Los conflictos éticos en una empresa suelen aparecer cuando las personas que han de tomar las decisiones empresariales se encuentran con la imposibilidad de elegir acciones que satisfagan al mismo tiempo tanto sus criterios de racionalidad económica como éticos.
Hace poco leí una tarjeta de publicidad de una empresa virtual y decía "El Perú necesita gente decente". Interesante motivo para reflexionar acerca del tema.
Sin duda, los problemas éticos pueden ser vistos como difíciles, desagradables y hasta sin solución algunas veces, pero la calidad ética de la empresa y sus gerentes no depende del entorno, sino de cómo reaccionan los gerentes ante éste. Y esa reacción dependerá de lo que esos gerentes y esa empresa quieran conseguir.
Si lo que buscan es únicamente obtener dinero inmediato, habrá muchas ocasiones en las que los valores éticos serán un obstáculo para conseguirlo. Siendo la antes mencionada la única meta, ¿qué motivo justificaría no ir tras este objetivo? El tema primordial vendría a ser, por lo tanto, cómo se definen las metas de la empresa, lo que lleva también a plantearnos la siguiente pregunta: ¿la búsqueda de maximizar lo económico no debe ser de corto plazo sino de largo plazo?
En ciertas situaciones del entorno de la empresa, el logro de sus metas económicas puede parecer especialmente difícil sin recurrir a recursos cuya calidad ética es al menos cuestionable. En ese tipo de entornos suele también ocurrir que ciertos comportamientos que dan la impresión de no ser demasiado incorrectos -solo ligeramente no éticos- ofrecen buenas posibilidades económicas. Los rigurosamente éticos; sin embargo, parecen conducir al desastre económico.
Es evidente para nosotros que muchos países de América Latina están inmersos en una profunda crisis socioeconómica. En parte ésta se debe a problemas económicos y políticos que se han ido agravando con el paso de los años. No obstante, la crisis actual no es solo el producto de dilemas de esta naturaleza, sino que es el resultado de una profunda crisis de valores en las personas que manejan a todo nivel los diferentes aspectos de la vida socioeconómica de estas naciones.
Muchas de estas personas demuestran relativamente poca capacidad de integrar valores y principios morales en la toma de sus decisiones. Hechos recientes nos muestran que los problemas de valores se extienden a los demás continentes también.
Otro dato importante es que de acuerdo a una encuesta de hace algunos años, entre el 82% y el 87% de los profesionales universitarios muestran una marcada tendencia a pensar que en caso de conflicto entre la ética y el negocio, el negociante peruano tenderá a favorecer éste último.
¿Cuál es, en consecuencia, uno más de los principales desafíos para el futuro? Desarrollar estrategias para combatir la corrupción. Suena fácil pero no lo es en absoluto. Esto implica una serie de acciones coordinadas entre todas las instancias de la administración y una actitud de los individuos de seguir sus valores y no dejarse llevar por entornos corruptos. Implica darle una connotación moral al comportamiento empresarial y llevar a cabo un cambio de paradigmas, tanto a nivel privado como público.
En su opinión, ¿qué se debe hacer para conjugar el cumplimiento de valores éticos con la rentabilidad del negocio?
Doctora en Ciencias Económicas (Ph.D. in Economics) - WHU - Otto Beisheim Graduate School of Management, Koblenz, Alemania. Magíster en Administración - ESAN, Lima, Perú. Ingeniera Industrial - Universidad de Lima, Lima, Perú. Profesora de Liderazgo y Comportamiento Organizacional (MBA y Maestrías Funcionales). Profesora de Gerencia Estratégica (MBA y Maestrías Funcionales). Miembro del Área Académica de Administración. Actualmente es decana de ESAN Graduate School of Business.
A pesar de que las universidades registran más mujeres matriculadas que hombres, la presencia femenina en el mercado laboral aún es menor, debido a muchos factores socioeconómicos que debemos analizar.
Si una empresa desea tener éxito, debe desarrollar un comportamiento organizacional que le permita lograr un buen funcionamiento en todos los niveles de su escala jerárquica. ¿Por dónde empezar este proceso?
La dirección estratégica facilita el logro de metas y los procesos de cambio en las organizaciones. Para ello, es importante analizar a fondo las propias fortalezas y debilidades, pero también diversos factores del entorno.