversión es saludable porque permite atraer más capitales. Contar con esta calificación quiere decir que en la parte macroeconómica lo hemos hecho muy bien. Son 20 años que hemos manejado el mismo modelo económico y casi todos los presidentes se han dado cuenta que tienen que seguir por el mismo camino, independientemente de su color político.
Pero nos falta resolver algunas brechas en educación, salud, infraestructura y reforma del Estado. Ahora, con el tapering (recorte del estímulo monetario) en Estados Unidos y la esperada recuperación de la economía norteamericana, nos llegará con mayor fuerza la demanda por productos peruanos hacia ese mercado, pero aún tenemos cuellos de botella. Las obras no se ejecutan, lamentablemente.
El Ministerio de Economía y Finanzas ha sido más optimista que el Banco Central de Reserva (BCRP) en cuanto a las perspectivas económicas del país, pero creo que no deberían discutir públicamente porque, como en una empresa, debemos mostrar la mejor cara para que no se pierda la inversión o el cliente.
Sin embargo, el presidente del BCRP, Julio Velarde, tiene razón y es realista, no porque exista en este momento una menor demanda de commodities de China, sino porque la percepción del mercado es que ese escenario ocurrirá en el futuro.
China va a cambiar su patrón de inversión hacia el consumo. Entonces, el Estado peruano tiene que ser como un empresario líder, para buscar esta nueva demanda. Nos hemos quedado en la mamadera de los metales con precios altos y no hemos sabido aprovechar esas condiciones para hacer las bases. El liderazgo debe ser salir ahora de la zona de confort.
Muchas empresas peruanas se han quedado en la tercera generación porque no vieron lo que sufrió la primera. Ahora hay que reorientarnos. El nuevo chino consumirá gastronomía, turismo y servicios, pero aún no podernos sacar adelante el proyecto en el Callao para desaduanar, el teleférico en Machu Picchu o el nuevo aeropuerto en Chinchero. Es un problema de eficiencia de gasto que viene de años atrás.
Por su parte, el Ceplan está desactivado, tiene poco presupuesto, se queda en charlas, mientras que los planeamientos estratégicos de los sectores no están articulados. Al final no tenemos un norte, que sí lo tiene Chile y hasta Ecuador, que tiene más densidad de carreteras que nuestro país.
Hace unos días salió un nuevo mapa de la pobreza del IPE, donde Cajamarca y Ayacucho muestran niveles de pobreza por encima del 50%. Da pena porque hemos invertido mucho en programas sociales y no se han plasmado en reducción de pobreza, ya que el Estado les da pescado, pero no les enseña a pescar. Se trata entonces de un gasto que se ha vuelto permanente y que en el futuro puede convertirse en un forado fiscal.
¿Qué sectores locales pueden aprovechar el cambio de la demanda en China?
Ph. D. en Economía, West Virginia University. Maestría en Economía por la Universidad de Alicante. Licenciado en Economía por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Profesor Visitante en Jean Moulin, Lyon- Francia. Ex miembro del comité de la Presidencia de Consejo de Ministros para selección de Jefe del INEI.
Las reservas internacionales netas (RIN) del Perú hasta abril de este año ya alcanzaron un nivel muy superior al 2022. Este monto asegura que el país podrá responder ante retiros inesperados de capitales del sistema financiero.
El Perú y el resto de países latinoamericanos deben tomar medidas para afrontar problemas internacionales, como la guerra entre Rusia y Ucrania, el colapso del Silicon Valley Bank y la inestabilidad política de la región.
La economía peruana cierra el año con un crecimiento muy débil y se prevé que podría no crecer durante el 2023. Sectores como servicios y comercio aportaron mucho durante el 2022, pero es necesario reactivar otros igual de importantes como construcción.