Las fintech son una de las novedades financieras de estos tiempos, estas se soportan en tecnologías modernas para otorgar préstamos, vender seguros, ofrecer comparadores financieros y de depósitos, funcionar como plataformas de financiamiento participativo (crowdfunding), vender facturas (factoring), realizar el cambio de divisas, etc. En fin, está disponible un gran abanico de posibilidades de servicios.
Los grandes clientes de las fintech son las pymes, los consumidores insatisfechos con la banca tradicional y las personas excluidas del sistema financiero. Según la Asociación de fintech del Perú, el 67 % de estos clientes les presta servicios a empresas formales, por lo tanto, el desarrollo de fintechs contribuye a la bancarización de nuestra economía.
La respuesta de la banca tradicional hacia este fenómeno está siendo agresiva y hay una adaptación rápida. Algunos bancos están comprando fintechs que podrían significar una amenaza, otros están optando por tener centros de innovación que les permitan desarrollar startups internas, mientras que otras entidades están formando alianzas con fintechs para acercarse más a un nuevo tipo de consumidor. Ejemplos incluyen plataformas para desarrollar operaciones de pago (Yape del BCP) y compra/venta de monedas.
Según la Asociación de Bancos del Perú (Asbanc) (2019), a nivel Latinoamérica, Perú destaca en la región en lo relacionado con crecimiento de fintechs. El crecimiento en el número de fintechs entre los años 2017 a 2018 fue de 256 %. Se espera que este año sigan apareciendo nuevos actores en este mercado y se consoliden algunos jugadores locales.
Sin embargo, si bien esta industria está expandiéndose aceleradamente, este sector aún es incipiente, ya que cuenta con poca capacidad de financiamiento, limitada capacidad para captar talento, poca credibilidad de los modelos de negocio, pocos volúmenes de facturación y una escala aún pequeña de los emprendimientos.
Debe anotarse que existen algunas limitaciones para que esta industria se siga desarrollando: no hay una regulación que facilite el desarrollo de la industria, con procedimientos ágiles que reduzcan los costos de transacción; hay un importante número de personas no bancarizado (41 %, según Apoyo) y los hábitos de los consumidores peruanos, los cuales aún tienen preferencia por el efectivo y las visitas a las oficinas de los bancos. Debe anotarse que los potenciales clientes de las fintechs deben tener muy en claro los costos involucrados en los servicios que ofrecen, que incluyen intereses y comisiones.
Viendo el panorama desde una perspectiva optimista, considero que existen grandes oportunidades de crecimiento para las fintech, sobre todo, porque el Perú tiene una población importante aún sin bancarizar. Sin embargo, creo que estas empresas también van a tener un arduo trabajo para permitir que la población adopte estas nuevas tecnologías, dejando de lado el efectivo para pasar a la plataforma digital. Por eso, es necesario que esto se trabaje de la mano con la confianza y la satisfacción para que las fintech se sigan expandiendo en nuestro país. El rol del Estado en desarrollar la confianza en este sector es crucial, lo que incluye la definición de un marco legal moderno y que incentive el desarrollo del sector.
Consultor activo en empresas del sector minero, transporte y servicios. Ph. D. en Administración con especialización en Finanzas de Cornell University, New York. MBA por University of Toronto, Canadá. MBA por ESAN. Ingeniero de Sistemas de la Universidad Nacional de Ingeniería. Profesor de la Maestría en Finanzas.
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