Las acciones deben integrarse de tal manera que una dimensión pueda "hablarle a la otra": acciones de política pública para una nación, creación de modelos de gestión para las empresas y alternativas de prevención para las personas.
No es suficiente que una organización ofrezca y retenga conocimiento sobre un nuevo sistema de gestión de riesgos. También es necesario que sus profesionales adopten buenas prácticas y que piensen más sobre los riesgos y las incertidumbres. Propongo cuatro pilares a tener en cuenta al crear un sistema integrado para hacer frente a las incertidumbres relacionadas con las pandemias.
El primer pilar implica la creación de centros integrados de gestión de riesgos. Estos centros deben estar formados por grupos de expertos con la capacidad de gestionar eventos inciertos de alto impacto mediante un modelo de gestión de riesgos. Los resultados producidos para estos centros deben ser ampliamente utilizados por toda la sociedad y deben tener en cuenta las diversas dimensiones: ciudades, naciones y el mundo.
Es porque dominan varios mecanismos, técnicas y herramientas integradas de la gestión de riesgos. Los centros son capaces de evaluar, planificar, monitorear y controlar eventos inciertos. Los centros de gestión de riesgos tienen y tendrán, entre otros deberes, el papel de alertar al Gobierno y a la población en caso de propagación mundial del virus o las bacterias. Desde el punto de vista organizativo, se sabe que algunas empresas ya adoptan procedimientos similares en caso de accidentes que afecten a su negocio. Entonces, se puede decir que es algo que ya existe, pero que necesita ser mejorado.
Por lo tanto, estos centros de gestión de riesgos deben almacenar, desarrollar y mantener una base de datos que pueda integrarse con información de varios países, para buscar soluciones efectivas, rápidas e innovadoras. Se espera que un centro de gestión de riesgos pueda tener sistemas de tecnología Big Data, capaces de analizar información de satélites sobre la evolución de una pandemia, agregación a muchas otras capacidades, solo posible con dicha tecnología. Además, solo un sistema de comunicación activo, alineado con el centro de gestión de riesgos, respaldará decisiones efectivas.
Se cree que cierta información relevante ya está en la base de datos y servirá como consulta para el proceso de toma de decisiones. Por ejemplo, se sabe que el Ébola se ha extendido a tres países africanos y ha matado a más de 10 000 personas en poco más de un año. También se sabe que el virus H1N1, originado por la gripe española, mató a más de 30 millones de personas en menos de un año, en 1918. Esta información sirve, por ejemplo, para tomar decisiones de aislamiento social, para mantener la distancia entre las personas y otras acciones, pero, sin duda, podrían servir más.
Concomitantemente con la creación de centros de gestión de riesgos, es necesario invertir mucho en investigación y desarrollo tecnológico en el área de la salud para acortar el tiempo necesario para crear vacunas y productos para las pruebas. Este pilar se compara con las capacidades técnicas de las empresas en general. Aunque actualmente hay buenos conocimientos científicos y tecnológicos, hay muchas barreras que deben superarse. En el caso del COVID-19, el especialista e historiador de enfermedades infecciosas, premio nobel de Medicina de 1996, el doctor Peter Doherty dijo que "lleva algún tiempo descubrir si las vacunas o los medicamentos son seguros para los humanos".
El tercer pilar se refiere a la creación de un sistema de salud fuerte en los países pobres para que haya posibilidades de prevención contra la propagación de virus. Para Bill Gates, en una conferencia dada en 2014 en TED, se requiere un sistema de salud con profesionales capacitados y con el equipo apropiado.
Finalmente, el último pilar es un sistema de logística y comunicación capaz de absorber rápidamente las demandas y necesidades causadas por la crisis. En la pandemia de COVID-19, el Centro de Ciencias e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins ha realizado muy bien el almacenamiento y la difusión de información.
Las contribuciones de la disciplina de gestión de riesgos son muchas y su implementación puede servir a diferentes intereses. Con un sistema de gestión de riesgos será posible: 1) crear bases de datos de riesgos, 2) organizar información sobre incertidumbres, 3) asociar responsabilidades en los distintos niveles de gestión, obedeciendo la jerarquía organizativa y 4) difundir la cultura de gestión de riesgos.
Es evidente que los riesgos de no implementar un sistema integrado de gestión de riesgos son numerosos y, como es posible observar, sus impactos son inmensos, imposibles de informar. Abran los periódicos de hoy y revisen los titulares, seguramente encontrará un caso de negligencia con la gestión de riesgos. ¿Qué otras acciones consideran importantes implementar? Compártanos su opinión.
Trabaja como investigador de tecnología, gestión de proyectos y consultor de estrategia de negocios, proyectos de oficinas de proyectos, riesgos, implementación, estructuración y lanzamiento de nuevos productos, entre otros. Ph. D. en Ingeniería Industrial por la Escuela Politécnica de la Universidad de Sao Paulo. Magister en Administración por la Universidad de São Paulo.
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