Una de las grandes reformas laborales pendientes es el lograr una flexibilización laboral que a la vez respete los derechos de la gente y otorgue tranquilidad a empleadores y empleados. Para ello, se tiene que buscar un equilibrio mediante fórmulas que no nos lleven ni a la absoluta rigidez ni a la absoluta flexibilidad.
Dicho esto, también debemos tener en consideración una cuestión conceptual muy importante: nadie querrá echar del trabajo a una persona competente, con buena formación, capacitada y con valores. El activo más importante que puede tener una empresa es el capital humano. Entonces, partir de la premisa de que el empleador es el malo de la película que quiere botar a sus trabajadores es un sinsentido.
Creo que hay que trabajar algunos aspectos para incorporar flexibilidad en el mercado laboral. En primer lugar, las personas que recién ingresan a trabajar no pueden tener de inmediato todos los derechos que poseen aquellos que están muchos años en el ámbito laboral. Así, se pueden establecer períodos de prueba que contribuyan a una buena evaluación del desempeño de los nuevos trabajadores.
Otro tema a considerar es que el mercado laboral no es distinto a otros mercados, donde también existe la oferta y la demanda. Es evidente que cuando hay más demanda que oferta los precios suben (en este caso los sueldos). No hay que tener temor a la economía de mercado. Conocemos casos como las épocas de cosecha en Ica o Piura, donde se dan situaciones de pleno empleo y mayores salarios. Y enhorabuena que suban.
En mi opinión, el nuevo régimen laboral juvenil debe ser evaluado técnicamente. Además, se debería recoger experiencias de otras partes del mundo para mostrar que en ningún lugar existe la estabilidad laboral absoluta. Y esto es algo que los peruanos ya lo sabemos bien porque vivimos en un país donde el 60% de la economía es informal y el trabajo es absolutamente inestable.
A modo de resumen diría que hay varios aspectos a considerar para la flexibilidad laboral: debemos crear más puestos de trabajo y para ello debe haber crecimiento; tenemos que ser una economía más formal, pues así se podrá tener más estabilidad en el trabajo; debemos tener flexibilidad especialmente para sectores vulnerables de la sociedad como son precisamente los jóvenes que recién ingresan al mercado laboral, y necesitamos olvidarnos de una estabilidad laboral absoluta, como también de una flexibilidad laboral absoluta.
¿Cree usted que con el nuevo régimen laboral juvenil se resolverá el problema de la informalidad en el empleo entre los jóvenes?