Como líderes y administradores de riesgos laborales en la gestión de seguridad y salud en nuestras organizaciones, debemos preguntarnos cuándo fue la última vez que logramos una mejora en nuestra gestión que esté alineada a la innovación o tecnología.
El ciclo de la mejora continua de William Edwards Deming siempre ha sido un pilar fundamental en la gestión de la seguridad y salud en el trabajo, ya que nos invita a seguir mejorando. Sin embargo, por mucho tiempo hemos empleado ese ciclo para lograr cambios que generan un impacto muchas veces lento y poco tangible. Si bien el cambio constante también es sugerido por normas internacionales como las ISO u Ohsas, pocas veces generamos grandes impactos basados en ello.
El reciente estudio de mercado de Mckinsey detalla que, a raíz de la crisis durante la pandemia, los consumidores se han movido de manera drástica hacia los canales en línea y las empresas e industrias han respondido a este cambio. Los resultados de la encuesta confirman el rápido cambio hacia la interacción con los clientes mediante canales digitales. También demuestran que las tasas de adopción están años por delante de lo que eran cuando se realizaron encuestas anteriores e, incluso, más en países desarrollados de Asia que en otras regiones.
El mismo estudio revela que el progreso de cada país en la interacción con los clientes mediante canales digitales es proporcional a tres años en promedio. En línea con este cambio es importante revisar la gestión de seguridad y cómo nos hemos adaptado bajo una normativa legal que no ha cambiado respecto a las fiscalizaciones y que nos solicita mantener registros físicos y firmados, así como archivos con una cantidad definida de años para mantenerlos a buen recaudo.
El escenario actual nos motiva a cuestionar la manera en que gestionamos nuestros procesos internos para volverlos más ágiles. Hay que plantearnos si todavía mantenemos archivos de Excel o si ya hemos migrado a un tablero de control (dashboard) que nos permita disponer de información en tiempo real para la toma de decisiones, sin importar dónde nos encontremos, gracias al soporte en la nube. También debemos asegurarnos de contar con herramientas que nos permitan inspeccionar tableros e interconectarlos con las áreas de mantenimiento, logística, operaciones y permitan evitar accidentes en tiempo real.
Cuando una empresa está transformando sus procesos para construir una nueva cultura, un error común es reprimir la innovación con métricas. Peter Druker considera que “la cultura se come a la estrategia en el desayuno”. El cambio requiere de mucha creatividad y escucha constante por parte de cada miembro de los equipos. Es clave fomentar esta pasión por cambiar hacia lo ágil y versátil, a fin de tener tiempo para crear, en vez de repetir tareas repetitivas desgastantes y que retrasan a los equipos.
Cuando pensamos en avance tecnológico ello no significa que mañana tendremos a un robot realizando nuestras labores. Debemos ser conscientes del punto donde nos encontramos y cuánto hemos avanzado en lograr gestiones más ágiles, con un enfoque hacia la construcción de un cambio de cultura organizacional que permita seguir innovando. Cuando el cambio de mentalidad o la forma de hacer las cosas no cambia, bajo la justificación de que “siempre lo hemos hecho así” y sin sustento de cómo llegamos a ese punto, hay que replantear el sentido de nuestra gestión.
Por último, es necesario investigar las herramientas digitales que nos ayuden a gestionar de una manera más versátil, no solo a nivel operativo, sino también en la toma de decisiones. Existen muchas páginas en la web que pueden ser de gran utilidad y reducir horas hombre invertidas en gestiones ágiles.
La transformación de los procesos internos de las empresas requiere de mucha creatividad y escucha constante por parte de cada miembro de los equipos de trabajo.
Fiorella Oscanoa Ramos
Jefe corporativo de Seguridad en PROSEGUR. Graduada del MBA de ESAN con mención en Dirección General.