En nuestro país, las transnacionales y las empresas líderes nacionales son las que tienen más claro lo que buscan los jóvenes en relación a su carrera. Por ello, no solo vienen implementando planes de retención, sino también, de sucesión.
En el Perú, ya existen empresas, principalmente las compañías transnacionales y las líderes nacionales, que adecuan su forma de trabajar a las necesidades de los jóvenes de la generación del Milenio o Millennials, que se caracterizan, entre otros aspectos, por su alto nivel de rotación.
Actualmente, por ejemplo, se les ofrecen jornadas de trabajo más flexibles, part time o teletrabajo. Además, les permiten escoger su horario y tienen tres tardes por semana para trabajar fuera de la oficina o tres tardes para ir a trabajar si así lo prefieren.
Para situar un caso en específico, existe un supermercado que tiene 9000 empleados aproximadamente que les dice a los jóvenes que escojan sus horarios con total flexibilidad y libertad. Pueden escoger trabajar en las mañanas o en las tardes, combinar las mañanas y tardes, o solo ir al trabajo los fines de semana. Un horario de trabajo hecho a merced del joven.
Las empresas también buscan adaptarse a los nuevos trabajadores con elementos de adecuación. Uno de ellos consiste en ambientar el centro laboral de manera más amigable, incorporando sillones cómodos, pantallas de televisión o internet gratis, es decir, hacer el lugar más cálido.
En Lima ya contamos con oficinas del estilo 'Google', donde la infraestructura del centro de trabajo impulsa el desarrollo del trabajador a través espacios más lúdicos. Otra está relacionada a las necesidades de los jóvenes y consiste en ofrecer un servicio de gimnasio subsidiado por el empleador, acceso a promociones de cine, teatro, o conciertos. Esto se conoce como salario emocional y no monetario, y ya está presente en muchas empresas.
Otra clave bastante importante para los jóvenes es la eliminación de los papeles burocráticos. Ellos prefieren que las comunicaciones se realicen vía correo electrónico o mediante sistemas informáticos. Mientras que las líneas de carrera deben ser claras y transparentes, a tal punto que los Millenials puedan dar saltos en la carrera si es que están altamente capacitados. Los jóvenes quieren tener en claro su línea de carrera y, si no ascienden rápido, muchas veces se irán a otra empresa.
Nuevas propuestas
Las empresas no solo les proponen a los jóvenes planes de retención. Ahora trabajan mucho con la sucesión. La retención con ellos ya no funciona porque los jóvenes están en constante búsqueda de opciones y oportunidades: ellos quieren hacer cosas nuevas. Aquel concepto de estar diez años en una misma empresa solo para reemplazar algún día al jefe no es para los chicos de esta generación, un joven quiere dinamismo. Necesita retos constantes y trabajar en proyectos nuevos. Por ello, muchas empresas los involucran en planes de innovación, lo cual -complementado con la experiencia de otras generaciones- podría llevar a un resultado interesante.
Estamos ante una tendencia inevitable y la empresa que no se adapte a esta generación difícilmente será sostenible en el tiempo. Un ejemplo más claro es conseguir que los operarios de una fábrica trabajen en feriado es cada vez más difícil. Ya casi nadie trabaja el Día del Trabajador o en Navidad, porque los jóvenes tienen una valoración muy alta de su tiempo de descanso para fines personales. No quieren ganar más, quieren más tiempo libre. Y no solo grandes empresas o aquellas orientadas a la tecnología tienen que de adecuarse. Todas las empresas deben adecuarse a lo que implica trabajar con jóvenes.
La otra protesta
Los jóvenes de la generación del Milenio conocen más sus derechos porque pueden educarse a ellos mismos, saben usar la Internet para calcular su gratificación y son muy sensibles a la injusticia. Recientemente, una empresa no le renovó el contrato a plazo fijo de una trabajadora gestante y quienes promovieron un paro en esa empresa fueron los jóvenes, un hecho que demuestra que son muy solidarios y justos con sus compañeros.
Hoy en día tenemos sindicatos formados por jóvenes que utilizan diversas herramientas. Las quejas modernas no se dan solo a través de huelgas, sino también, con presión mediática a través de las redes sociales. Ahora se utilizan mecanismos alternativos a la clásica violencia. Y es que los jóvenes prefieren reclamar de forma no violenta. El mejor ejemplo de esto fue la presión social que terminó con la derogación de la denominada 'Ley Pulpín'. La norma no era mala, pero los jóvenes la derogaron solo con marchas y presión mediática. La violencia, en este caso, fue mínima.
¿Qué otros planes para los jóvenes Millennials pueden implementar las empresas?
Las empresas peruanas obtuvieron desde el siete de agosto pasado una importante reducción de multas por infracciones laborales. La medida fue dispuesta por el Decreto Supremo 015-2017-TR, que modifica el Reglamento de la Ley General de Inspección General del Trabajo.
Recientemente el presidente de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), Mario Mongilardi, señaló que el Perú requiere de una reforma laboral profunda que incorpore a más trabajadores a la formalidad. No es la primera vez que se plantea esto desde el empresariado y se hace necesario tomar acciones concretas.
La contienda electoral nos mostró posiciones divergentes en los asuntos laborales, continuando la politización de los mismos. Los criterios normativos son interpretados rígidamente por las autoridades laborales y el mercado de trabajo sigue siendo altamente informal. Hace falta impulsar más la economía para que se observe mejoras en este terreno.