La corrupción me sonríe, pero yo le pongo cara de palo

La corrupción me sonríe, pero yo le pongo cara de palo

Luego de que el escándalo de corrupción que involucra a la constructora brasileña Odebrecht explotara y alcanzara a presidentes, políticos de derecha, centro e izquierda por igual surge la pregunta ¿Qué nos espera?

Por: Oswaldo Morales Tristán el 10 Enero 2018

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"La corrupción aquí y allá se disfraza de legalidad, la corrupción tiene nombre y se llama impunidad. La corrupción me ha tocado la puerta, mas no entrará, la corrupción me sonríe, pero yo le pongo cara de palo"

Borealara (seudónimo)

Estoy revisando los últimos tuits que aparecen en mi celular. Desde hace un año aproximadamente, cuando el Departamento de Justicia y la Fiscalía de Estados Unidos dieron a conocer las confesiones de los principales directivos de Odebrecht, una megaempresa brasilera envuelta en pagos de coimas, las noticias de corrupción a nivel mundial empezaron a girar en torno a este caso.

El nombre del conglomerado brasilero hace referencia al apellido de un inmigrante alemán que llegó a Brasil en 1856 y cuyos descendientes formaron un imperio de la construcción en Brasil. Su activa participación en grandes proyectos se expandió a toda Latinoamérica además de Norteamérica y África. Hoy la historia de la lucha contra la corrupción es una antes y después del escándalo desatado a raíz de los casos de corrupción con los que se vincula, al incluir proyectos en 11 países de la región además de otros, en diferentes partes del mundo.

Los ya famosos colaboradores eficaces han adquirido un protagonismo inesperado, y de corruptores se han convertido en una especie de verdugos privilegiados que negocian con las esferas de poder.

Siempre se ha atribuido a la cultura latinoamericana y a sus grandes proyectos de infraestructura cierta sospecha de corrupción. Se decía entre empresarios que si se quería ser competitivo en el mercado "había que entrar en el juego" o que los grandes políticos estaban envueltos en estos arreglos. El pago de las campañas políticas, las comisiones arregladas con funcionarios de los comités de licitaciones y las cuentas en los paraísos fiscales no eran algo fuera de lo común. 

Los tentáculos de Odebrecht 

Hoy ya no se trata solo de sospechas o reglas informales que funcionan bajo la mesa sino que se ha comprobado que la corrupción llegaba hasta los más altos niveles de la política latinoamericana, nunca tan democrática e inclusiva irónicamente. Están involucrados presidentes, puestos burocráticos de menor monta, políticos de derecha, centro e izquierda por igual, empresarios ricos, alcaldes provinciales y distritales. Allí dónde una autoridad tenía la facultad de licitar una obra con fondos públicos, llegaban los tentáculos de esta estructura creada exclusivamente para corromper y romper voluntades a cambio de un fajo de billetes o cuentas en bancos internacionales exclusivos. Todo dependía del precio de la autoridad comprometida. 

¿Qué esperar? 

Nuestros países se encuentran en jaque y cercados por las denuncias. Hemos llegado al punto en que no sabemos qué esperar al día siguiente y quién será el próximo personaje involucrado. Los ya famosos colaboradores eficaces han adquirido un protagonismo inesperado, y de corruptores se han convertido en una especie de verdugos privilegiados que negocian con las esferas de poder de turno sobre qué información soltar, cuál guardas a cambio de beneficios carcelarios y protección de su mal habida fortuna. 

¿Y ahora quién podrá salvarnos?, la ya célebre frase del "Chapulín Colorado", héroe interpretado magistralmente por Roberto Gómez Bolaños resume hoy lo que tanto añoramos. Deseamos que aparezca alguien que nos pueda salvar de esta situación difícil, pero lo cierto es que no existe héroe que pueda con tan titánica tarea.

Este escándalo de corrupción nos ha demostrado que la enfermedad comprometía más órganos del cuerpo de los que pensábamos. La pregunta es ahora, ¿estamos aún a tiempo de salvar al paciente o nos encontramos frente a una septicemia generalizada? Por ahora solo tenemos muchas dudas y pocas respuestas. 

Hoy solo quiero repetir la letra de este poema que encontré en internet y que me hizo pensar que aún existe esperanza en nuestros pueblos. 

"La corrupción me ha tocado la puerta, más no entrará, 

la corrupción me sonríe, pero yo le pongo cara de palo...". 

 

Borealara (seudónimo) 

Los ya famosos colaboradores eficaces han adquirido un protagonismo inesperado, y de corruptores se han convertido en una especie de verdugos privilegiados que negocian con las esferas de poder.

Oswaldo Morales Tristán

PhD en Estudios Internacionales de Graduate School of Asia Pacific Studies de la Universidad de Waseda, Japón. MBA de ESAN. Maestría en Economía y Regulación de los Servicios Públicos de la Universidad de Barcelona. Maestría en Derecho Empresarial y Abogado de la Universidad de Lima. Director de Educación a Distancia de ESAN. Realizó estudios de diagnóstico de cultura organizacional y clima en empresas de diferentes sectores, propulsor de la importancia de la cultura organizacional como factor determinante en la estrategia de las empresas. Actualmente trabaja en la incorporación de elementos culturales como herramienta de desarrollo en contextos globales.

 

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