Entre las numerosas propuestas laborales por debatir en el Congreso surge el anteproyecto de Código de Trabajo, un documento que no solo cumple el rol de consolidar la dispersa legislación laboral, sino que también propone una serie de cambios a la normativa vigente, pensando en la mejora de los derechos laborales. No obstante, ¿realmente podrá cumplir con este objetivo?

Falta de protección al trabajador informal

El anteproyecto reconoce la existencia de una alta tasa de empleo informal. Sin embargo, no establece cómo es que su eventual promulgación podría solucionar este problema o si los cambios propuestos implican mayores costos y restricciones para la contratación. En efecto, en el diagnóstico de la situación del mercado de trabajo que se realiza en el informe final del anteproyecto, se establece que la tasa de empleo informal fue del 75.3 % en el 2020.

Si bien podría pensarse, en primera instancia, que este alto porcentaje es una consecuencia de los efectos económicos de la pandemia de la COVID-19, lo cierto es que la tasa ha variado entre 72 % y 75.3 % entre el 2011 y el 2020, según el referido diagnóstico. Es aquí donde nos preguntamos: ¿no sería mejor enfocar los esfuerzos en disminuir esa tasa de informalidad?

Es preocupante que no exista un análisis sobre el impacto de los cambios normativos que propone el anteproyecto en la tasa de informalidad, y que —en general— no haya claridad sobre las medidas para reducirla. Los trabajadores con empleo informal no suelen tener acceso a beneficios laborales completos, seguridad y salud en el trabajo, seguridad social ni estabilidad laboral, y el anteproyecto no es una solución a esa realidad.

Falta de consenso sobre la mayor parte del anteproyecto

El 60 % del anteproyecto aún no ha sido consensuado. Consideramos importante el diálogo entre trabajadores, empleadores y Gobierno para consensuar las propuestas, ya que facilita la permanencia de las normas en el tiempo y permite mejorar las relaciones entre las partes implicadas.

Por otro lado, las imposiciones generan inestabilidad que, a su vez, impacta en el mercado de trabajo, con el riesgo de que se incremente la tasa de informalidad. El anteproyecto se debatirá en el Consejo Nacional de Trabajo, lo que representa un primer paso positivo. Esperamos que se fomente el diálogo y se privilegien los consensos para asegurar una norma equilibrada que perdure en el tiempo.

¿Es realmente necesario un Código de Trabajo?

Creemos que sí es necesario un Código de Trabajo. La dispersión normativa dificulta la difusión del conocimiento de las normas laborales. Existen varios criterios de interpretación pacíficos de los jueces laborales que pueden recogerse en el Código, así como algunos aspectos laborales pendientes de regulación.

No obstante, también es necesario que un eventual Código de Trabajo, como toda nueva norma laboral, cumpla con disminuir —o, por lo menos, no aumente— la alta tasa de empleo informal que vive el país. De lo contrario, los nuevos beneficios quedarán solo en el papel.

*Luis Santa Cruz es docente de ESAN Business Law

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