Hace diez años, las reservas de gas natural alcanzaban para 17 años de consumo, mientras que en 2009 eran de sólo 7,8 años. Esta caída se debe sin duda alguna a la menor inversión en exploración y explotación.
De acuerdo al citado estudio, en la década de los ochenta, se perforaron 1.026 pozos de exploración, en los noventa otros 989 y en la última década solamente 484 pozos. La baja en las inversiones, necesarias para cuando menos mantener el nivel de reservas, comenzó en los años noventa. La tendencia decreciente se mantuvo luego a pesar del fuerte aumento en las cotizaciones del petróleo y gas. Este incremento de precios aumentó la rentabilidad del negocio, como lo demuestran las inversiones que se realizaron en otros lugares del mundo, incluido su vecino Brasil. A esto se sumó el incremento del consumo interno a partir de la recuperación de la economía en 2003.
El cambio de tendencia en la demanda interna hubiera requerido un programa destinado a promover la inversión en todo el sector energético, ya que los faltantes o el encarecimiento de algún segmento de la oferta puede ser, en algunos casos, suplantado por una mayor disponibilidad en otros. Sin embargo, la política oficial siguió operando sobre la coyuntura, negando la existencia del problema y, principalmente, compensando parte de la escasez local con importaciones de energía en términos muy onerosos para el sector privado y el fisco. De no modificarse esta orientación, la caída de reservas y de oferta energética se profundizará, lo cual plantea un horizonte de mayores costos para el sector privado, las familias y el fisco argentinos.
En el Perú, por suerte, las cosas se han manejado bastante mejor desde la reforma del sector de la energía. Sin embargo, de cuando en cuando aparecen "expertos" generando debates sobre temas de gran impacto mediático pero de poca importancia para el planeamiento energético. Por ejemplo, la polémica sobre la magnitud de reservas requeridas antes de autorizar la exportación que para unos debe ser veinte años mientras que para otros debería ser cuarenta años.
En realidad, ambas cifras pueden ser convertirse en una barrera para la inversión en exploración. No olvidemos que Argentina suspendió súbitamente su exportación de gas a Chile alegando razones de seguridad energética. Sin embargo, el resultado fue el opuesto ya que, como lo señala el estudio comentado anteriormente, las reservas finalmente cayeron a pesar de la prohibición. En otras palabras, no solamente se afectó la imagen del país por incumplir contratos a largo plazo sino que el objetivo de la seguridad energética invocado tampoco se cumplió.
Otra falacia frecuente es la relativa al precio interno del gas. Como para algunos comentaristas la disponibilidad actual de gas natural es consecuencia del "regalo de Dios" que nos dejó la Shell, el recurso debe entregarse a todos los peruanos al precio más bajo posible....hasta que se acabe. Esto es lo que genera la sensación de escasez ya que todos los que demandan gas sólo lo quieren del Lote 88, el único con precio regulado. Estamos aún muy lejos de la situación por la que atraviesa Argentina pero si mantenemos la actual política de dualidad de precios lo único que conseguiremos es terminar aceleradamente con las reservas de dicho Lote y no estimular la exploración en los demás.
Luego de seis años de desarrollo de la industria existe un déficit grande de infraestructura de transporte y distribución para cubrir el territorio nacional que debe financiarse con participación del Estado. Para esto necesitamos, además de unificar el precio regulado, también unificar el costo del transporte a cualquier punto del territorio nacional. De otra manera todas las industrias intensivas en utilización de gas y las futuras plantas de generación eléctrica se localizarán en los puntos de menor costo de transporte no permitiendo la descentralización económica del país.
La campana electoral presidencial próxima a iniciarse se nos presenta como una magnífica oportunidad para debatir sobre ese plan de largo plazo que muchos acertadamente reclaman para el sector de la energía. Las experiencias de los vecinos deben de ser tomadas en cuenta a fin de evitar "cruces del desierto" innecesarios que otros países ya hicieron con resultados desastrosos. Aprendamos de los errores ajenos.
Jaime Quijandría Salmón
Socio Laub & Quijandría, Consultores y Abogados