En este artículo, se desarrollarán los conceptos generales alrededor de la gestión de capital de trabajo. En posteriores artículos, se explorarán temas más específicos relacionados con la gestión de capital trabajo, como la estimación de las necesidades de su financiamiento y los cambios al respecto, como consecuencia de un incremento del nivel de actividad.
El capital de trabajo es una métrica contable que busca aproximar la capacidad de una empresa para cubrir sus obligaciones a corto plazo con sus activos a corto plazo. En un plazo menor a un año, los activos de corto plazo, también llamados corrientes, deberían convertirse en efectivo. Incluyen, por ejemplo, el efectivo, las cuentas por cobrar comerciales y las existencias. Los pasivos de corto plazo, también llamados corrientes, deberán pagarse en un año. Incluyen, por ejemplo, las cuentas por pagar comerciales, la porción corriente de la deuda de largo plazo y los impuestos por pagar.
Por lo tanto, se tiene que Capital de trabajo = activos corrientes − pasivos corrientes
La gestión del capital de trabajo permite que las empresas cuenten con suficientes activos corrientes para cubrir sus pasivos corrientes. En otras palabras, la empresa estará en capacidad de hacer frente a sus obligaciones de corto plazo. En caso de no ser capaz de afrontar estas obligaciones, la empresa puede tomar las previsiones necesarias para hacer frente a estos posibles problemas de liquidez. Es así que, al anticipar posibles déficits de efectivo, se le dará estabilidad al flujo de efectivo y podrá optarse por la mejor alternativa de financiamiento.
La gestión del capital de trabajo también facilita las operaciones diarias de la empresa. Por ejemplo, se puede optar por una gestión de cobranza que asegure los ingresos de efectivo, contar con inventarios de materia prima que faciliten una continuidad en el proceso productivo y pagar de forma oportuna las obligaciones operativas.
Para mejorar la gestión del capital de trabajo, se recomienda reclasificarlo en dos grandes categorías: el capital de trabajo operativo (en adelante, CTO) y el capital de trabajo no operativo (en adelante, CTNO). La subdivisión del capital de trabajo en estas dos categorías permite mejorar el análisis financiero de la empresa, ya que ayuda a entender mejor su liquidez y eficiencia operativa, y mejorar la toma de decisiones, ya que la gerencia puede centrarse en los activos y pasivos que afectan de manera directa las operaciones diarias.
Las partidas que comprenden el CTO incluyen los activos y pasivos que tienen relación directa con las operaciones diarias de la empresa. Por ejemplo, los activos corrientes operativos incluyen el efectivo, las cuentas por cobrar comerciales (relacionadas con las ventas de bienes y servicios) y los inventarios (materia prima, productos en proceso y productos terminados). Asimismo, los pasivos corrientes operativos incluyen las cuentas por pagar comerciales (relacionadas con los proveedores de bienes y servicios), los impuestos por pagar (impuesto general a las ventas e impuesto a la renta) y las remuneraciones por pagar.
Para toda empresa, es muy importante mantener un CTO positivo. Ello evidenciaría que podrá cubrir los requerimientos de efectivo de sus operaciones diarias sin problemas. Asimismo, debe anotarse que una variación en el nivel de actividad de la empresa (aumento en las ventas) causará una variación en el CTO que también tendrá que financiarse. Así, un aumento en el nivel de actividad (ventas) determinaría un incremento en las cuentas por cobrar comerciales, los inventarios y las cuentas por pagar comerciales, lo que determinaría una variación en el CTO.
Por su parte, el CTNO incluye los activos y pasivos corrientes que no tienen relación directa con las operaciones diarias de la empresa. Entre los activos corrientes no operativos, se incluyen, por ejemplo, las inversiones de corto plazo en títulos valores y las cuentas por cobrar al personal. Los pasivos corrientes no operativos incluyen, por ejemplo, la porción corriente de la deuda de largo plazo, las cuentas por pagar por la compra de equipos y los dividendos por pagar a los accionistas.
Es así como un incremento en el nivel de actividad de la empresa no se reflejaría de forma necesaria en una variación en el CTNO. Asimismo, existen casos en los que el CTNO es negativo, lo que no constituye un problema mayor, siempre y cuando el CTO lo compense. Esta situación se presenta, por ejemplo, cuando la porción corriente de la deuda de largo plazo es significativa, ya que existen pocos activos corrientes no operativos. En resumen, el capital de trabajo operativo es esencial para las operaciones diarias, mientras que el capital de trabajo no operativo abarca elementos que no tienen relación directa con la actividad principal del negocio.
La gestión del capital de trabajo es fundamental para la gestión financiera y operativa de una empresa. Su adecuada gestión es clave para mantener la liquidez y la continuidad operativa, y asegurar la sostenibilidad de una empresa. Además, permite reducir los costos de financiar los déficits temporales de efectivo y soportar el crecimiento en el nivel de actividad de la empresa con un adecuado nivel de capital de trabajo. ¿Cómo gestionas tu capital de trabajo? Cuéntanos tu experiencia.
La adecuada gestión del capital de trabajo es clave para mantener la liquidez y la continuidad operativa, y asegurar la sostenibilidad de una empresa.
Consultor activo en empresas del sector minero, transporte y servicios. Ph. D. en Administración con especialización en Finanzas de Cornell University, New York. MBA por University of Toronto, Canadá. MBA por ESAN. Ingeniero de Sistemas de la Universidad Nacional de Ingeniería. Profesor de la Maestría en Finanzas.
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