El contrato en el derecho corporativo es una herramienta clave para regular distintas relaciones y transacciones en una organización. Por ello, es importante tener en cuenta algunas pautas básicas para elaborarlo con mucha claridad y precisión.
El derecho corporativo tiene un rol fundamental en las relaciones empresariales porque brinda un marco legal que permite gestionar muchos aspectos relacionados con el devenir de las compañías. Ello abarca su formación y estructuración, pasando por su cumplimiento normativo, su transformación e integración con otras compañías y la externalización de sus actividades, hasta su extinción o el cese de las mismas.
Los contratos constituyen acuerdos entre las partes que establecen derechos y obligaciones, y brindan seguridad jurídica a los intervinientes para evitar conflictos. Al celebrar un contrato bien negociado y redactado, las partes tienen claras las reglas de juego, lo que facilita la realización de negocios, alianzas y crecimiento empresarial. Asimismo, se evitan malentendidos y ambigüedades que luego conducirían a litigios.
Un contrato con cláusulas imprecisas genera malentendidos entre las partes. Por ejemplo, una puede pensar que la otra está obligada a ejecutar una prestación a su favor, cuando ello nunca se especificó. No solo se resiente la relación comercial, sino también con los proveedores, quienes preferirán no trabajar más con una compañía que suele tener conflictos legales por descuidar la redacción de sus contratos. En pocas palabras, disminuye la reputación empresarial y, con ella, las oportunidades de negocio.
Por estas razones, el elaborar un contrato, es necesario contar con el asesoramiento de especialistas para analizar todas las aristas del derecho involucradas. Por ejemplo, un contrato por la prestación de servicios contables no solo implica establecer cláusulas respecto al tipo de pago o retribución, las obligaciones de las partes y el plazo para completar el servicio, sino también la posibilidad de que se aplique la normativa actual sobre tercerización y el posible impacto tributario.
El diseño de contratos ha cambiado con el paso de los años. Hoy contamos con diferentes herramientas digitales, basadas en tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial (IA), que facilitan la redacción de contratos más sencillos y con un formato predeterminado, como los de arrendamiento.
No obstante, existen contratos más complejos relacionados con la compra-venta de un bien, un acuerdo de fusión o de reestructuración empresarial, entre otros casos. Estos requieren un análisis más exhaustivo y dedicado, también con el apoyo de abogados, para verificar su impacto en las distintas áreas del derecho.
Para concluir, comparto tres pautas básicas para elaborar un contrato claro y preciso. La primera recomendación es establecer su objeto, es decir, el asunto a tratar. La segunda consiste en determinar las condiciones contractuales del vendedor, el comprador, el precio, el bien, las penalidades, etc. La tercera es archivar los antecedentes, es decir, los puntos abordados en las reuniones previas, a fin de evitar conflictos legales por suposición de obligaciones. ¿Qué proceso sigues tú para elaborar tus contratos? Cuéntanos tu experiencia.
Los contratos más complejos requieren un análisis exhaustivo y dedicado para verificar su impacto en las distintas áreas del derecho.
Abogado y magister en Derecho del Trabajo y la Seguridad Social por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Miembro de la Sociedad Peruana de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Socio del Estudio Muñiz, Olaya, Meléndez, Castro, Ono & Herrera Abogados.
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