La desaceleración de la economía peruana no está dada por un factor solamente, sino más bien por una combinación de una serie de ellos. Dos de los principales "motivos" del freno en nuestro crecimiento son los siguientes:
Debido sobre todo al crecimiento menos acelerado de China, lo cual le ha llevado a reducir significativamente la cantidad de adquisición de cobre y otros commodities metálicos para su desarrollo de infraestructura.
Los proyectos del gigante asiático en dicho sector (centros comerciales, carreteras, puertos, trenes, etc.) han llegado a un límite de inversión lo cual ha generado una menor demanda de cobre y su consiguiente caída de precio. Siendo el Perú el segundo productor mundial de este metal, solamente por detrás de Chile, estaba "cantado" que esta situación nos afectaría.
Por el lado del oro, a pesar de que en las últimas semanas parece estar experimentando una lenta recuperación, no debemos olvidar la fuerte variación en el precio de este metal (alrededor de los US$ 1,320 la onza), respecto a los máximos alcanzados hace exactamente un año (US$ 1,920 la onza).
Recientemente también, a mediados de agosto, la demanda del metal precioso cayó a su nivel mínimo en cuatro años. El Perú, sexto productor mundial de oro, también ha sido afectado por ello.
Ante la pronta recuperación de la economía norteamericana, la reserva federal de ese país está dando señales de que no va a continuar con el plan de estímulo que había venido aplicando, lo cual ha generado que una gran cantidad de capitales se haya retirado de países emergentes como el nuestro para volver hacia los países desarrollados. Ello ha producido una contracción en la oferta de dólares, elevando el tipo de cambio que hoy muchos análisis sitúan por encima de los S/. 3 para el próximo año.
Ante una situación como la descrita, es tarea tanto del MEF como del BCR evitar que la caída sea realmente brusca, por lo que se hace indispensable un mayor -y más eficiente- gasto del gobierno y un mayor estímulo monetario.
En el primer caso, se necesita que el Estado tome medidas para acrecentar el gasto en los distintos niveles de gobierno y que esto le inyecte mayor dinamismo a nuestra economía. Con los bajos niveles de desarrollo en infraestructura (sobre todo en el interior del país) es aún más contraproducente que las partidas presupuestarias sean devueltas al gobierno central por parte de los gobiernos regionales y/o locales.
Por el lado del estímulo monetario, éste puede lograrse a través de una mayor reducción del encaje (porcentaje de dinero que los bancos mandan por ley a la reserva) lo cual ayudaría a inyectar más liquidez. Con esta medida, a los bancos se les da un mayor margen de maniobrabilidad para utilizar dichos depósitos y colocarlos en el sistema financiero, estimulando así el crédito y el consumo.
Otra opción para inyectar liquidez podría ser bajar la tasa de referencia, y así lograr que los bancos se presten entre ellos a una menor tasa y se beneficie el cliente. Pero, esta medida debe ser controlada de cerca por la SBS, ya que en el pasado la reducción de la tasa de referencia no resultó tan efectiva debido a que -gracias al oligopolio existente- los bancos se guardaron el diferencial1.
¿Qué otras medidas cree que debería tomar el Estado para mitigar los efectos de la desaceleración?
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1 Eso pasó el 2009 cuando se redujo la tasa de referencia en 400 puntos básicos (4%) y en el sistema sólo se observó una baja promedio de 2%.
Ph. D. en Economía, West Virginia University. Maestría en Economía por la Universidad de Alicante. Licenciado en Economía por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Profesor Visitante en Jean Moulin, Lyon- Francia. Ex miembro del comité de la Presidencia de Consejo de Ministros para selección de Jefe del INEI.
Las reservas internacionales netas (RIN) del Perú hasta abril de este año ya alcanzaron un nivel muy superior al 2022. Este monto asegura que el país podrá responder ante retiros inesperados de capitales del sistema financiero.
El Perú y el resto de países latinoamericanos deben tomar medidas para afrontar problemas internacionales, como la guerra entre Rusia y Ucrania, el colapso del Silicon Valley Bank y la inestabilidad política de la región.
La economía peruana cierra el año con un crecimiento muy débil y se prevé que podría no crecer durante el 2023. Sectores como servicios y comercio aportaron mucho durante el 2022, pero es necesario reactivar otros igual de importantes como construcción.