Andahuaylillas, 1626. Luis de Riaño, pintor limeño, estampa su obra en dos preciosos murales en la iglesia San Pedro Apóstol: Camino al Cielo y Camino al Infierno.
Huaro, Quispicanchis, 1802. Tadeo Escalante, máximo representante del arte mural cusqueño, concluye su obra llamada Las dos muertes (La muerte en la casa del rico, la muerte en la casa del pobre) en la iglesia de San Juan Bautista.
Ambas obras espléndidas son parte del llamado "Barroco Andino". Es muy fácil quedarse sin aliento frente a ellas por los infinitos detalles que contienen, además del mágico entorno del valle sur del Cusco, que ayuda a sentirse más espiritual y emocional que un día cualquiera en alguna de nuestras grandes ciudades. Verlas es vivirlas. Sin embargo, más allá de su magnificencia, viéndolas desde la perspectiva sociológica las pinturas alientan a gozar la pobreza y por otro lado a rechazar la riqueza. El mensaje que llevan es que lo correcto en la vida es aguantar, sufrir en este mundo terrenal. Nos toca soportar el yugo. En cambio, ser rico solo te garantiza vivir bien, gozar de festines, pero solo temporalmente ya que te espera una muerte atroz: las llamas eternas del infierno.
176 años de diferencia entre una y otra. El mismo mensaje. 375 años de repetir lo mismo de una u otra manera. No es raro entonces que el mensaje haya sido reivindicado recientemente por Abelardo Gutiérrez Alanya, Tongo (53), en la moderna y ya clásica canción "Sufre peruano sufre". Todos sabemos que los peruanos somos creativos (sino, ¿cómo hemos hecho para sobrevivir décadas de décadas de gobiernos corruptos a los que poco o nada les interesaron los pobres, salvo en las urnas?), que somos emprendedores (sino, ¿cómo explicar los fenómenos Gamarra, Cono Norte, Mistura?), entre otros atributos positivos que buscamos sentir y resaltar hoy.
Sin embargo, tal vez por lo dura que es la calle, por lo difícil que es avanzar, por lo tenaces que debemos ser sin bajar la guardia ni perder el aliento, muchas veces sentimos que tal vez lo mejor es dejar las cosas así: gozar la pobreza, rechazar la riqueza. Tal vez esto podría ser explicado por lo que Carl Jung llama "inconsciente colectivo", resultado de cientos de años de vida colonial y republicana con magros resultados en la vida real y concreta que nos toca vivir.
El inconsciente es aquello que llevamos con nosotros sin darnos cuenta, pero que tiene implicancia en al menos 85% de nuestros actos. Parte de ello es explicado filogenéticamente, vale decir, en la sedimentación de identificaciones de nuestras generaciones anteriores. Luchar contra ello, cuando se suma nuestra propia prehistoria (cómo fuimos engendrados, gestados, dónde nacimos, cómo vivimos nuestros primeros años de vida) y nuestro primitivo instinto de supervivencia, es muy difícil.
La pregunta es: ¿cómo salir del fatalista "Sufre peruano, sufre"? Eduard Punset (75), nos sugiere las siguientes competencias para abrirse camino en el siglo XXI:
Dado que se trata de nuestra propia vida, de luchar contra un enemigo fantasmagórico, dediquemos un tiempo a desarrollar y consolidar estas nuevas competencias.
Trabajar solito (el diminutivo se explica sólo en este caso) me permite ir a mi propio ritmo, usualmente no me quejo de mi mismo. Cuando empiezo a trabajar en equipo, tengo que temperar mis propias emociones, mi verdad (que, por supuesto, la siento como "la verdad"), tolerar las virtudes y defectos de otros.
Por ello, es necesario desarrollar nuestra inteligencia social: el aprendizaje es resultado de lo que viene de fuera (de los otros) con la base con la que uno lo recibe. Cuanto más reciba de fuera, mi base se hará más amplia y permeable al pensamiento de los otros. De esa forma es que debemos mejorar la gestión de nuestras propias emociones, sobre todo aquellas que son más perturbadoras en nuestras relaciones.
Hoy se sabe que es posible incrementar nuestra inteligencia, tengamos la edad que tengamos. Lo único que toca es retar a nuestro cerebro a dejar los hábitos, entre ellos, culpar de todo al resto, crear nuevas formaciones neuronales (30 minutos diarios sostenidos por 15 días ayudarán a ver los primeros resultados) que nos permitan sentir, pensar y actuar de otra manera. Es perfectamente posible, vengamos de donde vengamos. Crece peruano, crece.
MBA por ESAN. Psicoterapeuta Psicoanalítico con especialización en Group Relations por Tavistock Institute, Reino Unido. Director de la firma consultora CHOPIN - Shopper Unconscious; de Wisetrack Perú (Sistemas de Gestión de Distribución) y VWise del Perú (Trazabilidad con RFID). Ha sido Adjunto a Gerencia General, Gerente de Sistemas y Gerente de Marketing en Cencosud Perú.
A propósito de la crisis de reputación por la que atravesó Gloria hace unas semanas, es preciso citar algunas investigaciones que detallan cómo las más exitosas empresas persiguen la buena experiencia de sus clientes. En algunos puntos clave, la compañía lechera cometió errores.