Cualquier propuesta de estrategia energética a largo plazo que no plantee como idea central la existencia de límites físicos inherentes a la explotación de los recursos fósiles y, por tanto, la imposibilidad de garantizar un crecimiento económico infinito en un entorno de recursos finitos está inexorablemente abocada al fracaso.
Dejando de lado las habituales escenas de desgarro emocional patriótico que suelen incorporar los anuncios de nacionalización de recursos naturales, la sensación percibida en el acto de expropiación de las acciones de Repsol fue descaradamente y manifiestamente victimista.
En resumen, el socio español de la empresa hispano-argentina Repsol-YPF, cual ladrón sigiloso, se encargó durante más de una década de vaciar las reservas probadas de petróleo en Argentina. Ningún alto funcionario argentino, ni ningún alto ejecutivo de los restantes socios de la mencionada petrolera, sospechó de tan grotescas y desvergonzadas actividades.
Es curioso que aquellos que tan alegremente entregaron la empresa estatal a manos privadas en el año 1999 y, por tanto, actuaron como cómplices del denominado vaciamiento petrolero, sean ahora los principales actores del proceso de expropiación del petróleo. Un desleal acto de travestismo ideológico con sus antiguos socios españoles.
Lo más probable es que la jerarquía burocrática argentina permitiera ese despiadado desfalco energético y ante la incertidumbre de que Repsol ofrezca en venta su participación a una tercera petrolera, algunos analistas afirman que empresas estatales chinas tenía intenciones de participar en el negocio-, los altos funcionarios del gobierno argentino se hayan adelantado a un hecho consumado de inimaginables consecuencias para el cálculo electoral del partido en el gobierno.
La situación desvelada por las autoridades argentinas es muy grave porque exige la realización de una auditoría integral que permita establecer los responsables locales y extranjeros del vaciamiento energético, del impacto medioambiental y del efecto económico del desabastecimiento del país y, por supuesto, sancionar debidamente a los culpables, paisanos y foráneos.
Un análisis estrictamente energético de la situación actual del sector petrolero en Argentina revela las siguientes realidades:
Figura 1: Evolución de la producción y consumo de petróleo en Argentina de 1970 a 2010
En la Tabla 1, se presenta una simulación de los años de autosuficiencia argentina en función del porcentaje de incremento del consumo interno. No es difícil deducir que para satisfacer la creciente demanda interna, con los niveles actuales de declinación de los campos petrolíferos argentinos, la importación de petróleo extranjero será una de las herencias más pesadas de su antiguo socio de negocios Repsol, y uno de los limitantes del boyante crecimiento económico argentino experimentado en los últimos 10 años.
Tabla 1: Años de autosuficiencia en función del porcentaje de incremento del consumo interno
Argentina ha entrado en un proceso de declive irreversible de la producción de petróleo. Además, la actual política energética argentina no presenta indicios de modificar a corto plazo la estructura de consumo de recursos fósiles, que suministran hasta un 83% del consumo de energía primaria del país.
Año a año, la brecha entre producción y consumo de petróleo se irá incrementando. En el 2011, esa brecha fue de aproximadamente unos 50 mil barriles diarios. El déficit anual que para el 2012 podría alcanzar los 35 millones de barriles.
Una característica singular del sector petrolero argentino es que, debido a la política de subvenciones internas y a los altos precios internacionales del crudo, las empresas que extraen petróleo suelen exportar una importante parte de su producción, teniendo el Estado Argentino que cubrir con petróleo extranjero la demanda interna no cubierta por el crudo nacional. Esta incoherente política ha significado que el saldo deficitario comercial entre importaciones y exportaciones sea de 3029 millones de dólares en el 2011, figura 2.
Figura 2: Evolución del saldo comercial de crudo en Argentina en el periodo de 1995 - 2011
La gran esperanza del futuro energético argentino se denomina Vaca Muerta. Un yacimiento de petróleo no convencional de esquistos bituminosos que exigirá escalofriantes inversiones y un impacto medioambiental muy significativo.
La explotación de los esquistos bituminosos emplea tecnologías de extracción muy diferentes a las habituales. En general, consiste en realizar profundas perforaciones e inyectar sustancias químicas para estimular al hidrocarburo, contenido en formaciones poco permeables, a salir a la superficie.
Una de las más controvertidas tecnologías de explotación de hidrocarburos no convencionales es la tecnología de fractura hidráulica. Conocida en la terminología anglosajona como "fracking", muy empleada en los Estados Unidos, pero a costa de un irreversible impacto medioambiental en las zonas de explotación.
A diferencia del hidrocarburo convencional, estos recursos fósiles se encuentran difuminados entre las rocas. El proceso de extracción es más complejo. Las rocas deben ser perforadas de forma horizontal y luego mediante la técnica de fracturación hidráulica se libera el hidrocarburo, que posteriormente se conduce hacia la superficie para su transporte y tratamiento.
La utilización de grandes cantidades de agua y químicos de alta toxicidad así como las particularidades de la tecnología empleada en la extracción de los hidrocarburos no convencionales generan graves impactos medioambientales, sobre todo en los recursos hídricos de las zonas de explotación, los ecosistemas y las tierras de cultivo.
