La pandemia de la COVID-19 nos ha sumido en un proceso de constante adaptación. En el ámbito laboral, los líderes pueden ayudar a sus equipos de trabajo a desarrollar la capacidad de adaptarse. Para ello es importante desarrollar una relación con ellos a largo plazo y lograr una conexión en el plano emocional, a través de diversas habilidades comunicacionales.
Todo líder debe ser empático, es decir, capaz de ponerse en los zapatos de cada uno de sus colaboradores de manera humilde, con disposición e interés genuinos, sin prejuicios. Es un error creer que todos viven sus vidas de la misma forma. No es lo mismo estar en un hogar sin hijos que, en uno con tres, sobre todo si son pequeños y necesitan más cuidados.
Ser empático también implica reforzar, verificar y validar que cada trabajador posea los recursos tecnológicos necesarios para realizar su trabajo con eficiencia. Aquí es clave respetar siempre sus espacios y horarios de trabajo. Por ejemplo, estar en casa no significa que una persona pueda recibir llamadas en cualquier momento del día, ya que puede ver afectado el equilibrio entre su vida laboral y su vida familiar.
La confianza entre el líder y su equipo de trabajo es también otro de los aspectos clave en un contexto como el que vivimos y se construye con el paso del tiempo. Durante este proceso, es necesario entender que cada colaborador es distinto y trabaja en un escenario diferente. Hay que entrar en sintonía con cada uno, es decir, ser capaz de conectar con ellos, establecer vínculos y reforzarlos. El líder jamás debe ser percibido como un elemento de distorsión.
Todo líder debe ser empático, es decir, capaz de ponerse en los zapatos de cada uno de sus colaboradores de manera humilde, con disposición e interés genuinos.
Un buen manejo emocional ayuda mucho al individuo, mientras que un mal manejo lo perjudica. Un líder con mal manejo emocional genera efectos dañinos en la salud de sus colaboradores. Entrar en empatía y sintonía en el escenario actual es crucial, porque involucra conversar con cada uno y conocer su situación personal. Puede que esté afrontando un problema familiar y se sienta angustiado. Si no nos tiene confianza, no lo revelará y se esforzará por cumplir con sus obligaciones bajo una gran carga de estrés.
Cuando trabajabas en una oficina física y te comunicabas de forma presencial con tus colaboradores, el lenguaje corporal te ayudaba a transmitir ideas o emociones, además de ayudarte a entender las de tu equipo de trabajo. Con el trabajo remoto, es más complicado entender a tus colaboradores a ese mismo nivel, ya que cuando se realizan reuniones, no siempre se tiene la cámara prendida.
Un líder debe esforzarse por comprender lo que sienten los demás a través del paralenguaje y la emocionalidad en la forma de hablar, el tono de voz, entre otros. Es importante prender la cámara, conversar, realizar contacto visual y entender lo que sucede al otro lado. En pocas palabras, hay que descifrar qué hay detrás de cada elemento de la comunicación. La apatía, la inercia y el miedo son perjudiciales para el diálogo. Lo que aporta es la confianza, la esperanza y la solidaridad.
La clave para mantener una comunicación fluida con el equipo de trabajo es lograr un balance racional y emocional en cada trabajador. A nivel racional, hay que fijar metas claras y explicar el plan de acción con mucha franqueza, además de darle más libertad al equipo para lograr que se empodere. A nivel emocional, el líder debe preocuparse al máximo por cada miembro de su equipo y lo que ocurre a su alrededor. Ese vínculo será clave para lograr resultados a mediano y largo plazo, además de ayudar a salir adelante en esta coyuntura marcada por la pandemia.
¿Qué otras habilidades comunicacionales debe tener un líder? Déjanos tu opinión.
Todo líder debe ser empático, es decir, capaz de ponerse en los zapatos de cada uno de sus colaboradores de manera humilde, con disposición e interés genuinos.
Coach Organizacional. Consultor y Facilitador de alto impacto certificado por la IFSc y GERZA (México). Ha desempeñado importantes cargos en empresas del Sector Público y Privado. MBA por ESAN. Programa de Alta Dirección por la Universidad Adolfo Ibáñez. Posgrado en Recursos Humanos y Finanzas.
La gestión de conflictos laborales consiste en la destreza de resolver los problemas dentro de una organización y, al mismo, tiempo transformarlos en oportunidades de mejora.