En el Perú, desde la década del 70, se estableció el Impuesto Selectivo al Consumo a los combustibles con el cual en algún momento se llegó a financiar casi el 50% de los ingresos presupuestales. Esto se ha corregido progresivamente y hoy representa menos del 10% del total. Sin embargo, esto no nos debería llevar a plantear una rebaja inmediata y sin estudio previo, como se ha hecho en la reducción del IGV, ahora que comienza la inestabilidad en los precios del petróleo crudo.
Como premisa de partida debemos tener presente que nuestra presión tributaria es baja en comparación con la de otros países de la región. Por lo tanto toda reducción o eliminación de impuestos debe ser evaluada en sus efectos inmediatos y de ser posible venir acompañada de otros ingresos fiscales.
Por otro lado, conceptualmente resulta un despropósito gravar con el Impuesto Selectivo al Consumo -utilizado principalmente para gravar el consumo de bienes que tienen efectos nocivos para la salud como es el caso del cigarro o la cerveza- a un insumo básico de todo proceso productivo como es el caso de los combustibles.
Más allá de lo inapropiado del nombre deberíamos aceptar como premisa que no se debería gravar la energía por ser un insumo fundamental en todo proceso productivo. Cuanto mayor sea el costo de la energía menos competitivo resulta el país.
Por otro lado, debemos tomar en cuenta que de acuerdo a los pronósticos de los especialistas el precio del petróleo -a pesar de la recesión mundial- seguirá subiendo en los próximos meses hasta niveles difíciles de precisar (en octubre de 2008 llegó a US$ 148 por barril) y por lo tanto deberíamos evaluar sus posibles efectos económicos y fiscales.
En un artículo publicado en el diario Gestión (03/02/2011) Jorge González Izquierdo afirma que "en el Perú desde el 2004 se viene subsidiando los precios de los combustibles". En realidad, en mayor o menor medida, en nuestro país siempre se ha subsidiado el precio de los combustibles.
Lo que ocurrió con la creación del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC) fue ordenar y llevar un registro minucioso del monto del subsidio y evitar el traslado automático al mercado interno de los precios del crudo en el mercado internacional (ver el artículo de Juan Miguel Cayo sobre el tema en su blog Ruido Blanco del 24/02/2011).
Ya sea por tratarse de un bien absolutamente necesario o porque el tributo suele distorsionar el precio del bien o por otra razón, ¿cree usted que el ISC a los combustibles debería desaparecer?