Por otro lado, es necesario que se supere cierto umbral de viabilidad exploratoria y comercial para que los recursos existentes en el yacimiento de Vaca Muerta se consideren como reservas probadas. Es decir, se deberá evaluar, después de un tiempo de explotación prudente, el nivel de declinación del yacimiento y, por tanto, proceder a certificar las reservas probadas y establecer la viabilidad económica de la extracción de hidrocarburos en el yacimiento descubierto en noviembre de 2011. Por tanto, aún es un poco pronto para afirmar que Argentina es la nueva Arabia Saudí de América del Sur en reservas de hidrocarburos no convencionales.
Según los datos existentes, el yacimiento tiene un área de exploración de 30 mil kilómetros cuadrados. Hasta antes de la expropiación, Repsol-YPF había obtenido unos 700 mil barriles equivalentes de petróleo en 15 pozos en funcionamiento. Las reservas de hidrocarburos no convencionales aún no certificadas podrían alcanzar los 22 mil millones de barriles equivalentes de petróleo, de los cuales casi 6 mil millones podrían ser petróleo no convencional y el resto es gas no convencional, figura 3.
Figura 3: Datos del yacimiento de petróleo no convencional de Vaca Muerta
La perforación, extracción y tratamiento de los hidrocarburos no convencionales a partir de esquistos bituminosos tienen unos costos de inversión y mantenimiento muy elevados.
En caso de que las actuales exploraciones demuestren que hay reservas suficientes para hacer rentable la explotación del yacimiento, entonces será necesario acometer un plan de inversiones de unos 31.500 millones de euros en los próximos años para la instalación de casi 2.000 pozos e iniciar una producción estable a partir del 2015. El tiempo juega en contra de la ahora renacionalizada empresa petrolera argentina.
Sin considerar malicias políticas y corruptelas provinciales, la encrucijada argentina se puede resumir en las siguientes reflexiones, estrictamente técnicas:
1. La producción de crudo convencional en Argentina ha iniciado un importante declive justificado por el agotamiento de los recursos primarios. Es un condicionante geológico en el que no es necesario buscar culpables. La declinación es un hecho asociado a cualquier explotación de petróleo convencional o no convencional.
2. El consumo de petróleo en Argentina se incrementa debido al crecimiento económico del país y particularmente a la entrada de cientos de miles de coches al año en el sector automotriz.
El parque automotor en Argentina superó la cifra de 10 millones de unidades en el 2010. En ese mismo año, se vendieron en Argentina 700 mil coches. En el 2011 la venta en concesionarios de automóviles fue de 883 mil unidades. La tendencia creciente de ingreso de automóviles en el parque automotriz, que parece irreversible, es del orden del 11,5% al año, figura 4.
En Argentina, a ese ritmo de crecimiento, en 6 años, las ventas de automóviles anual será de casi 1 millón 800 mil automóviles. La apuesta por un sistema de transporte basado en el petróleo es una acción irresponsable que encadenará a Argentina a un recurso fósil adictivo cada vez más escaso, caro y muy complicado de reemplazar.
Figura 4: Evolución de las ventas de automóviles en Argentina entre 1958 - 2010
3. Las reservas de petróleo convencional se reducirán año a año, no depende de los sueños y deseos de los gobernantes de realizar perforaciones y grandes descubrimientos, es una situación irreversible que obliga a las autoridades argentinas a plantear una alternativa inteligente al aumento del consumo de petróleo en el sector automotriz y una nueva política energética que incremente la independencia e invulnerabilidad del país.
4. La existencia de reservas no convencionales en el yacimiento de Vaca Muerta certifica que ya no hay más crudo convencional en el suelo argentino o yacimientos importantes que descubrir, quizás algunas reservas en la plataforma atlántica, y empuja al país a consumir las últimas reservas de hidrocarburos existentes en su territorio.
5. La explotación de los últimos recursos petrolíferos existentes en Argentina sólo otorgará algo de tiempo a la lenta agonía energética que ya experimenta el país austral y desvanece la alucinación de autoabastecimiento a la que invocan las autoridades argentinas, sin despreciar el irreversible impacto medioambiental que causará la explotación de los controvertidos recursos fósiles no convencionales. Una triste herencia para las futuras generaciones de argentinos.
A pesar del proceso de expropiación iniciado, la única salida a la encrucijada energética argentina es reducir de forma drástica el consumo energético en recursos fósiles y diversificar la actual matriz energética, de lo contrario aparecerán viejos fantasmas de un pasado muy reciente.
¿Qué opina usted de la expropiación de YPF? ¿Permitirá esta medida a Argentina alcanzar la autosuficiencia en hidrocarburos?
Doctor en Ingeniería Eléctrica por la Universidad Carlos III de Madrid, Máster en Energías Renovables por la Universidad Europea de Madrid-Iberdrola, Ingeniero Eléctrico, especializado en Sistemas y Redes Eléctricas por el Instituto Politécnico de Bielorrusia. Fue Director del Máster Oficial en Energías Renovables, Universidad Europea de Madrid. Es Consultor Internacional, Especialista en Energías Renovables y Eficiencia Energética.
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