Es importante recordar que fue el presidente quien el 14 de febrero dispuso que el Mintra convoque al Consejo Nacional de Trabajo (CNT) para evaluar el incremento de la remuneración mínima vital (RMV). El 6 de marzo se analizó un informe técnico en el CNT relativo al mismo,  pero no hubo consenso entre los representantes de los empleadores y de los gremios sindicales. Esto no es novedad. Desafortunadamente y en temas de relevancia nacional, nuevamente no se ponen de acuerdo.

Luego se dijo que el 15 de marzo se tomaría la decisión, pero no pasó nada. Ahora lo que toca es que el Poder Ejecutivo decida. No es un buen momento por el ruido político en torno a la vacancia presidencial pero no nos sorprendería que ocurra.

¿Una decisión viable?

Toda decisión debe contar con un sustento técnico y no perder de vista que el Producto Interno Bruto (PBI) del Perú creció 2.5 % el 2017, tiene más del 70 % de informalidad laboral y una inflación de 1.4 % el año pasado. 

Según datos del diario El Comercio, un incremento en la remuneración mínima vital beneficiaría potencialmente a poco más del 2 % de la población económicamente activa (PEA) ocupada a tiempo completo. Se añade que poco más de 100 000 empleos pertenecen a micro o pequeñas empresas y enfrentarían una mayor probabilidad de pasar a la informalidad. Esto es contundente, si sube la valla existirían mayores incentivos para escudarse tras las sombras.

De acuerdo a lo señalado en un documento de trabajo del Banco Central de Reserva (BCR) elaborado por Nikita Céspedes y Alan Sánchez en 2013, un incremento de 10 % de la RMV generaría una caída de 2,5 % del empleo formal. Hay que advertir además que, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en 2017 el empleo formal cayó en 2.8 % sin aumento de la RMV.

Es más, el INEI acaba de publicar cifras indicando que el desempleo en Lima Metropolitana en el trimestre diciembre 2017 a febrero de 2018 ha alcanzado el 8 %, cifra superior en 4.6 % en comparación con el mismo trimestre pero del año 2017.

Un poco más de 100 000 empleos pertenecen a micro o pequeñas empresas y enfrentarían una mayor probabilidad de pasar a la informalidad.

Los datos objetivos demuestran que no es el momento de aumentar la RMV. En todo caso si se decide hacer este incremento de manera "moderada", como lo señaló Kuczynski, se debería considerar como variable a la inflación, la misma que fue de 1.4 % en el 2017. Si se considerara el incremento acumulado de los precios desde el 2016, último aumento de la RMV, este asciende a 4.6 %, lo que en cifras, según el diario El Comercio, se traduciría en un incremento de 40 soles a la actual RMV. El problema es que 40 soles no son atractivos políticamente pues el ex presidente Ollanta Humala subió la remuneración mínima vital en 100 soles la última vez.

En caso de que se ejecute el aumento debe evaluarse la manera para que esta decisión no impacte tanto en los microempresarios formales, quienes usualmente se encuentren con un pie en la formalidad y otro en la informalidad. Una opción sería un aumento diferenciado pues no es lo mismo incrementar una determinada cantidad para una gran o mediana empresa que hacerlo para una pequeña, tampoco genera el mismo impacto si la empresa opera en Huancavelica, Ayacucho o en la selva peruana.  

Esperamos que se evalúe bien la decisión, de manera técnica y no se caiga en el populismo que tanto daña al país.