Entre las startups, es usual celebrar cuando reciben inversiones de terceros. No obstante, si bien levantar fondos es meritorio, el ciclo exitoso de la operación concluye con la devolución de lo prestado y la generación de dividendos adicionales.
En su etapa inicial, las empresas suelen buscar préstamos o inversiones de terceros que les permitan desarrollar y escalar sus modelos de negocio, y así ofrecer tasas de intereses competitivas a los inversionistas de riesgo (startups). En cuanto a su comunicación, regularmente suelen informar cuando logran recibir el financiamiento buscado.
Por supuesto, lograr que cualquier tercer inversionista se vea interesado en un proyecto y decida invertir dinero en un negocio en etapa inicial es un logro, sobre todo para las empresas que muchas veces no logran consolidar sus planes en el mercado. Sin duda, esta decisión implica haber superado distintos filtros y confirma la existencia de niveles de confianza suficientes en el mercado.
Estas operaciones suelen contar con el respaldo y la asistencia de consultores y expertos que brindan conocimiento y orden a estos proyectos. Así, les permiten levantar, de manera total o parcial, los fondos necesarios para llegar al esperado crecimiento masivo. Por ello, muchas veces la comunicación de las startups al público general suele centrarse en remarcar el logro obtenido en cuanto a obtención del financiamiento, sea por préstamo o por venta de acciones.
No obstante, haber obtenido un financiamiento es solo una parte de un proceso que continúa para lograr que la sociedad receptora ejecute y desarrolle su modelo de negocio. El objetivo es generar ingresos que permitan pagar el capital e intereses ofrecidos a los inversionistas. Posteriormente, se busca dejar ingresos suficientes para que el negocio pueda subsistir sin la necesidad de recibir, a futuro, la inversión de terceros o bien repartir los dividendos a los accionistas originales, una vez pagadas todas las deudas.
Sobre esta segunda parte del proceso, no es recurrente ver tanta comunicación. Por el contrario, el mensaje parece indicar, en algunos casos, que levantar fondos y continuar generando más deuda es la finalidad del proyecto. Ese estadio del negocio se siente per se exitoso, indistintamente de si el proyecto logra cumplir las expectativas ofrecidas a sus inversionistas.
Sin duda, la comunicación representa un rol importante en los negocios que buscan recibir capitales de terceros, por lo que demostrar el éxito en esa tarea es un instrumento llamativo para generar el interés de mayores potenciales inversionistas. Sin embargo, también es relevante recordar que la revisión de estas empresas debe medirse con base en las garantías y en el cumplimiento de las ofertas realizadas.
Sin perjuicio de que el capital sea de riesgo, el cumplimiento de metas, otorgar facultades a un controller y la medición de gastos de publicidad y consultoría, entre otros rubros, resultan útiles no solo para estos negocios, sino para cualquier proyecto en general, pues así se reducen riesgos. Es clave conocer las etapas y las finalidades de los financiamientos en startups para entender mejor la situación de las empresas y determinar con más claridad sus niveles de riesgo, éxito y cumplimiento con lo ofrecido. ¿Has realizado este proceso en tu organización? Cuéntanos tu experiencia.
Carlos Fernández Gates es profesor en ESAN Business Law
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La comunicación representa un rol clave en los negocios que buscan recibir capitales de terceros. Demostrar el éxito en esa tarea genera el interés de más inversionistas en potencia.
Abogado por la PUCP y Máster en Derecho Comercial e Internacional por la Universidad de Buckingham. Actualmente, es Consejero Comercial de New Zealand Trade & Enterprise y Director Ejecutivo de su propio estudio. Con experiencia en PwC Perú, y en Londres, se especializa en derecho societario y comercial. Profesor en ESAN y autor de un libro sobre inversión extranjera y derecho empresarial. Ha sido distinguido como Caballero de la Orden del Camino de Santiago.
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Ser una sociedad irregular trae consecuencias vinculantes para los individuos que actúan como representantes, a pesar de que muchas de las causales de disolución de sociedades establecidas en la norma, no tienen relación directa y en muchos casos no son conocidas por los apoderados.