Según el Diccionario de la Real Academia Española, virtual es aquello que tiene existencia aparente y no real. Durante mis lejanos tiempos de estudiante de medicina, usábamos el término en anatomía para referirnos a aquellas cavidades como la pleural (en los pulmones), que no se hacen evidentes, sino hasta que ocurre algún trastorno, como un acúmulo de líquido, por ejemplo.
Tiempo después, con el auge de las tecnologías de información y comunicación, vimos cómo el término se hizo tan de dominio público que pertenecer a grupos virtuales se convirtió en un imperativo de la sociedad moderna. Sin embargo, a pesar de esta modernidad, referirse a una "biopsia virtual" nos remite a un mundo de ciencia-ficción.
¿Alguien podría creer que esta tecnología ya es realidad y que la tenemos disponible en el Perú? Hace pocos días tuve la oportunidad de asistir a una conferencia que precisamente trataba sobre el desarrollo de estudios de "espectroscopía". Estos sirven para diagnosticar una serie de dolencias que afectan al sistema nervioso central, mediante imágenes que permiten la visualización de las concentraciones de ciertas sustancias químicas asociadas a dichas enfermedades.
Los colegas demostraban la utilidad del procedimiento para diferenciar una neoplasia benigna de una maligna, para confirmar el mal de Alzheimer o para identificar una patología tan frecuente en nuestro país como es la tuberculosis, en este caso, de localización cerebral.
Si alguna de estas dolencias se presentara en un órgano accesible, el médico podría practicar una biopsia y estudiar el tejido obtenido. En razón de encontrarse en una bóveda cerrada y por su delicada naturaleza, el cerebro es inaccesible y, por ende, a menos que se trate de un abordaje quirúrgico, sería muy difícil conocer con certeza la constitución íntima de alguna afección neurológica.
Sin la ayuda de tecnología de punta y la capacitación de médicos radiólogos ultraespecializados, estos métodos de diagnóstico no podrían estar al alcance de los usuarios.
Como ha ocurrido antes, es la empresa privada la que primero ha apostado por esta innovación habiendo invertido importantes recursos en la puesta en marcha de un instituto de investigación, que ya ve sus primeros frutos.
Varias publicaciones especializadas dan cuenta de los hallazgos y su difusión contribuye a reposicionar a la medicina peruana como una disciplina en franco progreso. Cabría preguntarse: ¿cuánto tiempo pasará hasta que este avance científico sea accesible para todo el que lo necesite? De momento, por su alto costo, y su naturaleza de servicio privado, está reservado para las personas con cierta capacidad adquisitiva.
Aunque tal vez los seguros públicos de salud, como el Seguro Integral de Salud, los autoseguros de las Fuerzas Armadas y Policiales e incluso EsSalud ya hayan incluido dentro de sus beneficios este innovador procedimiento diagnóstico, mediante algún tipo de convenio de prestación de servicios. Siempre en el terreno de la lucha por la equidad en el acceso a servicios de salud, nos gustaría invocar a las autoridades del Ministerio de Salud para que apoyen la adquisición de esta moderna tecnología, así como promuevan la capacitación de los profesionales encargados de operarla.
¿Considera usted prioritario que las entidades del sector salud inviertan en la adquisición de tecnología de punta para atender a los pacientes?