La diversidad generacional plantea nuevas realidades y dinámicas que impactan en el comportamiento de las personas, la competitividad de las empresas, sus culturas y climas. Por ello, es uno de los principales desafíos que deben enfrentar los profesionales y las empresas de este siglo.
Al inicio del nuevo milenio, tres grupos generacionales compartían la escena laboral: los Tradicionalistas, nacidos antes de 1946 y que ocupaban las más altas posiciones; los Baby Boomers, nacidos tras la segunda Guerra Mundial; y la Generación X, nacidos a principios de los 60 e inicios de los 80. Pero recientemente, estos grupos acostumbrados a un entorno más estable y al "trabajo de por vida", se toparon con el ingreso de la Generación Y, también conocida como Millennial, que son los nacidos en las décadas de los 80 y 90.
Si bien no existe un acuerdo sobre los intervalos de tiempo que marcan cada grupo generacional, es claro que cuentan con paradigmas propios sobre el trabajo, la forma de relacionarse con la autoridad, entender la responsabilidad, el compromiso y los valores en el marco de las relaciones laborales.
Con los Tradicionalistas de salida, los Baby Boomers, la Generación X y los Millennials conforman un triángulo de lados dispares, en el cual mantener el equilibrio en la convivencia depende en gran medida de la tolerancia, pero más de un management fino y bien aplicado para acortar las brechas y lograr la integración conjunta en equipos de alto desempeño.
Según Manpower, en el 2010, el 85 % de profesionales se relacionaba con al menos 3 generaciones en su ambiente laboral. Apenas si habremos tenido tiempo para terminar de entender el comportamiento de los Millennials y empezaremos muy pronto a sorprendernos con la incorporación de los primeros jóvenes de la Generación Z o Generación Net a las organizaciones.
Nacidos a fines de los 90, a muy temprana edad aprendieron a operar una tablet, computadora o smartphone. Ejemplos de exitosos jóvenes desarrolladores de aplicaciones que aun transitan por la adolescencia nos demuestran que nacieron "con el chip puesto". Individualistas, prefieren chatear a hablar y dedican hasta cinco horas efectivas al día a la comunicación virtual, lo que explica un déficit en el desarrollo de sus habilidades interpersonales que hará más difícil su adaptación en equipos diversos. Más realistas y menos optimistas que los Millennials, en su elección de carrera consideran nuevas variables como la posibilidad de ayudar a las personas, la oportunidad de ser escuchados, desarrollar emprendimientos, y sentirse seguros y estables.
Desde el Área de Gestión de Personas es necesario sensibilizar a gerentes y jefes para que cambien sus paradigmas de relacionamiento con sus colaboradores más jóvenes. Potenciar al máximo su creatividad, energía, y flexibilidad con el aporte de la "ecualización" que un mentor de experiencia puede ofrecer, es una buena receta para que el día a día resulte retador y poco rutinario. Recordemos que los Millennials y los Z permanecerán en las organizaciones solo el tiempo necesario para haber "alcanzado su techo". El éxito en su retención será directamente proporcional a la calidad del feedback que se les proporcione, la flexibilidad, las oportunidades de desarrollo que se les ofrezca y el significado y valor de su aporte a la organización.
En su organización, ¿cómo manejan la diversidad generacional para lograr una sinergia que saque lo mejor de cada grupo?
Consultora Senior en Gestión de Personas con más de 20 años de experiencia como ejecutiva en organizaciones locales e internacionales. Fue responsable de la gestión de personas y administración de proyectos de Cooperación Internacional en la Comunidad Andina. Psicóloga, Executive Master of Business Administration en la Universidad San Ignacio de Loyola, Postgrado en Recursos Humanos en la Pontificia Universidad Católica del Perú y Programa Avanzado de Dirección de Empresas en Marketing en ESAN. Consultora y speaker en mejora de procesos y management de recursos humanos.
Aunque muchos profesionales aún piensan que en las redes sociales pueden publicar lo que mejor les parezca, la realidad dice lo contrario. Facebook, Twitter, YouTube, Instagram y LinkedIn son herramientas de posicionamiento. Cada post, tuit, foto o video le dice al mundo quiénes son. De eso podría depender el éxito en su búsqueda de trabajo.
Las oportunidades laborales ya no son tan abundantes como antes, pero siempre habrá ofertas para los que tienen la capacidad de administrar su carrera y entender los cambios en el escenario.