Hace unos meses participé en el seminario internacional "El futuro de la minería en el Perú y su impacto en el desarrollo nacional", organizado por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) y el Consejo para las Relaciones entre Australia y América Latina.
En dicho evento tuve la oportunidad de escuchar una brillante exposición de Paul Heithersay, alto funcionario del gobierno regional de Australia del Sur, quien contó que dicha administración ha realizado pasantías en las que participaron representantes de los sectores público y privado de diversos países para observar cómo coexisten en forma armónica diferentes sectores productivos -como la minería y la agricultura y ganadería, por ejemplo- en forma descentralizada, generándose polos de desarrollo vía el estímulo de la inversión privada.
Sería muy interesante que el gobierno coordine con las autoridades de los gobiernos regionales para que un importante grupo de sus funcionarios haga una pasantía en el sur de Australia, y así puedan ver in situ los beneficios de una administración que es empática con la inversión minera.
Otro aspecto en el que puede trabajar es en la generación de capacidades de alto nivel entre los funcionarios de los gobiernos regionales. Cada gobierno regional debería tener algo similar a un gabinete de ministros. Actualmente los presidentes regionales tienen un equipo de consejeros y además hay oficinas regionales de los ministerios con cierto grado de autonomía. Pero hace falta un manejo estadista de esos gobiernos regionales. Y ello ocurre pese a que hay regiones cuyo tamaño es igual o superior al de varios países. La región Ica tiene una dimensión similar a la de El Salvador, que tiene 21,000 kilómetros cuadrados; y no hablemos de Loreto que es enorme.
Las regiones deben formar cuadros técnicos independientemente de su tendencia política. En ese sentido puede ser muy útil la cooperación internacional y pasantías como la que menciono en Australia del Sur.
Los gobiernos regionales deberían contar con funcionarios equivalentes a ministros de Estado para que lleven adelante, por ejemplo, los Planes Estratégicos Regionales de Exportación (PERX). Pero no hay en las regiones un equivalente a ministro de comercio exterior y turismo que impulse sus exportaciones como si fuera un país.
Creo que todavía no hemos llegado al estadio en el que las regiones se den cuenta que tienen que promover más producción. Todavía están en el nivel del asistencialismo. Administran la cosa pública en materia de salud, educación, seguridad, lo cual está muy bien pero también deben preocuparse por promover el incremento del PBI per cápita de su población, lo cual no sucede.
En Canadá, por ejemplo, las provincias promueven el ingreso de industrias, que haya actividades económicas que generen puestos de trabajo. La promoción de las inversiones, atraer empresas para que desarrollen proyectos y generar el ambiente propicio para las inversiones debería ser una prioridad. En países desarrollados, las regiones compiten entre ellas ofreciendo mejores condiciones para las inversiones.
Las regiones deben formar cuadros técnicos independientemente de su tendencia política. En ese sentido puede ser muy útil la cooperación internacional y pasantías como la que menciono en Australia del Sur. Es un tema de capacidad, dedesarrollo mental. De nada sirve un desarrollo económico excelente cuando mentalmente no avanzamos.
¿Qué otras decisiones deben adoptarse para contribuir a desarrollar la descentralización del país?
Las regiones deben formar cuadros técnicos independientemente de su tendencia política. En ese sentido puede ser muy útil la cooperación internacional y pasantías como la que menciono en Australia del Sur.