Durante el pasado gobierno de Ollanta Humala se implementaron dos herramientas para contribuir a la formalización de la economía: el dinero electrónico y el factoring. La primera tiene como objetivo que más personas usen los canales electrónicos para sus transacciones. Por su parte, la segunda busca dar liquidez a las empresas, sobre todo a las más pequeñas.
Como parte del control de calidad del trabajo docente realizado en la Maestría en Finanzas y Derecho Corporativo de ESAN, la cual dirijo, decidí formar parte del jurado de varias tesis. Con gran sorpresa descubrí que el factoring y el dinero electrónico fueron temas investigados por dos equipos de tesis y, en ambos casos, el enfoque fue investigar si ambas iniciativas pueden ser herramientas útiles para fortalecer a las pequeñas y micro empresas (pymes).
Dinero electrónico
Hace años fue presentada al mercado como la herramienta que dinamizaría el sector microempresario, gracias a la seguridad que otorga el hecho de no tener que cargar dinero para hacer transacciones. En esa línea, la normativa permite que las personas que realicen transacciones por menos de 4 000 soles al mes no requieren tener una cuenta bancaria y, por ende, están sometidos a un régimen especial del Sistema de Prevención de Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo (SPLAFT).
En la informalidad, los microempresarios no tienen cuentas bancarias y la mayoría de sus transacciones se lleva a cabo con dinero en efectivo, incluso pagando tasas de interés muy altas.
La investigación descubrió que ese umbral monetario es una barrera de acceso para el sistema de dinero electrónico porque los microempresarios realizan transacciones por montos superiores. Como consecuencia del hecho que van a superar ese límite, el temor de los microempresarios es que al tener una cuenta en el sistema financiero que dejará rastro de sus movimientos, la Sunat podría fiscalizarlos de mejor forma.
Factoring electrónico
En la investigación quedó claro que esta herramienta no sirve para el microempresario, quien prefiere mantenerse en la informalidad a pesar de que ello signifique vender menos porque se limitan a realizar sus transacciones fuera del sistema financiero. En la informalidad, los microempresarios no tienen cuentas bancarias y la mayoría de sus transacciones se lleva a cabo con dinero en efectivo, incluso pagando tasas de interés muy altas.
La ministra de Economía y Finanzas, Claudia Cooper, ha declarado a la prensa que el sistema tributario especial para la microempresa no había dado los resultados esperados y las investigaciones antes indicadas lo confirman. Por esta razón, creemos que es tarea del Ejecutivo seguir pensando de qué forma integramos a los microempresarios a la economía formal.
En la informalidad, los microempresarios no tienen cuentas bancarias y la mayoría de sus transacciones se lleva a cabo con dinero en efectivo, incluso pagando tasas de interés muy altas.
Director de ESAN Business Law. MBA con mención en finanzas de ESAN. Abogado de la Universidad de Lima. Gerente General de La Fiduciaria S.A, empresa líder de servicios fiduciarios en el Perú que cuenta con el respaldo de Credicorp, Interbank y Banco Sudamericano. Experiencia local e internacional en la alta dirección de empresas, experiencia en diseño e implementación de proyectos y desarrollo de estrategias empresariales.
Los problemas de corrupción son habituales en el desarrollo de obras públicas en el Perú y esta situación puede darse con las actuales condiciones del programa Arranca Perú. Para evitar ello, los fideicomisos se presentan como una solución, pero se requieren algunas condiciones previas.
El mercado de capitales peruano está a un paso de implementar los cambios necesarios para su despegue y que se convierta en un verdadero instrumento de desarrollo para personas y empresas, como sucede en otros países. A continuación, un análisis de las acciones pendientes para tener un mercado de capitales desarrollado en favor de la economía nacional.
El fideicomiso empieza a desarrollarse en el Perú hacia el año 2001, cuando los bancos comienzan a verlo como una herramienta para mejorar las garantías de crédito. Recordemos que en aquel entonces todavía nos encontrábamos en un período recesivo y los bancos querían reestructurar compañías utilizando una herramienta que les dé mayores ventajas. Es así como empezaron a utilizar el fideicomiso.