Las medidas tomadas por el Gobierno peruano para frenar la expansión del COVID-19 en el país han repercutido de distintas maneras entre las empresas del sector retail. Si diferenciamos entre negocios tradicionales, modernos y online, es evidente que los últimos han sido más favorecidos, pero el escenario podría cambiar aún más al final de la cuarentena. ¿Estaremos preparados para cuando ello ocurra?
Quiero iniciar este artículo con un reconocimiento a todos los "héroes silenciosos" que nos abastecen, atienden y ayudan durante este período: cajeras, reponedores, almaceneros, choferes y ayudantes. Calladamente, aceptaron el empoderamiento que la crisis les otorgó y lo cumplen con creces. A futuro, ello representará un potencial inmenso para toda organización.
Asimismo, resalto el renacimiento de la importancia de la cadena de abastecimiento. Más allá de ser percibida solo como una cuestión de logística, ahora se entiende más como la integración de una gran cantidad de actividades concatenadas que tienen que funcionar al unísono, de forma efectiva y eficiente.
Los peores resultados se registran en los negocios considerados no esenciales, como tiendas de ropa, calzado, útiles, ferreterías y electrodomésticos. A su vez, los centros comerciales perdieron dos meses de ventas y la campaña del Día de la Madre, considerada la segunda fecha comercial más importante del año después de Navidad. Se estima que las ventas perdidas equivalen al 25 % del pronóstico anual.
Las bodegas y puestos de mercado sufren la ruptura de su cadena de abastecimiento tanto de productos perecibles como industrializados. Una encuesta sobre el nivel de servicio de las bodegas en Lima reveló que 47 % no son abastecidas por sus proveedores usuales y deben acudir a mercados mayoristas para comprar al contado con su menguado capital de trabajo, por falta de crédito. Esto genera una significativa reducción del mix de productos (54 %) y aumenta los precios de venta al público (25 %).
En el canal moderno, los supermercados y farmacias lograron paliar la situación y mantener sus ventas, pero con mayores costos operacionales por las medidas de seguridad para su personal y clientes. Operan con horarios reducidos y un tráfico de clientes limitado al 40 % o 50 % de aforo. Además, la disminución significativa del surtido o mix por la falta de productos los obligó a reducir al mínimo su actividad promocional.
El canal online presenta los mejores resultados, pero se debate en un gran embudo operacional por la gestión de la "última milla", es decir, el costo de entregar el producto al cliente en la fecha definida. También se ve afectado por las restricciones de venta por tipo de producto (esenciales y no esenciales), ya que los de mayor valor, como electrodomésticos, ropa o mobiliario, no tienen libertad de tránsito en la cuarentena.
El gran reto del retail en el escenario posterior al COVID-19 consistirá en apoyar a la reactivación del país, a las empresas peruanas y, en especial a las micro y pequeñas empresas (mypes). Un acuerdo colaborativo debe ser asumido por todo el sector para lograr este objetivo.
Otro desafío será la distinción entre los cambios permanentes y los temporales para direccionar la inversión de manera correcta. Por ejemplo, si el aumento del comercio electrónico es definitivo luego de la cuarentena, las tiendas tendrán que readaptarse para que la oferta virtual se refleje en el espacio físico, a través de adaptaciones como el showrooming, las dark stores y el buy online pickup in store (Bopis).
Un aspecto importante a considerar será la duración del distanciamiento social, ya que el aforo reducido influenciará en el tamaño y la calidad del surtido o mix de productos. También será clave entender si el aumento del consumo de productos para el cuidado de la salud (medicamentos y alimentos) se volverá una tendencia o será momentáneo.
Durante la reconstrucción económica, el canal tradicional se consolidará como el más importante de todos, por las características de su modelo de negocios. En consecuencia, los proveedores deben priorizar su cadena de abastecimiento. Además, la reducción del consumo por la pérdida de poder adquisitivo del shopper peruano disminuirá el tráfico de clientes.
Por estas razones, se avizora una guerra promocional y de precios a todo nivel, que se mantendrá hasta que el ingreso real de las familias crezca y genere ahorro. En ese punto, será necesario un acuerdo entre actores comerciales para fijar el mix a trabajar y las condiciones que ayuden a preservar y construir el valor económico para todos los stakeholders. ¿Cuáles son tus expectativas sobre el sector retail al término de la cuarentena? Déjanos tu opinión.
Actual presidente de la junta directiva - Monradeza Capital Group. Coordinador del Programa Internacional de Alta Especialización en Gestión del Retail de ESAN. Más de treinta años de experiencia profesional en los sectores de consumo masivo y retail a nivel Latinoamerica
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