La pandemia COVID-19 ha generado diversos conflictos empresariales, entre ellos, la reducción de la demanda y, por ende, la ruptura en la cadena de pagos. Frente a este panorama, las compañías se ven en la necesidad de reordenar sus procedimientos y finanzas para reprogramar las obligaciones contraídas y permanecer viables en el mercado.
Una manera de asegurar su funcionamiento consiste en aplicar un plan de reestructuración, es decir, un conjunto de acciones de rediseño para solventar los problemas encontrados en el desempeño de la empresa, bien sea a nivel administrativo, económico o de operatividad. Esto permitirá fortalecer la estructura de la organización y mejorar su rentabilidad.
Los planes de reestructuración financiera son posibles gracias al apoyo gubernamental y a la flexibilidad de las regulaciones administrativas de los países. A través de los mecanismos concursales se permiten acuerdos beneficiosos entre acreedores y deudores.
En el Perú están regidos los concursos por la Ley General del Sistema Concursal, que tiene por fin generar un ambiente idóneo para las negociaciones de empresas que se han sometido a concurso. Al ser parte de un procedimiento concursal, una compañía puede llegar a un acuerdo de reestructuración o, en el caso contrario, salir de forma ordenada del mercado, bajo reducidos costos de transacción.
El proceso de concurso se divide en dos clases: el concursal preventivo y el concursal ordinario. El primero de ellos se hace a solicitud del propio deudor, mientras el segundo conlleva a una declaración de insolvencia por parte de las instituciones competentes.
Si una empresa se somete a concurso para llegar a un acuerdo de refinanciación, a través de la Ley Concursal peruana, debe contar con todos los documentos y planes que avalen sus acciones futuras. Un plan de reestructuración contempla la situación real de la organización (un análisis profundo), sus posibilidades de pago (liquidez y rentabilidad) y un calendario de pago que la compañía ha de cumplir.
Se hace importante destacar que el análisis interno debe realizarse en todos los aspectos: finanzas, rentabilidad, oportunidades de crecimiento, estructura organizacional y operativa. De igual manera, se debe tomar en cuenta el contexto y las necesidades financieras para ofrecer calendarios de pago sólidos y con garantías.
Por otro lado, es de suma importancia contar con la asesoría de un experto que pueda determinar profesionalmente las necesidades de la compañía y llevar a cabo, junto a los líderes, un análisis FODA para conocer fortalezas y debilidades en el contexto de la crisis. Este conocimiento permitirá una negociación exitosa.
Mediante la implementación de este plan la empresa podrá lograr sus objetivos financieros, optimizar sus procesos y renovar su desempeño. Se hace importante contar con un plan de reestructuración, se lleve a concurso o no, para mejorar las operaciones comerciales e iniciar una transformación económica positiva.
Fuentes:
Fernando Redondo. "El acuerdo global de refinanciación en la Ley Concursal peruana"
Nostrumcorp. "5 pasos para un buen plan de reestructuración financiera"
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