Las metodologías ágiles son cada vez más usadas en proyectos con productos mínimos viables, para posicionarlos en el mercado y lograr un retorno del mayor valor posible en las primeras iteraciones, con una mayor participación de los stakeholders. El objetivo es obtener resultados con mayor rapidez, como parte de la administración de proyectos en general.

Las empresas han incorporado mejores prácticas en la gestión de proyectos para volverse más rentables y aumentar su valor, de modo que cada inversión sea más segura. La séptima edición de la guía PMBOK añadió principios, dominios y valores que complementaron a lo planteado en su sexta edición, que ya permitía mejorar la gestión de los procesos y las áreas de conocimiento. Ahora, los gerentes de proyectos tienen mayor flexibilidad y adaptabilidad para adecuar su administración al entorno.

Tecnología imprescindible

En los últimos años, se usa cada vez más tecnología para gestionar proyectos. Por ejemplo, durante la pandemia, presenciamos el auge de herramientas para el trabajo colaborativo como Trello, además de otras que ya eran más demandadas, como Microsoft Project. Este cambio vino de la mano con la incorporación de mejores prácticas empresariales para mantener la productividad mediante el trabajo remoto.

Hoy es imprescindible contar con un buen sistema para la administración de proyectos, basado en el planteamiento, la organización, la información y la gestión del conocimiento. En ese sentido, se ha registrado el uso cada vez más intensivo de software para la gestión de proyectos, como Primavera o @RISK, así como de otras tecnologías que integran la cuarta revolución industrial, como la realidad aumentada (RA) y virtual (RV), los drones, la robótica y la inteligencia artificial (IA).

Metodologías más populares

Entre las metodologías ágiles más usadas podemos destacar a Scrum, un marco de trabajo para el desarrollo ágil de software, que comprende la definición de proyecto y las funcionalidades que se necesita trabajar. Luego permite definir las iteraciones y facilitar en cada una la participación de los stakeholders, con resultados que pueden probarse, validarse y corregirse para que la siguiente iteración sea más efectiva. Esta metodología requiere de equipos de trabajo multidisciplinarios, enfocados en lograr resultados.

Además de Scrum, existen otras metodologías en el mercado que fortalecen el desarrollo de proyectos. Por ejemplo, existen técnicas de innovación de procesos, productos y servicios, como el design thinking. También tenemos la programación extrema, enfocada en el desarrollo de software, y Canvas, que permite controlar el proyecto mediante el trabajo con funcionalidades, planificando cuáles están en proceso y cuáles fueron ejecutadas, con un control visual.

Un estándar de trabajo

Para uniformizar la aplicación de metodologías ágiles, hace falta desarrollar una cultura de proyectos en el interior de las empresas. Ello puede lograrse mediante la capacitación de los equipos de trabajo en técnicas de métodos ágiles y bajo el criterio de aplicar marcos de referencia predictivos o ágiles.

Otro requisito es que cada empresa tome Scrum u otro método ágil como un estándar y elabore un portafolio de proyectos, producto de su plan estratégico, en el que incorpore proyectos de innovación. Así se logrará completar en solo semanas ciertos proyectos que antes tomaban meses, lo cual acelerará la generación de valor e ingresos.

Tendencias en la gestión de proyectos

La gestión de proyectos avanza a buen ritmo. El gerente de proyectos podrá adaptar las metodologías ágiles con una flexibilidad cada vez mayor en diferentes proyectos de determinada magnitud o complejidad, gracias a los marcos de referencia ya mencionados. Así, tendrá cada vez más flexibilidad y adaptabilidad para definir cuál será la mejor práctica.

Otras tendencias del futuro son la combinación de dos marcos de referencia y la evolución de tecnologías, como la robótica, la IA, la analítica de datos, la RV y la RA. Los sistemas de administración de proyectos se optimizarán y se consolidarán buenas prácticas con una oficina y un portafolio de proyectos en el interior de cada empresa, además de incorporarse más habilidades blandas al perfil de los profesionales que integran los equipos de trabajo.

En conclusión, la agilidad es una filosofía de trabajo y una práctica empresarial que debe consolidarse en la cultura interna en los próximos años. Para ello, es necesario estandarizarla y asegurarnos de que se vuelva una manera básica de trabajar. En ese marco, se consideran los métodos ágiles para proyecto, que se consolidarán en los próximos años. ¿Qué metodología empleas? Cuéntanos tu experiencia.

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