Ahora estamos cambiando el manejo en torno a las esperas quirúrgicas a través de una Unidad de Gestión de Oportunidad Quirúrgica, de manera que todos los hospitales tienen que remitir a la Gerencia Central de Prestaciones de Salud la lista de pacientes que están esperando por una cirugía. Aquellos pacientes que deban quedarse en los grandes hospitales serán los de mayor complejidad, de riesgo elevado, mientras que a las personas con patologías más frecuentes y no asociadas a otras, las vamos a llevar a las clínicas seleccionadas.
Esto ha sido posible tras el decreto supremo que norma la compra de servicios complementarios, tanto del sector público como privado. Se trata de una norma realmente novedosa y de avanzada que nos permite dialogar con los privados durante todo el tiempo que sea necesario para su incorporación como proveedores de servicios. Antes, se convocaba a una licitación pública que tenía un monto tope y que concluía generalmente con la adjudicación de un solo postor.
Ahora no. Convocamos a una gama de postores y ponemos las condiciones, como la tarifa que pagaríamos por un paquete de servicios, por ejemplo. Con estas condiciones, cada clínica -ahora llamada IPRES (Institución Prestadora de Servicios de Salud)- nos responde señalando su interés y que está dispuesta a aceptar los requisitos.
A EsSalud se ha acercado un grupo de 40 clínicas, algunas de muy alto nivel y costo, pero también hemos encontrado algunas de muy buena calidad y con precios más accesibles a lo que podemos pagar. Ya hemos firmado contrato con cuatro y dos, que están a la espera, están especializadas en oftalmología, lo cual es importante porque tenemos una gran cantidad de pacientes con problemas visuales. Con la firma del contrato ya podemos empezar a derivar a los asegurados.
Ha sido un trabajo muy complejo. Desde enero pasado nos hemos abocado al empadronamiento de asegurados, lo cual nos dio como resultado unas 4,000 personas. Pero en los hospitales de Lima y Callao había cuadernos donde estaban anotados todos los pacientes que debían ser operados y, al hacer el cruce de información, hemos tenido acceso a 11,000 personas que han estado esperando un promedio de seis meses para su cirugía, algunos incluso año o año y medio.
Tenemos una gran base de datos y hemos activado a un gran conjunto de médicos que se han dado la tarea de revisar cada una de las historias médicas, como un primer tamiz, para saber en qué condiciones están y determinar si van a un hospital o son derivados a clínicas de acuerdo con su complejidad.
La comunicación también ha resultado un gran desafío. Luego de que se conoció este plan de empadronamiento se generó bastante interés y empezaron a llegar muchos correos. Entonces, emprendimos una campaña personalizada con llamadas telefónicas y cartas señalándoles cuál era su situación y que pronto los contactaríamos para la intervención. Eso ha permitido bajar la tensión porque uno de los riesgos de este tipo de ideas innovadoras es que se genere incertidumbre y, con ello, desconfianza. Y el objetivo fundamental del programa es recuperar la confianza del asegurado.
En mi interés por mejorar el sistema de salud del país me gustaría lanzar algunas propuestas. Me parece que es bien importante que se puedan seguir formando gestores que estén enfocados en temas claves. Asimismo, es necesaria la formulación de guías clínicas, normas técnicas y protocolos de atención que, de ser posible, estén oficializados por la autoridad nacional (Ministerio de Salud).
Hoy, hay una tarea inmensa, basta decir que recién se están trabajando las dos primeras guías clínicas de cáncer de mama y de cérvix, cuando existen miles de patologías que deberían estar protocolizadas.
Lo segundo es formar auditores porque bajo este sistema de aseguramiento universal necesitamos que los especialistas constaten que los actos médicos estén ajustados a las normas en todo momento, desde el diagnóstico hasta la prescripción, porque de lo contrario no podríamos contener costos y uno de los grandes riesgos para la sostenibilidad de los sistemas de salud tiene que ver con las inversiones en recursos estratégicos.
El otro tema es generar una autoridad en materia de innovación tecnológica que sea de comprobada efectividad, y en general gestores administrativos que puedan ser capaces de manejar presupuestos por resultados, que nos podamos mover en base a tableros de control, monitoreando las actividades y verificando que no nos apartemos de las metas y objetivos.
¿Qué otras propuestas plantearía usted para mejorar la gestión del sistema de salud pública del país?