El Perú ha crecido sostenidamente por más de una década, situación que ha generado oportunidades a empresas de todos los sectores y tamaños, por lo que éstas requieren cubrir nuevos puestos de supervisores, jefes y gerentes. Ello conlleva a que en el Perú se haya generado un fenómeno relacionado con la necesidad de tener profesionales con capacidad para liderar en un contexto de crecimiento, cambio e innovación.
Partamos entonces por definir que un cambio organizacional es paulatino, es decir, es un proceso que puede durar semanas, meses y hasta años. Los cambios son de muy diversa naturaleza y complejidad: pueden ser por innovaciones en productos o servicios, en procesos de trabajo, en estructura de la empresa (creación o eliminación de áreas, fusiones y adquisiciones), aperturas de mercados, cambios de estrategia y de cultura. Los hay simples, dramáticos, operativos y estratégicos. En todos ellos, el éxito tiene como factor clave el compromiso de los individuos que forman parte de la organización.
Un cambio organizacional consiste en llevar una organización de una situación actual a una situación futura, la cual solo existe en la visión de los directivos. Por lo tanto, el líder que se requiere para dirigirlo no es el tradicional. En ese sentido, autores como Bass y Avolio proponen que el nuevo tipo de liderazgo adaptativo que se requiere es del tipo "transformacional", en contraposición con el estilo tradicional, el cual denominaron "transaccional".
Este último, prevaleciente en la actualidad en nuestro país, era percibido como efectivo si lograba los resultados esperados a través de la administración de recompensas o castigos, y se denomina así por el intercambio existente entre el jefe y el subordinado. Por otra parte, un líder transaccional clarifica los objetivos, y una vez cumplidos estos debe aplicar los adecuados reforzamientos a través de premios, reconocimiento o, en caso de incumplimiento, las sanciones o castigos. Se espera también que ejerza un monitoreo para intervenir oportunamente en caso de desviaciones o fallas, reaccionando con rapidez para aplicar las acciones correctivas.
En el sentido contrario, con la introducción del concepto de liderazgo transformacional, empezó a prestarse atención a cómo ciertos líderes parecían estar más preparados para elevar el nivel de motivación y desempeño de sus colaboradores a niveles muy altos, incluso en contextos de escasez u hostilidad.
Estos líderes carismáticos-transformacionales son capaces de despertar sentimientos de compromiso, unión, potencia y alta performance en sus colaboradores, gracias a su estilo de comunicar su visión, de desenvolverse en sus interrelaciones con humildad, respeto y apertura.
El liderazgo transformacional tiene cuatro componentes:
Una vez que un jefe se autoanaliza y reconoce el estilo que está utilizando para liderar, debe tomar la decisión y definir si desea evolucionar. En el día a día, debemos ser críticos de nuestra propia gestión y autoevaluarnos. Saber reconocer errores, y pensar que al día siguiente hay un nuevo día, una nueva oportunidad de ser mejores. Como dice la canción "Cambia, todo cambia", y si todo cambia, ¡yo también debo cambiar!
¿Cree usted que el concepto de liderazgo transformacional resulta necesario para las empresas en una época de cambio e innovación como la que estamos viviendo?
Consultora y expositora en temas de Recursos Humanos, Desarrollo Organizacional, Comunicación Organizacional, Gestión por Competencias y Calidad de Servicio. Directora Gerente de Brown Consulting, S.A.C. Ph. D. en Dirección de Empresas por la Universidad Carlos III de Madrid. MBA por ESAN. Magíster en Investigación Aplicada a la Administración por ESAN.
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A propósito de lo ocurrido con la marca Pura Vida, quisiera compartir algunas reflexiones relacionadas con la ética y el manejo de las comunicaciones empresariales cuando se presenta una situación de crisis, como la afrontada por la compañía Gloria.
Gail T. Fairhurst (2011, p. 43) inicia uno de sus artículos citando una historia del autor David Foster Wallace: "Dos jóvenes peces nadaban juntos, y pasaron junto a un viejo pez que nadaba en sentido contrario. Al pasar a su lado, el viejo pez asiente y los saluda: 'Buenos días, jóvenes, ¿Cómo está el agua?' Mientras los dos jóvenes pasaban a su lado, uno le pregunta al otro '¿Qué demonios es el agua?'".