El COVID-19 invade el globo y nos está afectando a todos. Como medida preventiva, tanto el Perú como muchos otros países han implementado medidas extremas, pero necesarias, para prevenir el contagio. Lamentablemente, estas mismas medidas han paralizado la economía global (hibernación), siendo esta paralización más severa en el Perú por haber actuado más temprano y en forma más estricta. Una consecuencia de esta hibernación económica mundial será una recesión, con una lamentable pérdida de empleos.
Un ejemplo dramático del impacto de la pandemia en el empleo nos lo da el número de solicitudes al seguro de desempleo en EE. UU. Este número, que en los últimos años ha sido de alrededor de 300 000 solicitudes semanales (o cerca de 1.2 millones cada 4 semanas), ha saltado a 22 millones en el último mes. Esto es algo nunca antes visto en EE. UU. y está sucediendo a pesar de que ellos han impuesto restricciones menos severas y más tardías que las impuestas por el Gobierno peruano. El economista Justin Wolfers del The New York Times calcula que la recesión en EE. UU. sería de -15 % de su PBI. En forma similar, el FED (el BCRP de EE.UU.), estima una pérdida de PBI entre el -10 % y el -40 %.
En el caso del Perú, el Banco Mundial predice que este año sufriremos una caída de -4.7 % del PBI. En nuestra opinión, el efecto del COVID-19 será más severo y tendríamos una contracción del -5.5 %. Nuestro cálculo considera una economía global en recesión y una alta volatilidad en los mercados financieros, así como en el precio del petróleo y en el precio de nuestros productos minerales y de agroexportación. Además, se espera una paralización completa en el sector turismo, que es la tercera fuente de divisas. Finalmente, los fondos que invierten en el Perú se retraerán por la incertidumbre generada por el virus y por los próximos períodos electorales, tanto en el país como en EE.UU.
También, preveemos que no solamente sufriremos por esta larga y casi completa paralización del aparato productivo, sino que también creemos que la estrategia sanitaria post-cuarentena no permitirá una recuperación rápida de la economía. Esto se traducirá en una reducción completa del gasto discrecional de las familias peruanas, en un congelamiento de la confianza de los consumidores e inversionistas y que las empresas mantengan su incertidumbre sobre la continuidad de sus operaciones.
Para luchar contra esta recesión y contener la pérdida de empleos, el Perú implementará un estímulo a la economía del orden del 12 % del PBI. Gracias a él se espera que nuestra recesión sea menos larga y profunda. Aun así, el COVID-19 afectará severamente al empleo, especialmente el de las poblaciones más vulnerables e informales. Este grupo vulnerable (peruanos e inmigrantes), continuará necesitando de transferencias y bonos para evitar que aumente su vulnerabilidad poniendo en riesgo su techo, sus servicios básicos o su alimentación.
Nuestro cálculo del desempleo en el Perú por causa del COVID1-9 contempla los siguientes supuestos:
En consecuencia, el impacto del COVID-19 en el empleo del Perú, considerando los supuestos mencionados, pero sin contemplar las iniciativas del Gobierno, provocaría una pérdida de aproximadamente 3.5 millones de empleos. Si a éste número le sumamos los 700 000 desempleados iniciales, el Perú acabaría el año con 4.2 millones de desempleados, lo que equivale a una tasa de desempleo del 23.6 % de la PEA.
Ahora, este escenario se verá amortiguado por varios estabilizadores automáticos del empleo en el Perú. Entre los más importantes estarán:
Estímulo del 12 % del PBI por el gobierno: creemos que la velocidad de implementación de esta medida es primordial, aunque no se haga de manera perfecta. Si no se acelera, su efecto positivo en el empleo se vería diluido. Además, esperamos una serie de medidas complementarias del Gobierno para asegurar un rebote rápido de la recesión. Si estas medidas surten el efecto esperado, se podría asegurar que hasta 1 millón de personas no pierdan su trabajo.
El empleo informal: al ser el empleo informal tan dinámico, éste podrá absorber hasta 1 millón de desempleados provenientes del sector formal o de otros sectores informales. Como resultado, estas personas seguirán recibiendo un salario o jornal, pero los trabajos del sector informal serán más precarizados y seguramente el salario promedio bajaría.
Expansión del gasto público en inversión por el gobierno: con tasas de interés nacionales e internacionales cercanas a cero, éste es el momento para hacer una lista de las inversiones públicas más urgentes (respiradores, camas UCI, hospitales, represas, hidroeléctricas, carreteras, líneas 3/4/5 del metro, investigación y un largo etc), tomar dinero prestado, e invertir en esta infraestructura mínima que nuestro país no tiene. Este gasto grande por parte del estado demora (estudio de factibilidad, expropiaciones, licitaciones, otros), por lo que se debe empezar ya. Este rubro podría absorber hasta 50 000 personas en su etapa inicial y hasta 250 000 en sus etapas de construcción. No obstante, esta segunda etapa recién llegaría en un par de años. De todas maneras, es inversión que hay que hacer.
Maestrías y diplomados: es probable que muchas personas encuentren que éste es el momento ideal para empezar una maestría o algún otro tipo de estudios. Estos estudios se harían de manera remota, y les permitiría invertir en ellos mismos por 1-2 años mientras la epidemia pasa y llega una vacuna. Entonces se podrían reintegrar al aparato productivo en mejores condiciones que cuando lo dejaron. Esto permitiría absorber hasta 150 000 personas.
Emigración: éste ha sido, junto con la informalidad, uno de los amortiguadores más importantes para reducir el desempleo en el Perú. En estos momentos, con el virus cerrando fronteras y cancelando vuelos, esta posibilidad no es viable. Al contrario, como hemos visto, es posible que el virus desestabilice aún más a países cercanos, y esto haga que el Perú se vuelva nuevamente un destino para emigrantes y refugiados de otros países.
Sin duda, estamos ante un desastre natural de impacto mayor en nuestro país. Aún si todos los amortiguadores automáticos del empleo funcionaran óptimamente, terminaríamos con alrededor de 2 millones de desempleados y una tasa de desempleo del 12.4%, la que sería una tasa más alta aún que el shock del 93 (9.9 %). Además, calculamos que la tasa de informalidad del empleo regresaría al 82 %, nivel en el que estábamos hace más de 10 años. Como se puede ver, el impacto económico y social va a ser grande.
En un próximo artículo propondremos medidas específicas, complementarias a las anunciadas por el gobierno, y enfocadas en generar empleo en los tiempos del COVID-19 en el Perú.
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Autores:
Mg. Marco Vinelli Ruiz
Director de la Maestría en Administración de Agronegocios - ESAN
Profesor de ESAN. MBA de CENTRUM. Economista de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ex Director Ejecutivo de Agrorural y Agroideas. Ha sido miembro del Directorio de Agrobanco. Director de la Maestría en Administración de Agronegocios de ESAN.
Alberto Maurer Fossa, PhD
Profesor de Maestría en Administración de Agronegocios - ESAN
Ph.D. en Genética por la Universidad de Missouri, Estados Unidos. Agrónomo de la Universidad Nacional Agraria La Molina. Profesional con más de 20 años de experiencia en la concepción, gestión y liderazgo de proyectos científicos y operacionales. Se ha desempeñado como Científico en Jefe para China del Centro Internacional de la Papa; Jefe del Instituto Nacional de Innovación Agraria - INIA, así como en diversas empresas empresas y organismos estatales en México, Holanda, Perú y China. Actualmente se desempeña como profesor de la Maestría en Administración de Agronegocios de ESAN.
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