¿Qué pasó? ¿No nos dimos cuenta que se venía el racionamiento? No es el propósito de esta nota indagar sobre las causas sino sobre las enseñanzas que ha traído este evento felizmente ya resuelto. El presidente del Consejo de Ministros también se pronunció y planteó la necesidad de introducir acciones de planeamiento estratégico en aquellos sectores como el de la energía en donde las intervenciones del Estado deben programarse con una visión de largo plazo.
Durante mi gestión como ministro de Energía y Minas se tomó la decisión de concesionar la transmisión de electricidad a nivel nacional, que en ese momento estaba a cargo de dos empresas públicas. Al concesionario se le exigió la construcción de una línea que vinculara el norte del Perú con el sur de Ecuador. La lógica indicaba que teniendo los períodos de lluvias en épocas opuestas era conveniente estar interconectado ya que eso creaba una suerte de reserva fuera del país para casos de emergencia.
Al hacerse público que la línea estaba en construcción fui citado de urgencia a la comisión de Energía y Minas del Congreso donde un representante, cuyo nombre prefiero no recordar, me acusó de traidor por propiciar la venta de energía a un país con el que habíamos sostenido diferencias territoriales. La línea se tendió y estuvo mucho tiempo sin utilizarse (un colega me decía que no servía "ni para colgar ropa") hasta que vino la primera emergencia eléctrica en el lado ecuatoriano y luego de unas larguísimas negociaciones se exportó electricidad, pero en cuanto pasó la urgencia se suspendió. La razón que se dio fue que la electricidad se vendía demasiada cara para el estándar ecuatoriano.
Por su parte, la emergencia del lado peruano fue "resuelta" por el gobierno en menos de 24 horas al activar nuevamente la línea y encargarle a la empresa distribuidora de electricidad del norte peruano que suscriba un contrato con su par ecuatoriana. No era pues "traición a la patria" estar interconectados con el Ecuador. La verdad es que nos salvó de un pequeño racionamiento que si bien no se sentiría a nivel domiciliario le crearía algunos problemas (o le aumentaría los costos de generación) a las empresas de mayor consumo en la región.
¿Qué enseñanzas podemos sacar de esta experiencia? La primera es que así como nadie discute hoy la importancia de estar interconectados a nivel de infraestructura terrestre con los países vecinos, deberíamos también tener líneas de transmisión que nos vinculen a todos los países con los que tenemos frontera.
Resulta pues una majadería argumentar que no debemos exportar energía a tal o cual país. Por el contrario, debemos reconocer que la interconexión es buena y en muchos casos nos puede ayudar a solucionar emergencias. Cuando las condiciones políticas y económicas lo permitan deberíamos hacer lo mismo con la interconexión regional eléctrica y gasífera, donde todos los participantes obtienen beneficios y mejoran su seguridad energética.
La segunda es que, como este tipo de obras no se improvisan de un día para otro, es necesario planificar con anticipación estas interconexiones. En el caso comentado, con una línea de 50 MW se pudo subsanar la emergencia ya que estaba lista desde 2004 y el tema comercial se arregló rápidamente imagino bajo el principio de que no hay energía más cara que la que no se tiene. Hoy el planeamiento de las líneas de transmisión está a cargo de COES. Sin embargo, para interconexiones binacionales o regionales resulta indispensable la participación del MEM y Cancillería.
¿Qué acciones debería tomar el gobierno para evitar nuevas crisis energéticas?