La existencia de un número cada vez mayor de convenios y directivas mundiales sobre la responsabilidad social empresarial, así como el reconocimiento generalizado de esta cuestión por parte de los países más (y menos) desarrollados, contribuyen a la integración de la misma en las actividades y operaciones ordinarias de las empresas.
El número y la diversidad de los grupos que elaboran estas iniciativas reflejan una gran creatividad, pero la falta de coordinación genera confusión.
En el Perú, y para generar una menor confusión, el tema de la responsabilidad social debería estar incluido en la agenda del Acuerdo Nacional, a fin de que todos los sectores involucrados sean escuchados y poder así desarrollar un plan de acción que pueda ejecutarse sin mayores problemas, habiendo tomado en cuenta las diferentes opiniones de los líderes políticos.
La problemática respecto a este tema es que en el Perú no existe una legislación específica sobre la responsabilidad social empresarial (RSE) y los empresarios interesados en actuar en este campo, lo hacen sin el debido control estatal, tratando de crear estrategias de aplicación de políticas en esta materia.
Por ejemplo, podría normarse que todas las empresas que logran altos márgenes de beneficios, estén en la obligación (que ya no solo sería moral) de beneficiar a las comunidades circundantes o a la región donde realiza sus actividades.
Algunas organizaciones han tomado iniciativas interesantes, en el mantenimiento del medio ambiente, el acceso a servicios básicos, así como a la educación, con la construcción o mejoramiento de colegios en las localidades alejadas y/o poco favorecidas.
Otro factor que detiene las inversiones está constituido por los obstáculos burocráticos que muchas veces acaban por desalentar a los empresarios y que debería ser solucionado con la creación de procedimientos más simples de constitución de empresas así como para la obtención de los demás permisos necesarios.
En las sociedades actuales, donde predominan los servicios de Internet, las continuas mejoras en comunicaciones, la telemática, la importancia del conocimiento y la información, etc. se presenta a menudo una gran paradoja. Por una parte, se suministra un mercado de posibilidades crecientes de productos a la medida, servicios y oportunidades nunca antes dadas. Un grupo de consumidores con medios para hacerlo, queda desbordado por la variedad y extensión de las ofertas.
De otra parte, estos mismos consumidores viven condiciones de trabajo extenuantes y un deterioro creciente de la calidad de sus relaciones familiares, de comunidad y de amistad, como precio para lograr los ingresos crecientes necesarios para disfrutar esas oportunidades con otras palabras, la calidad de vida del exitoso o más rico se ve cuestionada en términos que antes no lo era.
¿Cómo cree usted que el Acuerdo Nacional podría incorporar la responsabilidad social en la agenda del país?
Doctora en Ciencias Económicas (Ph.D. in Economics) - WHU - Otto Beisheim Graduate School of Management, Koblenz, Alemania. Magíster en Administración - ESAN, Lima, Perú. Ingeniera Industrial - Universidad de Lima, Lima, Perú. Profesora de Liderazgo y Comportamiento Organizacional (MBA y Maestrías Funcionales). Profesora de Gerencia Estratégica (MBA y Maestrías Funcionales). Miembro del Área Académica de Administración. Actualmente es decana de ESAN Graduate School of Business.
A pesar de que las universidades registran más mujeres matriculadas que hombres, la presencia femenina en el mercado laboral aún es menor, debido a muchos factores socioeconómicos que debemos analizar.
Si una empresa desea tener éxito, debe desarrollar un comportamiento organizacional que le permita lograr un buen funcionamiento en todos los niveles de su escala jerárquica. ¿Por dónde empezar este proceso?
La dirección estratégica facilita el logro de metas y los procesos de cambio en las organizaciones. Para ello, es importante analizar a fondo las propias fortalezas y debilidades, pero también diversos factores del entorno.