Siempre es interesante reflexionar acerca de las relaciones entre los sectores público y privado ad portas de un nuevo Perumin, que en esta oportunidad tendrá como lema "Educación y trabajo". A la anterior edición del evento acudieron siete ministros de Estado y el propio presidente de la república, lo cual en su momento señalé como una buena señal.
Ciertamente, en las últimas semanas las relaciones entre empresarios-particularmente los mineros- y el gobierno no han sido del todo amigables, especialmente cuando el presidente culpó de la desaceleración económica al sector privado. Nosotros creemos que tal afirmación no es del todo justa, debido a que también se debe evaluar cuánto ha influido el sector público. Y esto es algo que venimos diciéndolo en reiteradas oportunidades: para que un proyecto se haga realidad, no basta solamente el esfuerzo del sector privado. Tiene que haber un acompañamiento del sector público.
Es lo que llamamos facilitación de la actividad privada, concretamente con la reducción de las trabas burocráticas y sobrecostos. No pedimos favores, ni prebendas, ni ventajas artificiales, ni mucho menos "respiración boca a boca" como se ha dicho. Debemos recordar que el sector privado ha liderado en buena medida el crecimiento económico de los últimos años, y si se ha producido una desaceleración esta se explica en parte por condiciones externas, como es la caída internacional de los precios de los commodities, los mismos que no incluyen únicamente a los metales sino también a los productos agrícolas como el café.
Dicho esto, creo que las relaciones entre los sectores público y privado deben reponerse. Insisto en que necesitamos retomar el optimismo que nos conduzca a un mejor impulso y para ello requerimos que los proyectos de inversión vayan saliendo, lo cual se logrará si se deja trabajar a quienes quieren hacerlo, dándoles las garantías y facilidades del caso. Tan simple como eso. Y añadimos: con especial énfasis en las áreas rurales de nuestro país.
Por otro lado, un tema que no deja de preocuparnos es la relación con las comunidades. El hecho de no haber podido conciliar con las poblaciones del entorno ha impedido que se concreten varios proyectos mineros. Por ello, en Perumin hemos incorporado este tema en las mesas de debate. Espero que lo que se diga y las conclusiones de estas mesas sean de suma utilidad para los empresarios mineros. Esto es lo que aportaremos por nuestra parte. Pero al gobierno también le corresponde desempeñar un papel. Debe tomar conciencia de que el abandono secular del Estado origina en las comunidades altas expectativas y recelo cuando llegan empresas mineras a las áreas circundantes a su territorio. Luego se establecen relaciones tensas, de desconfianza. Ante ello, las autoridades requieren actuar de manera preventiva -para evitar que estallen conflictos sociales- y proactiva -ejecutando proyectos integrales de inversión en infraestructura-.
Como vemos, hay temas en los que deberíamos estar poniéndonos de acuerdo para impulsar la actividad productiva. Estoy seguro que si estuvieran en marcha los proyectos estancados por conflictos sociales, ahora no estaríamos hablando para este año de un crecimiento menor al 3% como proyectan varios bancos de inversión. Al contrario, la cifra sería mucho más alta y la sensación de bienestar mucho mayor. Retomemos ese camino, lo cual es viable.
¿Considera usted que mejorarán las relaciones entre el empresariado y el gobierno, de tal modo que se retome la senda del crecimiento económico sostenido?