Más del 60 % de la economía peruana se sostiene en los negocios informales y lamentablemente las medidas del plan de reactivación no vienen favoreciendo a las micro, pequeñas y medianas empresas. ¿Qué hacer para cambiar este escenario?
El mayor desafío para la economía peruana en medio de la crisis ocasionada por la expansión del COVID-19 es superar la informalidad imperante en el sector empresarial. Un problema que viene de muchas décadas atrás y cuyas consecuencias hoy evitan el ansiado aplanamiento de la curva de contagios. A su vez, generaría que el plan de reactivación del Gobierno no funcione tan bien como se proyecta.
Se estima que el 60 % de la economía peruana es informal y que afecta, sobre todo, a micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), las cuales brindan trabajo a más del 60 % de la población económicamente activa (PEA). Los trabajadores informales viven de su labor diaria y muchos la realizan en la calle, sin medidas de seguridad ni servicios básicos, lo cual dificulta implementar medidas como el aislamiento.
Para formalizar a estos negocios, debemos partir por entender qué los lleva a seguir ese camino. La formalización implica costos demasiado elevados, frente a los servicios reales que ofrece el Estado. En el escenario actual, este proceso es muy complicado, ya que no se proporcionó desde el inicio una ayuda idónea que, además, fuese identificable o notoria para las mipymes.
Respecto a la economía, su reactivación dependerá mucho de la inversión privada. Por el lado estatal, los planes de estímulo del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) y del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) no son tan impactantes en los sectores a los que apuntan como para ampliar los puntos del producto bruto interno (PBI).
Lo que realmente se espera para reactivar la economía es que llegue la vacuna para quitar las restricciones y que los mismos sectores retomen sus actividades por cuenta propia, con el apoyo de los inversionistas. En ese sentido, probablemente veremos muchas fusiones, adquisiciones y reestructuraciones en el ámbito empresarial del país.
La mejor alternativa sería trabajar con planes más adecuados para las mipymes y que generen un mayor impacto positivo. Un ejemplo es el plan de préstamos, ya que los bancos no suelen brindarlos a estos negocios, pese a tener garantía del BCRP, porque no les resulta rentable. Estos créditos serían muy beneficiosos para tiendas como peluquerías, que no pueden sobrevivir más de 45 días sin clientes.
También, hay qué trabajador en reducir los sobre costos laborales ya que muchas pymes que no son reguladas por Sunafil y despidieron trabajadores desde el primer día de cuarentena Como dijimos, la mayor parte de la fuerza laboral trabaja en sectores de la pequeña y mediana empresa informal. Justamente, hay un análisis del Banco Mundial sobre informalidad basado en costo -beneficio. En él, se aprecia que hay un costo de ser formal por el lado de tributación y un beneficio magro que brinda el Estado aún en pandemia.
En el Perú, la formalización implica costos demasiado elevados, frente a los servicios que ofrece el Estado. Es clave entender este aspecto para combatir la informalidad.
Ph. D. en Economía, West Virginia University. Maestría en Economía por la Universidad de Alicante. Licenciado en Economía por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Profesor Visitante en Jean Moulin, Lyon- Francia. Ex miembro del comité de la Presidencia de Consejo de Ministros para selección de Jefe del INEI.
Las reservas internacionales netas (RIN) del Perú hasta abril de este año ya alcanzaron un nivel muy superior al 2022. Este monto asegura que el país podrá responder ante retiros inesperados de capitales del sistema financiero.
El Perú y el resto de países latinoamericanos deben tomar medidas para afrontar problemas internacionales, como la guerra entre Rusia y Ucrania, el colapso del Silicon Valley Bank y la inestabilidad política de la región.
La economía peruana cierra el año con un crecimiento muy débil y se prevé que podría no crecer durante el 2023. Sectores como servicios y comercio aportaron mucho durante el 2022, pero es necesario reactivar otros igual de importantes como construcción.