El Banco Central de Reserva ha registrado una reducción en las inversiones mineras a realizarse en el periodo 2012-2013. Anteriormente, su proyección era de US$ 15,025 millones para dicho bienio, pero ahora ubica dicho indicador en US$ 14.793 millones, esto es US$ 232 millones menos que el registrado en el reporte de diciembre.
Los analistas señalan que la menor inversión en minería es resultado de los conflictos sociales y las demoras en el otorgamiento de permisos para las operaciones mineras. Coincido con ellos. Ambos factores generan mucha preocupación en las empresas del sector minero, las que debieran afrontar la caída de precios de metales con mayores volúmenes de producción, los cuales obviamente se obtendrían con la expansión de operaciones o nuevos proyectos.
Pero no solamente hay preocupación entre los empresarios mineros. La desazón es generalizada y esto se puede comprobar en las curvas descendentes que muestra el BCR con relación a las expectativas empresariales en materia del futuro inmediato (a tres meses) de la economía, de las ventas, de la demanda, de la situación financiera de las empresas, de la situación de acceso al crédito, de la situación actual del negocio y de las perspectivas de contratación de personal. Lo mismo ocurre con el índice de confianza del consumidor.
El espíritu de inversión de los empresarios ha decaído mucho por una serie de temas que preocupan y que no tienen mucho que ver con la minería. El hecho que se haya criticado tanto al sector pesca, que una ministra los trate casi como a delincuentes, empleando los medios de comunicación para expresarse mal de un sector del empresariado, no me parece que sea lo más adecuado. Si algunos empresarios infringieron la ley, la ministra tiene a su disposición todas las herramientas para denunciarlos, pero no debe generalizar en sus acusaciones.
En el mismo sentido considero que se actuó mal al haber denunciado a Pluspetrol por un tema medioambiental que entiendo ha sido solucionado. Si se presenta una infracción a las normas medioambientales, las autoridades deben denunciar el hecho, pero no hacer de ello un asunto mediático.
Otro tema es el de las AFP, que se ha discutido y manoseado tanto. Se ha dicho que las AFP se beneficiaban antes a costa de los afiliados y que ahora el sistema es mucho mejor. Reitero: si hubo algún exceso debieron denunciarlo, pero no hacer del tema un caballito de batalla.
Y lo más reciente es la aprobación de una norma que restringe la publicidad para productos de la industria alimentaria, corriéndose el riesgo de meter en el saco de la llamada "comida chatarra" a una amplia gama de alimentos. Por ahora la espada de Damocles se cierne sobre los rubros bebidas-gaseosas, productos cárnicos, restaurantes, confitería, entre otros, pero se abre la justa preocupación acerca de la posibilidad de que más adelante surjan iniciativas legales destinadas a restringir otras actividades productivas.
Las autoridades y los líderes de opinión deben ser muy cautelosos cuando critiquen al sector empresarial porque esa crítica que nos hacen hoy la verán como hecha a ellos, quienes desde el exterior tienen interés por invertir en el país. Si sobre quienes invierten ahora en el Perú llueven críticas sin razón ni sustento, eso ahuyentará a quienes estén estudiando la posibilidad de invertir. Nadie querrá hacerlo en un país donde le espera un cargamontón.
No digo que no nos critiquen, sino que lo hagan con sustento y si algo hay que denunciar que lo planteen y que se castigue si se comprueba actos contrarios a la ley. Pero no olvidemos que los empresarios, como cualquier ciudadano, quieren un ambiente estable y tranquilo para desarrollar sus actividades.
¿Considera usted que las preocupaciones del empresariado serán resueltas por el gobierno o seguirán en aumento hasta convertirse en un problema insostenible?