En marzo de este año, la economía peruana experimentó una caída de 19 %, su peor resultado en treinta años, a raíz de la pandemia de la COVID 19. Esta disminución, sumada a la suspensión de actividades de casi todos los sectores, tendrá un impacto muy negativo en el mercado laboral. Aun así, se proyecta que el escenario mejoraría durante el próximo año si se toman las medidas de seguridad más adecuadas.
El punto débil más notorio de la economía peruana es que depende de la informalidad laboral. En ese sentido, las restricciones tomadas por el Gobierno afectan al grueso de la población que trabaja de manera informal. Por ejemplo, si uno de estos negocios necesita recortar personal para mantener liquidez, puede llevar adelante un despido masivo, sin ningún control o fiscalización por parte del Estado.
El agro y la pesca no han sido tan perjudicados, por ser actividades de primera necesidad. A su vez, la minería se reactivará en poco tiempo por su elevado volumen de producción. Sin embargo, otros sectores como turismo, servicios, manufactura y construcción fueron afectados casi en su totalidad. Algunas empresas formales lograron sobreponerse con el trabajo remoto, pero son muy escasas y han recortado salarios.
La reactivación por fases debe llevarse adelante siempre y cuando se registre un descenso real de la curva de contagios. De otro modo, sería muy irresponsable retomar las labores en sectores con alto riesgo de rebrote, ya que significaría desechar todo el esfuerzo y el sacrificio realizado hasta el momento. Si se toma en cuenta esta advertencia, el desempeño económico mejoraría a partir del segundo trimestre del 2021.
Esta recuperación también dependerá mucho de una eficaz gestión de la salud, a nivel interno, y de la pronta invención y comercialización de una vacuna, a nivel externo. Los países más desarrollados se apuran en conseguir este objetivo, ya que todos comparten la misma necesidad de reactivarse. Como siempre ocurre, nuestro desempeño económico depende mucho de factores externos, sean favorables o desfavorables.
Al cierre del año, se proyecta que la caída del producto bruto interno (PBI) será de dos dígitos, es decir, la primera tasa negativa que el país registra desde 1998. Si bien los resultados para el resto del año serán muy negativos, es muy probable que mejoren durante los mismos meses de 2021, por rebote estadístico. En pocas palabras, no podemos registrar peores resultados de los que tendremos durante este año.
Un factor positivo que nos ayudaría a mejorar son el hecho de que no se registra una destrucción de capital (infraestructura, recursos y capital humano), como lo ocurrido durante la Guerra del Pacífico. Sin embargo, es importante evitar quiebras bancarias, ya que generarían una depresión o una recesión continua, como la registrada en 1929.
Además de estas advertencias, es importante que el Estado analice problemas recurrentes en la gestión pública que impactan de manera directa en sus acciones para frenar la expansión del virus, como es el caso de las compras sobrevaloradas. Se requiere mucha voluntad política y un consenso entre todos los actores políticos para superar esta situación tan complicada. ¿Qué otras medidas aportarían a la recuperación de la economía peruana? Déjanos tu opinión.
Ph. D. en Economía, West Virginia University. Maestría en Economía por la Universidad de Alicante. Licenciado en Economía por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Profesor Visitante en Jean Moulin, Lyon- Francia. Ex miembro del comité de la Presidencia de Consejo de Ministros para selección de Jefe del INEI.
Las reservas internacionales netas (RIN) del Perú hasta abril de este año ya alcanzaron un nivel muy superior al 2022. Este monto asegura que el país podrá responder ante retiros inesperados de capitales del sistema financiero.
El Perú y el resto de países latinoamericanos deben tomar medidas para afrontar problemas internacionales, como la guerra entre Rusia y Ucrania, el colapso del Silicon Valley Bank y la inestabilidad política de la región.
La economía peruana cierra el año con un crecimiento muy débil y se prevé que podría no crecer durante el 2023. Sectores como servicios y comercio aportaron mucho durante el 2022, pero es necesario reactivar otros igual de importantes como construcción.