Hace 20 años, Thomas J. Peters, famoso investigador y escritor norteamericano en temas de management y negocios, acuñó el término personal branding, exponiendo las ideas centrales de un concepto que, con el correr de los años, se ha convertido en uno de los soportes fundamentales de las carreras de ejecutivos y profesionales en todo el mundo. El moderado interés despertado inicialmente por el planteamiento de Peters cambió con el inicio del nuevo siglo. Probablemente dos hechos tienen relación directa con ello: por un lado, el impacto de niveles de turbulencia nunca vistos en el mercado del trabajo y por otro la penetración de la tecnología, especialmente internet y las redes sociales.
Hace unos pocos años apenas si se conseguía información en Google sobre marca personal, mientras que actualmente se encuentran más de 10 000 000 de resultados. Hoy la web es una vitrina abierta 24 horas al día, que no se detiene en la exposición de contenidos diversos que influyen en la percepción que tenemos sobre las personas y las empresas.
Hablar de Marca personal implica referirnos al sello distintivo, a la huella que se genera como resultado de la combinación única de rasgos que idealmente nos posicionan como la mejor opción para ocupar un puesto determinado. En este contexto, la marca personal impacta en la sostenibilidad de la empleabilidad. Todos tenemos una, desarrollada espontáneamente o a través de un proceso intencional y planificado.
La autenticidad de la marca personal es la que nos asegura la consistencia y coherencia entre nuestras competencias y las expectativas del empleador.
Pero es aquí donde surge la gran pregunta: ¿hasta qué punto se debe "crear" una marca personal?, ¿es acaso cuestión de elegir y asumir un formato capaz de responder a los atributos preferidos del segmento al cual apuntamos? Personalmente, creo que es un error intentar convertirnos en algo que no somos solo para abrir puertas, pues paso siguiente, el desencanto del empleador, podría costarnos caro. Una marca personal se construye en base a la identificación de las fortalezas que nos diferencian y que nos generan oportunidades de acceso a un determinado mercado laboral o a una empresa meta en el marco de nuestro plan profesional.
En este sentido, la autenticidad de la marca personal es la que nos asegura la consistencia y coherencia entre nuestras competencias, especialmente las blandas, y las expectativas del empleador. Contar con una marca personal que muestra atributos reales, fortalece los términos del contrato psicológico, facilita nuestro ajuste a la cultura de la organización y el logro de resultados esperados en función a la imagen que hemos proyectado.
El proceso de "descubrir" la marca personal, se inicia con la evaluación objetiva de nuestras reales posibilidades de acceder a un mercado o empresa determinada, permitiéndonos desarrollar sobre bases concretas un plan de mejora que finalmente nos acerque a nuestro trabajo ideal. En tiempos actuales, el hecho de recordar que "todo comunica" es vital: la web y redes nos mantienen al alcance de un click de oportunidades que podríamos perder sin siquiera saberlo. Cuidar la consistencia entre aquello que mostramos de manera formal e informal resulta un reto que es necesario asumir.
La marca personal es el instrumento que nos hace competitivos, que nos facilita incluso la toma de decisiones; construirla y mantenerla es un esfuerzo permanente que se despliega con facilidad cuando se han definido previamente los objetivos de nuestra vida profesional. La casualidad y la suerte dejan de ser entonces variables extrañas para convertirse en oportunidades que solo podemos aprovechar cuando vemos la foto completa. Tres preguntas simples pueden ser el punto de partida en la construcción de nuestra marca personal: ¿quién soy?, ¿qué ofrezco? y ¿quién me necesita? ¿Ya te respondiste estas preguntas?
La autenticidad de la marca personal es la que nos asegura la consistencia y coherencia entre nuestras competencias y las expectativas del empleador.
Consultora Senior en Gestión de Personas con más de 20 años de experiencia como ejecutiva en organizaciones locales e internacionales. Fue responsable de la gestión de personas y administración de proyectos de Cooperación Internacional en la Comunidad Andina. Psicóloga, Executive Master of Business Administration en la Universidad San Ignacio de Loyola, Postgrado en Recursos Humanos en la Pontificia Universidad Católica del Perú y Programa Avanzado de Dirección de Empresas en Marketing en ESAN. Consultora y speaker en mejora de procesos y management de recursos humanos.
Aunque muchos profesionales aún piensan que en las redes sociales pueden publicar lo que mejor les parezca, la realidad dice lo contrario. Facebook, Twitter, YouTube, Instagram y LinkedIn son herramientas de posicionamiento. Cada post, tuit, foto o video le dice al mundo quiénes son. De eso podría depender el éxito en su búsqueda de trabajo.
Las oportunidades laborales ya no son tan abundantes como antes, pero siempre habrá ofertas para los que tienen la capacidad de administrar su carrera y entender los cambios en el escenario.