En el Perú, la informalidad ha resultado atractiva para quienes desean obtener mayores beneficios a corto plazo, fuera de los esquemas tradicionales del desarrollo empresarial. Así se dejan de lado aspectos que fortalecen el crecimiento sostenible, como el acceso al crédito, la asociatividad, la búsqueda de nuevos productos y mercados, la fidelización de clientes y el desarrollo de talento. En este contexto, que involucra a todos los sectores económicos, iniciar el proceso de formalización no es tarea fácil, pero tampoco imposible.
En estos últimos años hemos visto fracasar diversas iniciativas locales de formalización y desarrollo empresarial, uno más creativo que otro. La hipótesis es que esas propuestas consideran a la formalización en sí misma como el elemento inicial, punto de partida o requisito previo para la competitividad, cuando podrían considerarla como una consecuencia.
Con las TI han surgido emprendimientos que buscan nuevas formas de colaboración y asociación de conglomerados.
El primer reto consiste en entender que los emprendimientos se conciben desde la lógica de sobrepasar la valla de una economía de subsistencia hacia una fórmula empresarial que habilite la sostenibilidad del negocio. La competitividad debe traducirse en la capacidad de generar valor a un precio razonable que dé como resultado una mayor satisfacción a los consumidores. La única forma de lograrlo sería recurrir a modelos de negocio basados en tecnologías de información (TI).
Con las TI han surgido emprendimientos que buscan nuevas formas de colaboración y asociación de conglomerados que tienen a su disposición y alcance fórmulas para satisfacer necesidades de clientes con mayores y mejores demandas. Estos modelos de negocio han modificado la disponibilidad tradicional de los productos y servicios, por lo que podrían considerarse ideas disruptivas o radicales.
La aplicación de modelos de negocio basados en TI impulsa la formalización de los negocios o, cuanto menos, permite contar con la titularidad de los universos de personas que inician, logran, buscan, participan y disponen de mecanismos para atender servicios de forma ocasional o permanente. Este es un fenómeno económico y social sin precedentes, ya que Perú mantiene el cuarto lugar en emprendimiento en Latinoamérica, con una tasa de actividad emprendedora (TEA) de 25.1 %, por encima de la TEA de Latinoamérica (18.8 %), según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM).
Esta situación avanzaría de manera positiva con la instrumentalización de políticas diseñadas para dar soporte a la nueva estructura empresarial, donde todos ganan: el cliente (mejor servicio, precio y accesibilidad), el empresario (competitividad, captación de clientes y fidelización) y la sociedad (economía formal). El ejemplo más tangible en nuestra realidad informal lo muestra el servicio de taxis y de entrega por encargo (remise).
Estas empresas logran competitividad con la implementación de modelos de negocio que aplican las TI, pero también consiguen que cientos de trabajadores independientes e informales se registren y sean reconocidos en el sistema formal. El resultado es una unidad económica formal, mediante servicios que interactúan con aplicaciones inteligentes que tienen características de asociatividad, colaboración, integración y una mirada cercana a las necesidades y los comportamientos de los clientes.
En conclusión, la formalización se puede producir a través de la competitividad, que se fabrica con modelos que incorporan el uso intensivo de las TI. En este orden de ideas, podemos preguntarnos: ¿qué otros sectores podemos citar o incluir en estos nuevos modelos? ¿Cuáles serían estas políticas necesarias para caminar hacia la competitividad y la formalización?
Con las TI han surgido emprendimientos que buscan nuevas formas de colaboración y asociación de conglomerados.
Master en Gestión de Tecnologías de Información en la Universitat Ramón Llull – La Salle - España y Magister en Dirección de Tecnologías de Información en la Universidad ESAN. Estudios de postgrado en Derecho Civil Empresarial de la Universidad Privada Antenor Orrego. Licenciado en Ciencias Administrativas por la Universidad de Lima con especialización en planeamiento, procesos y proyectos y gobernabilidad y gerencia por la CAF y The Graduate School of Political Management de la George Washington University (GWU). Se ha desempeñado como director de proyectos tecnológicos de gobierno electrónico con apoyo de la cooperación internacional y el BID. Conferencista en diversos foros internacionales del CIAT, el Programa EuroSocial-Comunidad Europea y la OIT.